4 de abril de 2020

El dolor es infinito y la desesperación también.

Hola amor mío, es tan difícil continuar sin ti, siempre te digo lo mismo, pues no experimento cambio alguno que me lleve a pensar o sentir otra cosa.

Hoy, mientras recogía, he vuelto a ver los estuches de tus tres gafas, esas gafas con las que siempre apareces en las fotografías, esas gafas con las que siempre estabas tan hermosa, esas gafas que ya no hallaran nunca más tus bellos y luminosos ojos tras ellas.

Hoy vuelvo a sentir un dolor infinito, un dolor que jamás acaba ni remite, siempre al acecho, escondido tras cualquier objeto cotidiano, tras una canción, un olor, una prenda o cualquier rincón de casa, un dolor omnipresente que me arrebata el ánimo una y otra vez. Han pasado ya más de ocho meses y tu ausencia es tan inconmensurable como el primer día.

Hay veces que miro tus fotografías y siento un momento de alegría, pero inmediatamente es superpuesta por la pena y la aflicción, las bonitas fotografías son sustituidas por dolorosos momentos en lo s que sufrías tu enfermedad o pensamientos que me traen, al momento, el dolor que debiste sufrir y la resignación y entereza con lo que lo viviste, hubiese preferido que te quejases más, que perdieses la paciencia, que me gritases, que me pegases, que llorases igual que hacia yo a escondidas, deberías haberme contado todo, no reservarte nada, pero no lo hiciste, nunca en mi presencia. jamás te desmoronaste ni hablaste de morir, ni una sola vez. ¿Cómo pudiste ser tan increíblemente fuerte? por ti, por mí, por nuestros hijos. ¿Cómo puede alguien ser tan fuerte, tan consciente, tan admirable?

Así fuiste tú, hermosa desde el principio hasta el fin. un ser especial, una mujer excepcional, la compañera ideal. Nunca estuve a tu altura y jamás lo haré.

Lo siento amor mío.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 7 de marzo de 2020

Comprensión, asunción y aceptación.

Hola amor mío, llevo dos días totalmente agotado, desesperado, abatido y sumido en la peor crisis que he pasado nunca. Dos días en los que la única razón para vivir eran tus hijos, dos días en los que la muerte rondaba continuamente mi cabeza y mi ánimo. Dos días interminables como lo son todos desde tu partida, pero al final dos días de reflexión, tumbado en nuestra cama, en la oscuridad de nuestra habitación.

Han pasado ya 7 meses desde tu fallecimiento, 7 meses infernales. He intentado mantenerme activo, realizando todo tipo de actividades desde que me levanto hasta que caigo rendido por la noche, sin descanso, sin tregua, para llegar agotado físicamente y poder dormir algunas horas, únicamente para poder afrontar el día por venir. Así todos los días de lunes a domingo, mes a mes. Pero el agotamiento ya no solo llega al final del día, ya me siento agostado cada minuto que estoy despierto, me encuentro consumido y aunque no me falta energía para continuar, cada vez me cuesta más trabajo realizar cualquier tarea, me voy ralentizando, disminuye mi velocidad y mis reflejos, a la par que sigue disminuyendo mi motivación para afrontar cada día

La soledad me acosa y gana terreno, necesito compañía, pero no la tolero, deseo pedir ayuda, pero soy incapaz de hacerlo. Vivo en una eterna dicotomía, continuamente en la incoherencia, haciendo una y otra vez lo contrario de lo que deseo o necesito.

Falta una semana para tu cumpleaños y llevo ya muchos días con miedo a esa fecha, no se como podré afrontarla, no veo como terminaré el día.

Creo que he llegado a una encrucijada y he de tomar al fin una decisión, solo hay dos opciones

  • Sucumbir y acabar con todo o
  • Continuar, cambiar a pesar de todo, obligarme a retomar una vida que ni quiero ni me apetece, con todas las consecuencias que ello implica, recuperar a la fuerza las ganas de vivir o lo más parecido que se pueda alcanzar, intentar pasar página, de cara al exterior porque de otra forma es imposible, pero sí de comportamiento aunque no de pensamiento, afrontando cada día como si una persona completa fuese, como si la vida fuese un regalo, un don, algo deseable, volver a ponerme una máscara y vivir.

He de tomar una decisión y me faltan las fuerzas para hacerlo, pero aún así debo hacerlo, con o sin fuerzas, con o sin ganas, incluso quitándome de la ecuación.

Tengo claro lo que tú habrías hecho, pero tú eras fuerte, muy fuerte para un cuerpo tan pequeño y delicado. Yo, en cambio, siempre he sido el débil, siempre he necesitado tu apoyo y ahora he de asumir toda esta responsabilidad solo, en todos los sentidos y con todas sus consecuencias.

