Viernes 15 de julio de 2022

Hola mi bella princesita, se inicia un nuevo fin de semana, a diferencia de decenas de fines de semana anteriores, cargado de actividades, una promesa de buen talante, de agradable compañía, de ratos divertidos, una promesa de sentir algo de felicidad, de vivir como lo hacíamos antes tú y yo, en compañía, disfrutando de otras personas, compartiendo momentos vitales.

No está exenta de dolor esta perspectiva de diversión, siento como esa diversión, ese placer de la compañía es un fruto prohibido para mí, me cuesta aceptarlo sin reservas, como algo natural, como el resultado de la vida, sobre mi planea el vértigo de tu ausencia, la sensación de culpa.

Sigo tranquilo y sereno, se consolida como mi nuevo estado natural, estoy cómodo en mi nuevo papel.

La paz que trae la aceptación de lo inevitable me ha cambiado por completo, me he atrevido incluso a dar consejos al respecto, casi me siento vivo.

Algunas cosas han sufrido un metamorfosis profunda y radical, lo que ha propiciado otros cambios, no se si mi cambio de estado ha propiciado el acercamiento a otras personas y potenciado mi rehabilitación o si ha sido el intento de acercarme a otras personas lo que me ha cambiado a mi, pero es cierto que a principio de año, cuando me otorgué permiso para dejar que la vida fluyera, todo empezó a cambiar a mi alrededor; a veces me siento como la persona que era contigo, me sorprendo con una frecuencia inusitada sonriendo y teniendo momentos de felicidad, todo ello en el marco de tu ausencia, incluso teniendo días de especial flaqueza donde las lagrimas siguen anegando mis ojos.

Aun no se si estoy preparado para renacer, no se si seré aceptado tras ese renacimiento, me da mucho miedo ser repudiado como renacido, como siempre, alguna incertidumbre acompaña mis pasos, no hay blancos y negros exclusivamente y mi pensamiento y emociones se difuminan en una infinita paleta de colores, turbándome y desorientándome.

Seguiré andando este nuevo camino, un viaje que logra poner una dirección en el GPS, una dirección que aun no soy capaz de nombrar, pero un objetivo, al fin y al cabo, un destino que perseguir y quizás alcanzar.

Me gustaría estar contigo, contarte todo lo que siento, contar con tu comprensión y aprobación, saber que este camino es el correcto, que no desembocará en otra hecatombe, tu solo querrías lo mejor para mí, pero eso no es suficiente apoyo para eliminar la tortuosidad de mis pensamientos, para reescribir los profundos códigos que han trazado mi deriva estos casi tres años.

Te echo tanto de menos.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

46 Visitas totales
32 Visitantes únicos
Total Page Visits: 276 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *