Domingo 6 de octubre de 2019

¿Cómo continuar?

«Buenos días preciosa» me encantaba decirte cada mañana, cuando abríamos los ojos al despertar.

Buenos días preciosa, hoy domingo he puesto el despertador a las 8.00h, por que esta semana apenas he hablado contigo mas allá de mi despedida nocturna diaria y antes de que se levanten los niños, tengo que estar en intimidad contigo, llorar y lamentar sin que lo presencien, sentirte de nuevo, como solo consigo hacer cuando te escribo, aunque implique despellejar mi cuerpo y dejar en carne viva mi alma, pero estos minutos de comunión me acercan tanto a ti!!!, bien merece la pena asumir todo este dolor.

Este pasado miércoles 2 de octubre hubiésemos alcanzado los 27 años casados, pero tu enfermedad nos los negó. Te llevé flores a tu última morada, blancas como escogiste en tu despedida y rojas por que mi amor por ti es encarnado y precioso, para compartir con tus restos y tu omnipresencia unos minutos de soledad, añorarte en tu compañía, desear estar contigo y no tener que vagar por este despojo de vida que queda tras tu partida. Para rendir homenaje a nuestro tiempo juntos y por que de alguna manera esos restos sin vida y ese lugar te representan como algo físico y necesito estar cerca de ti.

Ya pasan dos meses desde tu angustioso final. Poco han cambiado las cosas para mí en estos 56 días. La vida sigue insípida, incolora, plana, inapetente y cruel. Mis obligaciones me mantienen activo, la inercia me arrastra al movimiento del día a día, nuestros seres queridos intentan que me recomponga, que recupere las ganas de vivir, pero es un intento fallido, un deseo inútil. No hay vida tras tu partida, no deseo la vida tras tu marcha, la vida es esencialmente compartir, convivir, aportar y recibir, amar y ser amado, marcar objetivos y perseguirlos, seguir un camino acompañado por ti. Tu enfermedad se ha llevado consigo todo esto, no me ha dejado nada, solo un vacío total, una ausencia brutal y una cantidad de dolor desmesurada e inasumible.

Es muy difícil levantarme cada día sólo, en nuestra desproporcionada cama, iniciar el día con una irradiación masiva de dolor y sentir continuamente como me cortan trocitos de mí; he de vestirme para bajar al infierno, prepararme para andar un camino que me aleja más y más de ti, ¿esto es mi vivir?, no puedo hacerlo, no creo que pueda conseguirlo jamás, ni tan siquiera creo que pueda o quiera intentarlo, penar cada día es a lo más que puedo aspirar.

Debe ser tan duro para todos ver o intuir que soy irrecuperable, que no puedo ni quiero seguir en este mundo, ni intentar que esto cambie o mejore, ¿por qué o como vivir sin ti, si la vida me la diste tú?, ¿Cómo continuar este libro que tu escribías ahora que tu tinta se secó para siempre?.

Tantas preguntas sin respuesta…

Sé que es difícil entender y mas aún asumirlo e incluso respertarlo, pero es una elección personal, libre, racional, fundamentada y argumentada.

Para la vida, igual que para fabricar cualquier producto, hace falta materia prima, cuanta mayor calidad mejor producto, es así de simple. ¿Qué me queda a mí entonces?, ¿Cómo nutro esta factoría que soy yo? mi mina se agotó el pasado 10 de agosto. Todos dicen «tienes a tus hijos, hazlo por ellos» y así lo hago, por que es cierto, ellos siguen siendo lo mas importante para mí igual que lo fueron para tí, no ha habido variación en ello, pero no deben confundir esto con vivir o con tener ganas de vivir.

Amo a nuestros hijos, más incluso de lo que amaba mi vida, siempre la entregaría a cambio de salvar las suyas, cualquier sacrificio es poco por ellos, los amo como solo unos padres sanos  y cuerdos pueden hacerlo, vivo y convivio por y para ellos, pero aún siendo como lo era antes, placentero y deseable, es otra dimensión distinta, eso ya lo tenía cuando tu nos acompañabas, es una constante que siempre ha estado y que permanece aun en tu ausencia, pero tú amor mío, tú ya no estás y eso no se puede suplir, sustituir o compensar, ni con presente, ni con futuro, no importa lo que diga o haga la familia o los amigos, tu ausencia permanente e irreversible es la que dirige y acompaña todos y cada uno de mis actos, de mis pensamientos, cada segundo de mi existencia y es una carga tan pesada!!!

Treinta y tres años juntos.

Veo las fotografías de nuestra boda, la mayoría tuyas, yo soy casi un mero figurante, un accesorio, me maravillo de lo guapa que estabas, de tu juventud, de tu aire de inocencia, perfectamente captado en algunas imágenes. Que bonitas instantáneas, que fantástica paralización del tiempo, la perpetuación de instantes tan fundamentales y preciados.