Hoy amor mío, hoy te ofrezco el único regalo de cumpleaños que estoy seguro que te gustaría recibir, hoy amor mío, he tomado la decisión de continuar, de buscar un refugio en el que poder sacar mi dolor en soledad, retomaré nuestra vida, donde la dejamos, en enero de 2019, antes del diagnóstico de tu enfermedad, donde la vida era plena y la felicidad era nuestro día a día, te prometo que lucharé por este nuevo objetivo con todo lo que me queda. Por ti, por mí, por nuestros hijos.

Hoy amor mío, sufriré el tercer cambio en dos años, cogeré este cuerpo vacío y lo llenaré de cotidianeidad, de cosas simples y sencillas, intentaré vivir, disfrutar de la familia y amigos, me incorporaré poco a poco al cauce de la existencia y te amaré y recordaré por encima de todas las cosas, pero lucharé contra el deseo de unirme a ti.

Hoy amor mío, me comportaré como lo harías tú, situando en el horizonte el bienestar de tu familia.

Hoy por fin amor mío, comprendo y acepto que la vida continúa a pesar de tu marcha y que debo ser fuerte y afrontar todo lo que el destino depare, aunque deba invertir todas mis fuerzas en ello, aunque tú, la que diste sentido a mi vida, ya no estés.

TE QUIERO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.

Viernes 21 de febrero de 2020

División y pérdida.

Buenas tardes cariño mío, hoy volviendo del gimnasio, andando y solo, como viene siendo habitual, volvía a tener una de esas conversaciones imaginarias que mantengo con gente que me pregunta como estoy, como lo llevo, gente que al fin y al cabo no se creen lo que les cuento, por lo que me cuesta responder con sinceridad y respondo lo que quieren oír, sin mas detalles ni complicaciones. Pero hoy ese conversador imaginario me prestaba oídos en vez de rebatir mis argumentos.

En esa larga y ficticia conversación, mi percepción se ha vuelto a expandir y he vislumbrado, cómo cada persona somos claramente dos y no un solo ser, somos una persona privada y otra pública; la privada la que cuida de sus necesidades, la que piensa solo en sí mismo, la que hace lo que hace en beneficio propio, la que libera tiempo para usarlo como y con quién quiera, la que toma decisiones y actúa por y para sí mismo. Además está esa otra parte o esa otra mitad, la que hace las cosas pensando en los demás, no necesariamente en beneficio de los demás, pero si dándoles un valor e incluyéndolos en la ecuación de la toma de decisiones y acciones, como padre, como amigo, como compañero o simplemente como desconocido frente a terceros.

Llamativo que salga algo así en una conversación simulada, pero se ve que conmigo puedo hablar y oír a la vez, entender y disentir en el mismo momento o tomar parte y apoyar cualquier razonamiento, asumiendo mi punto de vista y el simulado punto de vista del oyente, seguramente me esté volviendo un poco «loco», pero puede que tan solo sea un mal menor de la soledad, o, como no, una herramienta para combatirla, sabio cerebro que no sé a quién debe fidelidad.

En definitiva este razonamiento apareció cuando explicaba que una mitad de mi ser desapareció contigo. El pasado 10 de agosto la muerte te llevó a ti y me arrancó y arrastró fuera de mí, para siempre, mi ser «privado», porque ya no puedo hacer nada por o para mi, ya todo esta encauzado y orientado al exterior, como padre, como amigo, como compañero o simplemente como transeúnte civilizado.

Ahora comprendo un poco mejor esta desazón continúa que me atenaza cada segundo de cada día, esa falta doble que es tu ausencia y la desaparición de esa parte íntima de mí.

O quizás no, quizás solo sea otra vez mi mente buscando explicaciones a lo que no las tiene, no lo sé, pero, como siempre, contigo puedo hablar de todo y contarte mis neuras, porque tu nunca me juzgaste y ya nunca tendrás la oportunidad de hacerlo, porque hablar contigo consigue acallar mi consciencia y mantenerte viva, porque hablar contigo posiblemente sea lo único de ese parte perdida que aún conservo, incluso sepultada bajo el dolor y esta no existencia. Y esto amor mío, esto sí es importante para mi.

TE AMO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.

Domingo 9 de febrero de 2020

Buenos días preciosa, hoy tenia previsto dedicar toda la mañana a realizar parte del trabajo administrativo que tengo pendiente.

He preparado ya la comida, me preparaba ya para abrir mis programas, pero creo que debo escribirte algo, bueno tampoco es eso, no es que lo crea es que lo siento como una necesidad, así que dejo a un alado mi agenda y empiezo a dedicar mi tiempo a tu recuerdo, tiempo que debería dedicarte a ti, si aun estuvieses a mi lado.

