Viernes 21 de febrero de 2020

División y pérdida.

Buenas tardes cariño mío, hoy volviendo del gimnasio, andando y solo, como viene siendo habitual, volvía a tener una de esas conversaciones imaginarias que mantengo con gente que me pregunta como estoy, como lo llevo, gente que al fin y al cabo no se creen lo que les cuento, por lo que me cuesta responder con sinceridad y respondo lo que quieren oír, sin mas detalles ni complicaciones. Pero hoy ese conversador imaginario me prestaba oídos en vez de rebatir mis argumentos.

En esa larga y ficticia conversación, mi percepción se ha vuelto a expandir y he vislumbrado, cómo cada persona somos claramente dos y no un solo ser, somos una persona privada y otra pública; la privada la que cuida de sus necesidades, la que piensa solo en sí mismo, la que hace lo que hace en beneficio propio, la que libera tiempo para usarlo como y con quién quiera, la que toma decisiones y actúa por y para sí mismo. Además está esa otra parte o esa otra mitad, la que hace las cosas pensando en los demás, no necesariamente en beneficio de los demás, pero si dándoles un valor e incluyéndolos en la ecuación de la toma de decisiones y acciones, como padre, como amigo, como compañero o simplemente como desconocido frente a terceros.

Llamativo que salga algo así en una conversación simulada, pero se ve que conmigo puedo hablar y oír a la vez, entender y disentir en el mismo momento o tomar parte y apoyar cualquier razonamiento, asumiendo mi punto de vista y el simulado punto de vista del oyente, seguramente me esté volviendo un poco «loco», pero puede que tan solo sea un mal menor de la soledad, o, como no, una herramienta para combatirla, sabio cerebro que no sé a quién debe fidelidad.

En definitiva este razonamiento apareció cuando explicaba que una mitad de mi ser desapareció contigo. El pasado 10 de agosto la muerte te llevó a ti y me arrancó y arrastró fuera de mí, para siempre, mi ser «privado», porque ya no puedo hacer nada por o para mi, ya todo esta encauzado y orientado al exterior, como padre, como amigo, como compañero o simplemente como transeúnte civilizado.

Ahora comprendo un poco mejor esta desazón continúa que me atenaza cada segundo de cada día, esa falta doble que es tu ausencia y la desaparición de esa parte íntima de mí.

O quizás no, quizás solo sea otra vez mi mente buscando explicaciones a lo que no las tiene, no lo sé, pero, como siempre, contigo puedo hablar de todo y contarte mis neuras, porque tu nunca me juzgaste y ya nunca tendrás la oportunidad de hacerlo, porque hablar contigo consigue acallar mi consciencia y mantenerte viva, porque hablar contigo posiblemente sea lo único de ese parte perdida que aún conservo, incluso sepultada bajo el dolor y esta no existencia. Y esto amor mío, esto sí es importante para mi.

TE AMO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.

44 Visitas totales
29 Visitantes únicos
Total Page Visits: 457 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *