Jueves 30 de diciembre de 2021

Ya casi ha terminado el año princesita.

Un nuevo año que se va, un año que no volverá, que ni huella ni marca deja, que ni trae ni se lleva nada mas allá del tiempo desperdiciado, un segmento de vida inútil y desechable, un tramo cual cero a la izquierda en número entero.

Hoy, a pesar de la alta temperatura, de lo luminosa que se ha presentado la tarde, parece un día perfecto para lamentarme una vez más en soledad.

Hoy, otro día propicio para pasar del parloteo del entorno, de la vacuidad de lo que me rodea, es un día para vivirlo hacia dentro, para vivirlo en mi sola compañía, para sentirlo como una penitencia que debe ser cumplida, como el castigo merecido a unos actos reprobables, simplemente para pensar en lo imposible que es vivir sin ti, pensar en ti e intentar digerir esa inmensa realidad que representa saber que no puedo volver a verte nunca más, ese inmenso daño que causa una y otra vez el mirar esas fotografía y revivir una y otra vez tu último aliento.

Sí, parece uno de esos inexplicables días luminosos y sombríos que tanto se suceden en esta eterna estación de dolor que no encuentra relevo.

No, parece que hoy no podré escribirte mucho.

Te quiero princesita!!

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