Los domingos por la mañana siempre eran momentos de ajetreo, un buen desayuno juntos, un desayuno que yo te preparaba mientras tú ponías alguna lavadora o ibas anticipando lo que vendría después, las mañanas del domingo eran mañanas de limpieza, de hacer lo que no habíamos hecho entre semana, de organización de las habitaciones, de limpieza de cochera y trastero, de impartir instrucciones a los niños para que colaborasen.

A veces íbamos incluso al gimnasio o salíamos a pasear, nada mas desayunar, otras veces directamente nos metíamos en faena hasta la hora de la comida.

La hora de preparar la comida los domingos, para mi, era algo maravilloso, ponernos juntos a preparar el arroz, yo el sofrito y tu manipulando la carne (yo no era capaz de tocar carne cruda ojalá yo hubiese sido como ahora, cuando tu estabas) pero mientras lo hacíamos nos acompañábamos de una cerveza sin alcohol o una copita de vino dulce, que tanto te gustaba, aderezado con unas patatas fritas, todo esto te lo servia e incluso te lo daba yo, pues tu tenias siempre las manos en el fregadero, yo te acercaba las patatas o la cerveza a tus labios y siempre te hacia alguna gracia, ya que no podías defenderte, pero no te molestabas, te la esperabas y formaba parte del cortejo.

Bonitos domingos, tú y yo, solos en la cocina, mientras tus hijos se entretenían en sus habitaciones, preparando la comida, disfrutando de nuestra compañía, con la tele o la radio de fondo, nuestra banda sonora dominical.

Luego sentarnos todos alrededor de la mesa, solo 15 o 20 minutos, pues tus hijos se levantaban rápido tras la comida y de vuelta a sus habitaciones (aun lo hacen), pero a nosotros nos venia bien, terminábamos de comer tranquilos, recogíamos un poco la cocina y rapidito al salón a compartir sofá, los dos sentados en el mismo, cada uno en una esquina y las piernas enlazadas y encima del otro, en continuo y profundo contacto.

Que maravilla sentir tu calor y tu contacto, que placer acariciar tus pequeños pies y tu los míos, que sensación de felicidad que el sueño nos invadiera poco a poco mientras intentábamos ver alguna serie o algún programa de la tele, que sensación mas agradable y placentera sumergirse en el sueño siempre de la mano de la persona amada.

Supongo que por que me falta todo esto son tan duros los domingos, el día que nos dedicábamos en exclusiva el uno al otro, el día en que las 24 horas eran absolutamente nuestras, uno de los pocos días que nos dejábamos arrastrar por la pereza y nos permitíamos «malgastar» nuestro tiempo.

Lo echo tanto de menos, te echo tanto en falta, es tan difícil llenar este día, cuando lo que hay que sustituir es tan sumamente valioso, tan hermoso y especial, cuando lo perdido era la esencia concentrada de la felicidad!!

Amor mío, que insípido es todo si ti, todos los días son grises, todas las conversaciones son fútiles, toda compañía es insuficiente, todo abrazo es algo tibio y desvaído.

Absolutamente todo es incomparable a tu existencia, todo es irrelevante frente a tu perdida, nada es capaz de fijar mi atención demasiado tiempo.

Un domingo más sin ti, un día mas en el paraíso te habría dicho, la frase que ponía sentimientos a los días de los que podríamos haber prescindido sin perder nada.

Eso es hoy para mí, un día mas en el paraíso, la víspera de miles de días iguales a éste,.

Perdóname de nuevo amor mio, siempre acabo hablando de mi, de lo que queda tras tu partida. mañana habrán pasado seis meses desde que te fuiste, pero antes de eso tuvimos 30 años de felicidad, con muchas peleas, con muchos días sin hablarnos, sin tocarnos, sin mirarnos siquiera, pero tras la tormenta siempre acababa saliendo el sol, el amor siempre encontraba la forma de imponerse, de abrirse camino y salir victorioso una y otra vez. Tras la pelea, llegaba el reencuentro, un momento maravilloso en el que se concentraba la recuperación del tiempo perdido, en el que se intensificaba todo, donde se reforzaba una vez mas nuestra relación.

30 años, en los que cada día nuestra unión era mayor que el día anterior, donde nuestra complicidad y conocimiento del otro aumentaba con cada minuto que pasábamos juntos.

30 años de amistad, de compañerismo, de comprensión, de acompañamiento, de pasión, alegría, felicidad, AMOR, 30 años que son muy pocos, pero aun así preciosos, cargados de un sentimiento sincero y profundo.

30 años, donde nunca hubo espacio, para el hastío, la decepción, el desencanto, la desconfianza o la falta de pasión.