Que radiante y bella en cada una de esas fotografías!!!, hacía tanto tiempo que no las veía! casi no las recordaba y son tan hermosas, es verlas y disfrutar de lo que tuvimos y aun así sumar un poquito más a ese inmenso vacío que hay tras tu nombre, tras tus recuerdos.

No sé como continuar, no sé como afrontar cada día que amanece. No sé si este dejarme llevar, este dejarme arrastrar por mis quehaceres, será mi nueva vida, es como si ahora tuviese dos trabajos: la empresa y mi nueva vida. Es difícil entender y más aún de explicar, cuando finaliza el trabajo y salimos de la empresa se supone que empieza la vida, vuelves a casa, o haces las compras, o sales con los amigos y familia, es decir sigue tu vida, la retomas tras el paréntesis de la jornada laboral, empieza el disfrute, el saborear el tiempo, o hacer lo que te apetece y no lo obligatorio, pero cuando yo termino el trabajo es como si empezase otro, para luego dormir y al día siguiente empezar el ciclo de nuevo. Es como no vivir en primera persona, no es vivir, no es un acto voluntario y espontáneo, es más como una obligación, simplemente eso, no es espontáneo, ni voluntario, ni obtienes la recompensa del placer, de la satisfacción, ni bienestar, simplemente hay que hacerlo y punto.

Tantos años casados, tantos años viviendo juntos!!! La suma de nuestras vidas era mucho mas que dos vidas, era una vida en común, inmensa, intensa, maravillosa, placentera, plena, saciante, rica y esperanzadora, llena de proyectos y objetivos, todo cabía en ella, para todo había un espacio, incluso para los enfados y el distanciamiento temporal, pero también lo había para la reconciliación, el reencuentro y el fortalecimiento de la relación.

Treinta y tres años juntos, marcados por el amor y la entrega.

Treinta y tres años que aspiraban a doblarse, a intensificarse, a crecer exponencialmente.

Treinta y tres años, tan breves, tan insuficientes…

Tras todas estas divagaciones, estas teorías sin fundamento, intento ver una solución, una salida a esta hecatombe. Escribirlo y recitármelo mentalmente quizás me aclara un poco, quizás arroja algo de luz a mi cerebro ennegrecido por la enfermedad y el dolor, o quizás solo sirva para dialogar contigo cariño mío, para mantener vivo este dolor que te hace atemporal y omnipresente, que te fija a mi lado, que te ancla a mi mermada existencia, que te obliga a permanecer conmigo.

Creo que tras estos dos meses, tras estas escasas cartas de lamento y añoranza, estos diálogos interiores, el horizonte se va despejando, se va perfilando, va tomando forma y definiéndose; pero lo que veo no es tan atractivo como lo era verte cada día, no es tan bonito como era despertar cada mañana a tu lado, no es tan deseable como lo era tu contacto, no es tan agradable como lo era alcanzar la felicidad a tu lado, pero tendrá que ser asumible a largo plazo.

Mi vida ya no me pertenece, ya no es mi camino, el que compartíamos tú y yo, converge con el de nuestros niños y es absorbido y diluido en los suyos.

Mari Ángeles, amor mío, que fácil era todo contigo, que sensación de control, de libertad, de sencillez. Es increíble la cantidad de cosas que hacías en la sombra, en la soledad de las mañanas, que conseguían ese ambiente familiar, que hacían que todo fluyese perfectamente, que todo estuviese siempre al día, que no nos faltase de nada, que permitía que nos dedicases tu tiempo y tu amor cuando volvíamos a casa, como ansío entrar a la cocina y verte de espaldas con la toalla en el pelo, preparando la comida, con tu música sonando o tus programas favoritos en la tele, esa es mi visión de la felicidad, volver a casa y verte.

Desearía tanto haber presenciado como era tu día a día en casa!!! daría cualquier cosa por haber presenciado tu vida cuando estabas sola en casa, ver que hacías, como te organizabas, averiguar que posibilitaba que todo funcionase y que lo compatibilizaras con nuestra presencia, como conseguías fusionar esa eficiencia en soledad con tu entrega  a nosotros cuando estábamos juntos, me habría encantado verte deambulando por la casa acometiendo tus labores, haciendo llamadas, saliendo a las compras…

Que belleza incomprendida e invisible tiene lo cotidiano, que poco valor he dado a esta cara oculta de tu vida, a lo que no ví ni aprecié.

Que aflicción habérmelo perdido y que haya pasado desapercibido en vida, no haberte reconocido esa gran labor, esa extensión de la maternidad.

JODER Mari Angeles ¿por que a tï? ¿por que a mÍ? ¿por que a nosotros? ¿nos lo merecíamos? ¿tan ruines hemos sido para merecer semejante castigo?

Hoy princesa mía, te echo de menos como todos los días anteriores, sigo sin atisbar esperanza ni saber como continuar, pero a pesar de ello la vida sigue, ya sea en blanco y negro o technicolor, quiera o no quiera, así que continuaré con toda la normalidad que consiga aportar, pero llamar a esto vivir es  un decir y un gran eufemismo.

TE QUIERO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.

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