30 años que esperaban casi duplicarse; ansiaba tanto conocer a esa abuelita cariñosa y arrugadita, de manos pequeñas y suaves y precioso pelo rubio, porque sé que lo mantendrías mucho tiempo, pues a tus 50 aun no había una sola cana en tu cabello y su vigor era mas que patente.

Había tantas expectativas!!, ver como tus hijos (siempre digo tus aun siéndolo también míos) crecen, maduran, escogen sus estudios, seleccionan sus parejas, se gradúan, se formalizan sus relaciones. Sufrir el momento de su independencia, pero disfrutando del momento que todo joven ansía, esperando a su vez sus visitas y sus llamadas. Conocer a sus esposas/marido, disfrutar de comidas familiares. Haber recibido las noticias de embarazos y presenciado la llegada a este mundo de nueva sangre familiar, verlos crecerá, ayudarles en tan difícil tarea, haber renegado de ellos pro engancharnos a los nenes para irse de fiesta. Teníamos tantas ganas de pasear a esos pequeños pilluelos, de contarles batallitas, de abrazarlos mientras se dormían en casa mientras les contábamos historias o cuentos.

Mientras pienso y escribo todo lo que te vas a perder, me siento muy triste y a la vez alegre, pues seguro que ocurrirá igualmente, aunque tu no estés, aunque tu no lo disfrutes ni lo sufras, porque yo lo haré por los dos y te recordaré mientras vaya sucediendo y te lo iré contando, aunque no me oigas, aunque no lo sientas, porque yo lo oiré y sentiré por ti, porque yo seré tú mientras mi cabeza me lo permita, porque tu eres yo y vives en mi, para siempre, porque poco importa tanto sufrimiento si tan solo es el precio por mantenerte a mi lado. Tu lo presenciarás todo a través de mis ojos y lo sentirás todo a través de mi cuerpo y juntos, una vez mas, disfrutaremos de todo lo bueno que venga.

Amor mío, está claro que todo se puede soportar, que todo se puede sobrellevar, que el ser humano es auto resistente, busca explicaciones y fórmulas para aguantar lo que venga, se miente o se justifica, pero al final consigue que la vida persista por encima de todo, llámalo responsabilidad, obligación, respeto o la vida es así, pero la vida se auto-preserva, incluso creando los medios necesarios para conseguirlo.

Tengo que dejarte, ya no estoy solo y no puedo continuar.

Te quiero tanto mi princesa, mi niña, mi amor.

Jueves 30 de enero de 2020

16.00 h Tiempo

Hola preciosa mía, son tan largos los días sin ti, son tan solitarias las noches sin tu presencia al lado, es tan fría nuestra habitación faltando tú.

Qué triste es cada amanecer y que poca ilusión genera cada nuevo día.

Una vida sin ti es posible, pero ¿se le puede llamar vida a vivir sin esperar nada de cada fecha que marca el calendario? ¿se puede llamar vivir a dejarte mecer por la vida, a permitir que la marea que nos rodea me empuje hacia un lado u otro, como un alga en una tempestad?, lo dudo mucho y sin embargo mi vida sigue sin ti.

Pronto será tu cumpleaños, anoche mientras intentaba dormir, pensaba que haré ese día, pensé hacer muchas cosas y también pensé que seguramente no las recordaría llegado el momento, quiero escribírtelas, porque no sé si podré mantenerlo, aunque el espíritu de hacerlo esté ahí, no siempre aflora en el momento adecuado, actúo a voluntad de esta mente decadente y mermada.

He pensado ir a verte a tu último destino, llevarme una silla y mi cuaderno, armado con la pluma y una caja de pañuelos completa y estar alguna hora contigo al pie de tu monumento, escribirte, si es posible, cosas bonitas y amables y si no salen, expresarte una vez más mi amargo sentir.

¡¡Deseo tanto escribir lo bonito que hubo en nuestra vida!!, pero aún no me sale, lo intento y siempre la pena embarga mi ánimo y dicta mis líneas, otra frustración que añadir a esa larga lista de deseos incumplidos o inconclusos, quizás deba transcurrir aún más tiempo.

Tiempo la única medida que escapa a nuestro control, que sabemos que es lo más importante en nuestras existencias y aun así no sabemos usarlo, organizarlo o rentabilizarlo. Aquí me tienes a mí, con horas de trabajo pendientes, pero priorizando tu contacto, tu presencia, el dolor que a tu recuerdo llama y a mi lado te trae, que a la vez desuella y consuela. Tiempo, cuando eres consciente de que es finito, de que es valioso, de que es prioritario es cuando se te escapa. Tiempo, cuando notas su paso o te acuerdas de él es mala señal, lo sientes cuando detectas que se agota, que eres capaz de cuantificar lo que te queda, cuando se presenta como el tiempo de las lamentaciones, de acuciar las decisiones aplazadas, de los “tendría que…”.

Que paradójico es todo, que sutil e inconsciente es la existencia, se supone que es la esencia del ser humano, la conciencia de uno mismo y sin embargo de nada sirve esa distinción, esa virtud, ese don, no somos conscientes de la belleza de tener a una persona maravillosa a nuestro lado, no somos conscientes de la hermosura de una vida en común, de la fatalidad y bondad que implica el paso del tiempo, no somos conscientes absolutamente de nada, consiguiendo así, que la inercia de una sociedad individualista y consumista nos mantenga en una pseudoexistencia que nos sacia y satisface, obviando todo lo importante que hay en nuestras vidas, lo que llamamos instinto, aquello que hace perdurar las especies, lo que nos incita a agruparnos, a buscar pareja, a crear familias. La convivencia en armonía es lo más hermoso que existe, eso y no tener la TV más grande, ni tener el más moderno iPhone, ni el más potente y novedoso coche, ni la más lujosa y mejor equipada casa.

No, todo es mucho más simple, asequible y accesible, pero no somos conscientes de ello, hasta que la vida se nos empieza a escapar, cuando el reloj de arena se va vaciando y es perceptible que la posibilidad del fin es real, la reacción siempre es tardía y aunque a veces nos da tiempo a corregir, ya es tarde para rehacer todo aquello que no hemos sido capaces de hacer bien en una lujosa existencia, o no tanto, pero si una malhadada existencia en la que muchas de nuestras decisiones han sido egoístas e insignificantes, donde nuestra dirección la han marcado otros y nos hemos dejado conducir, dejando en los márgenes, a nuestro paso, buenos amigos, grandes personas, buenas influencias, amores verdaderos y sinceros.

La autopista de nuestra vida esta flanqueada por esqueletos de malas decisiones, no en el sentido de equivocarse, más bien en el sentido de no haber acertado, de haber acertado una bonoloto de 3 coincidencias, cuando teníamos un boleto con 6 aciertos, pero es el precio de dejarnos arrastrar por la marea social que nos circunda, haber permitido que ofuscase nuestra percepción, hasta el punto de no ver los 6 números destacados en negrita y colores vividos y llamativos.

Te echo de menos cariño, cada segundo de mi existencia, aunque las lágrimas no fluyan caudalosas como antes, aunque el dolor ahora sea más como un golpe, en lugar de ser como una laceración abierta, como era hace semanas, ambas heridas permanecen con distinta intensidad, aflorando en distintos momentos, pero constantes en mi día a día.

Ya voy conviviendo con tu ausencia, tus fotografías me recriminan mi recuperación, aunque solo sea un espejismo, aunque no son tus fotografías, soy yo, que como de costumbre voy tarde, sigo perdiendo el tiempo, aunque dotado de consciencia sigo incapacitado para gestionar mi tiempo. Me gustaría tanto disponer de unos días para nosotros. No sé cuándo lo conseguiré, pero estos minutos que consigo arrancar de vez en cuando, me ayudan a mantenerte a mi lado, me descarnan de nuevo para que la herida no cierre, no sane, no deje de emitir balizas para tenerte localizada. Aun así, es poco el tiempo que te dedico y no sé cuánto tiempo podré mantener viva esta comunión a través de las palabras, dibujando mis pensamientos y emociones. Revivirlos al plasmarlos aquí, me ayuda a entenderme, me empuja a seguir queriéndote como lo hice en vida.

Quizás, ese maldito tiempo y esta maldita consciencia, me permitan en poco tiempo empezar a escribir lo que realmente deseo y no lo que necesito escribir. Quizás pueda al fin alcanzar la paz y rememorar la vida contigo, la que lo fue antes de 2019. Quizás ocurra pronto, quizás…

Te amo mi niña, mi princesa, mi amor.

Martes 21 de enero de 2020

Hola amor mío, acabo de volver del gimnasio, el mismo al que fuimos durante un año casi a diario, juntos.

No sabía como iba a reaccionar al retomar una rutina que compartíamos siempre y que disfrutábamos tanto, ese momento que esperábamos a diario y que tanto bien nos hizo a los dos, que nos puso en forma y selló de alguna manera, si no lo estaba hecho ya, esa necesidad de compartir todo el máximo  tiempo posible.

He recordado, tanto con nostalgia y algo de dolor, como con una alegría suave y tierna, aquellos días, en los que tras un leve descanso después de comer, nos poníamos nuestra ropa de deporte, preparábamos la botella de agua que compartíamos y una fruta para el regreso, cogíamos algo de efectivo y una bolsa de la compra, para aprovechar y al salir hacer las compras diarias y de poco peso.

Que bonito, echarnos cada uno nuestra mochila al hombro y con frío o calor, darnos esa caminata de media hora, sin prisa pero a buen paso, ir cogidos de la mano, charlando de la mañana de cada uno, o de lo que ocurriría al día siguiente, intercambiando experiencias, o compartiendo auriculares escuchando nuestras playlist favoritas.

Que inmenso placer salir a la calle sólo a disfrutar, a compartir nuestro tiempo, a potenciar mi recuperación, a disfrutar de nuestra compañía y esa semi intimidad en medio de la calle, aprovechar para hacer ejercicio, pero sin presiones de ningún tipo, solo nos quedamos con la parte positiva, con la parte lúdica, con la parte que aportaba placer.

En la sala, te veía yendo de una maquina a otra, te estaba viendo haciendo ejercicios conmigo, quejándote del calor, del olor, de la cantidad de gente, de mi presión para que aprendieses a hacer los ejercicios, sintiéndote cerca, pensando en tu rostro sonriente.

Ha sido algo hermoso. Ahora mientras lo rememoro, el dolor vuelve y las lagrimas afloran, pero ha merecido la pena, esa pequeña comunión, de nuevo sentirte, eso es lo que me mantiene cuerdo, esas pequeñas dosis de alegría son tan gratificantes!!!.

Te quiero tanto mi niña, mi princesa, mi amor.

 

Sábado 18 de enero de 2020

Hola amor mío, casi dos meses después de dejar de escribirte públicamente, vuelvo a este lugar para escribirte una vez más. Ha sido una idea que ha surgido mientras hacía nuestra cama, mientras la vestía de limpio en soledad, una tarea que siempre hacíamos los domingos, juntos, a última hora de la tarde. Siempre te recriminaba que quedase para última hora, pues para mi era un latazo, subir para dormir y tener que pararnos a hacerla en ese momento. ¡¡¡ Desearía tanto poder recriminártelo de nuevo!!!

He bajado casi alegre, pensando en escribirte, pero en cuanto he abierto tu página me he derrumbado de nuevo, esa fotografía tan bonita, no recuerdo si hecha en las playas de Rota o de Benicassin, creo que ésta última, internándote en el agua, sola, mirando hacia el horizonte, alejándote de mi. Esta bella fotografía se ha convertido en el eterno adiós, en la recreación visual de tu marcha, en el símbolo de la pérdida irrecuperable, es tan sumamente hermosa como sumamente dolorosa. No quería hablarte de esto, quería explicarte como voy cambiando, como tu ausencia me sigue perturbando, matando poco a poco, pero va madurando, cambia su forma de presentarse, de actuar conmigo, de afectarme, no es que me afecte menos, es simplemente que me voy volviendo sereno ante el dolor, supongo que algo así te ocurrió a ti, cuando al fin supiste que era algo irrefrenable, imposible de evadir o modificar, creo que eso me ocurre, el dolor y la desesperación persisten, pero algunas veces cuando veo tus fotografías, algunas de ellas, a veces sonrío, solo unos segundos, pero soy capaz de ver mas allá del dolor y la desolación, me acerco de una forma sutil a aquella felicidad que disfrutamos tanto juntos. No dura mucho pues acto seguido viene el dolor, fuerte, intenso, rápido y afilado, pero esos segundos de triste felicidad, son preciosos, como tú lo fuiste durante tantos años.

Me cuesta mucho escribirte esto, pues como es habitual duele mucho, vivirlo hacia el exterior es mas doloroso que vivirlo por dentro, aunque después de exteriorizarlo me invade el cansancio, la apatía, y me encuentro exhausto, pero tranquilo.

Debe ser otra de las famosas «etapas del duelo», suerte que podemos poner nombre a todo.

Esta semana he tomado una decisión, que seguramente no habrías aprobado, para ti sería una injusticia y eso era algo que no tolerábamos ninguno de los dos, creo que es una decisión muy personal y egoísta, pero estas malditas circunstancias, quiero pensar, me empujan a ello, espero no equivocarme, espero que realmente me permita hacer lo que tanto tiempo llevo deseando y está siendo imposible conseguir.

Cambiarán muchas cosas, tendremos que ajustarnos todos a la nueva situación, pero espero recuperar nuestra pequeña familia, unirnos más intensa y estrechamente, espero que me ayude a reponerme y tomar fuerzas para lo que me espera, solo lo hago por liberar tiempo para poder dedicar a tus hijos, nuestros hijos, aquellos por los que siempre luchaste, sin reservas, siempre por encima de cualquier otra causa.

Hemos tenido una vida plena, hermosa, satisfactoria y feliz, a pesar de las dificultades, que no han sido pocas, a pesar de nosotros mismos, que no siempre hemos estado de acuerdo en todo, a pesar de nuestro entorno, que no siempre nos entendía, a pesar de nuestras peculiaridades, que no siempre eran bien aceptadas, a pesar de todo esto no habrá día que no lamente haber perdido algo que era tan maravilloso, haber perdido a la persona que mejor me entendía, la que más me amaba, la que siempre me esperaba con una sonrisa y un beso, la que siempre me apoyaba, me consolaba y ayudaba, la que menos me pedía y exigía, la persona que se conformaba con estar siempre en segundo plano, subordinando su existencia a su familia, la que con todo se conformaba, la que cedía siempre parte de su comida ante esos niños siempre famélicos, cuando de pizza se trataba, la persona mas desinteresada y generosa que pueda existir, pero sobre todo no dejaré de lamentar ni un solo día haberte perdido a ti, Mari Ángeles, mi loca, mi niña, mi princesa, mi amor, la más hermosa y alegre compañera de viaje que jamás podrá existir, haber perdido para siempre una consciencia tan maravillosa, un amor tan inmenso, una voluntad inagotable, una persona increíble e irrepetible.

Espero, a partir de ahora, ser capaz de poder escribir lo hermosa y maravillosa que ha sido nuestra convivencia, poder contarte como tu familia, nuestra familia se une y consolida, como avanzamos, casi tal y como lo haríamos si tu estuvieses con nosotros.

TE AMO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.

29 de noviembre de 2019

Black friday, bad year

Hola princesita, llevo días pensando que hacer con esto que se presentaba como un proyecto vital para mí, ya no lo tengo tan claro. Necesito, cada vez más, hablar contigo o contarte mis cosas, ofrecer mi versión del duelo a aquellos que les pueda servir, pero ya no sé si realmente hay utilidad alguna en ello, el dolor se aferra a mi pecho y no creo que expresarlo públicamente pueda servir de ayuda a nadie, ni tan siquiera a mi, ha cambiado mi comprensión de aquella bonita (o ridícula) idea.

Creo que volveré a mi cuaderno y quizás mas adelante encuentre fuerzas o un enfoque que sirva de algo y reanudaré mi público lamento o lo que se haya gestado.

He perdido la orientación y ya no sé si escribo para ti o para mí, si lo hago por mantenerte cerca o por provocar dolor, aunque quizás sea todo lo mismo, puede que no se pueda establecer una separación, o simplemente puede que yo esté tan confundido que nada tiene un lugar en el que acomodarse y adquirir significado.

Todos pensarán y me dirán «es pronto», pero ¿qué es pronto, cuando es suficiente, que plazo es el adecuado, cuanto ha de pasar para que haya cambios, acaso quiero cambios?.

No creo que pueda haber jamás «normalidad», por que cada acto, cada decisión, cada pensamiento esta ligado a ti, todo desemboca en ti, todo lo pienso desde tu teórico punto de vista, lo disfruto o lo siento desde tu perspectiva, he quedado anulado, subyugado y sometido eternamente a ti, y no es malo, no me importa, son cosas que te mantienen conmigo, duelen sí, pero perpetúan tu presencia, el dolor sustituye al recuerdo perdido, es un sucedáneo malo, pero eficaz.

Si solo soy esto, ¿que ayuda puedo prestar ahora mismo a nadie?, no creo que televisar en prime time el dolor de alguien sirva de nada, creo que debo trabajar más en la trastienda y si soy capaz de hacer algo verdaderamente útil o bonito entonces sacarlo a la luz, si no se produce algo interesante quedará entre tú y yo o entre mi cuaderno y yo.

Hoy por primera vez me planteo, algo que me recomendaban algunas personas, buscar ayuda externa, ayuda profesional, pero esto no hace sino aumentar mi desazón, por que, ¿quiero la ayuda de un desconocido? ¿soy capaz de contar de viva voz, lo que me atormenta y conmueve? ¿que ayuda es posible recibir para afrontar algo asÍ? ¿ quiero esa ayuda, cuando pienso que no hay ayuda posible? ¿que puede aportar un extraño, acaso va a conseguir algún milagro? ¿podrá devolverme las ganas de vivir? ¿acaso puedo desear vivir 5, 10 o 20 años sin mi niña? ¿hay alguna cura para esa necesidad de tenerla cerca?. no creo que ni tan siquiera sea capaz de plantarme solo ante alguien para una situación así, no ante un desconocido.

Aunque por otro lado, no me preocuparía por el daño que siempre pienso que causa explicar y presenciar mi situación, por que el receptor en este caso sería un simple recipiente temporal, preparado para la ocasión. Aún así dudo de mi capacidad para hacerlo e incluso de la capacidad del recipiente.

Nuestra única experiencia no sirvió de nada, no quiero volver a escuchar date tiempo, la vida es así, lo superarás poco a poco, no lo soporto en mis conocidos, no quiero imaginar cuanto puede molestar que te lo recomiende alguien que además cobra por ello.

Tengo tantas dudas sobre las posibilidades de éxito y sobre si quiero verdaderamente que ocurra, que es un asunto que solo atrae mas estrés a mi vida, justamente lo que mejor me viene ahora mismo.

Nuevas causas perdidas que se suman a tu ausencia amor mío, creo que quizás lo mejor sea recurrir a la química y estar adormecido el máximo tiempo posible, aunque tampoco puedo hacerlo, las obligaciones necesitan una mente despierta y la mía ya ni tan siquiera eso alcanza a ser.

De nuevo mas preguntas que respuestas, solo «dibujo» o esbozo mis pensamientos en estas lineas, para darle forma al leerlas o simplemente para sacarlas de la cabeza y dejar espacio a las que vendrán después.

Transcurrido todo este tiempo, ya ni siquiera me veo libre para expresar lo que me gustaría, o hacerlo de la forma que me gustaría, ahora el saber que puede ser leído, interpretado y/o malinterpretado, me cohíbe y ejerce coacción sobre mi capacidad de comunicación. No lo pensé cuando empecé esta catarsis, pero ahora recae cierta responsabilidad sobre mí, que me obliga a medir mis palabras y eso ya no es lo que deseaba, es un daño colateral que desvirtúa lo que escribo, pues a pesar de ser sincero nunca estará completo, siempre será una versión censurada.

Voy a recoger a nuestros hijos y hoy comeremos fuera, intentaré poner un poquito de alegría en este rato que comparto con ellos, aunque sea volátil, aunque sea efímera. Todo por ti, todo por ellos.

TE AMO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.

Jueves 28 de noviembre de 2019

Buenas noches amor mío, ahora mientras escribo en nuestra cama me siento mal, porque hoy me he acordado menos de ti, hoy he trabajado como nos prometimos que no volvería a hacer jamás, fue una promesa vacía, quién iba a imaginar que aquello que casi acabó conmigo sea ahora lo que me mantiene firme.

Hoy un día más sin ti, un día en el que apenas he estado contigo, en el que he pensado poco en ti, un día de mierda con final de mierda, terminar con todas mis obligaciones para qué?, para encontrar de nuevo una habitación vacía, una cama inmensa, donde yacer solo y desconsolado, el final de otro día en soledad, triste y abatido, sin esperanza y sin consuelo, otro día sin objeto ni objetivo.

Necesito escribirte para purgar mi culpa, sacar la carga que supone ir asumiendo tu partida, porque casi 4 meses depués sigo pensando que te fallé, porque sigo sintiendo y recordando lo peor que sufrimos en tus últimos días, aunque realmente todo lo sufriste tú, yo solo fui un espectador impotente y frustrado.

Te quiero tanto amor mio!!!

Miro tus fotografias y hago tus labores y duele tanto.

TE QUIERO MI NIÑA M I PRINCESA, MI AMOR.

Descansa amor mio, Quizás algún día Tambien pueda hacerlo yo

Lunes 25 de noviembre de 2019

Todo permanece, aún sin ti.

Buenas noches mi princesita, no puedo contener las lágrimas una vez empiezo a contarte mi día. Solo saludarte ya es una aguja clavada en mi cerebro.

Un dia más en el paraíso amor mío, una ironía más de la vida, un eufemismo de la presencia del infierno en la tierra.

Hoy, como todos los días desde tu marcha, he vuelto a contemplar como la vida continúa, como las personas avanzan indemnes a tu pérdida, como, incluso yo, he de continuar a ratos como si nada hubiese pasado, comportándome por momentos como si mi vida fuese normal, plena y feliz.

Es tan duro asimilar que tu ausencia no significa gran cosa, tengo que cambiar todo aquello en lo que figuraba tu nombre y sustituirte, como si una bombilla fundida fueses, algo tan cruel debería ser innecesario, deberían existir mecanismos para no hacer pasar a nadie por este trance, estoy obligado a borrarte, a eliminarte, a sustituirte. Que inhumano!!!, pero que necesario para la humanidad digital, los datos sustituyen a las personas y cuando las personas desaparecen los datos se desvanecen.

Todo permanece, todo continúa, la maquinaria no se para, 7.000 millones de seres en continuo relevo, unos se van y otros llegan, asi es la vida, así hay que aceptarla. O NO, PORQUE YO NO SOY CAPAZ DE ACEPTARLO.

TE QUIERO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.