Viernes 17 de julio de 2020

Hola amor mío, que raro y distinto es vivir cada día, arrastrándome por los minutos sin ti, viendo tus fotografías sin vida y añorándote en cada rincón y a cada segundo que se desliza sin oficio ni beneficio, viviendo sin vivir y sin paladear nada, dejando transcurrir el tiempo, que resbale sobre mí, como si fuese agua de ducha que cae de la cabeza a los pies, que no deja rastro pasados apenas unos minutos.

El dolor ya no me desgarra a crueles puñaladas una y otra vez abriendo continuamente heridas que nunca han cerrado, no, ahora es más un puño que oprime mi dolorido corazón, que mantiene una presión estable e infatigable, una presión incomoda, de la que a veces no soy consciente, pero que siempre está presente y que atenaza todo acto por trivial que sea.

No, el dolor ya no es mi compañero inseparable, incluso el dolor sucumbe al tiempo, la soledad y el desánimo lo han expulsado de sus dominios, el vacío campa a sus anchas y lidera ahora el grupo de la desolación.

Palabras bonitas y sin sentido que pretenden explicar unos sentimientos inexplicables, que puede que ayuden a exteriorizar esa ira acumulada, ira que sigue a la impotencia y frustración, por no haber podido hacer nada, por no haber nada posible que hacer, por haber errado el camino que tomé.

Era una decisión no consciente, para la que no estaba preparado.

Siento, en la distancia y la vida en el pensamiento, que atendí la enfermedad, pero no lo suficiente a mi paciente, mi princesa, mi amor.

Se han quedado tantas cosas por decir, tantas conversaciones obviadas, por miedo, por esperanza, por autentico terror, quizás pensara que, diciendo las cosas en voz alta, confirmábamos el diagnostico, que si hablábamos de ello sería más real e inevitable, no creo que llegue a saber por qué eludíamos hablar de tu enfermedad más allá de los síntomas, aunque presiento que solo era cobardía por mi parte y afán de protegerme por la tuya.

No existen segundas oportunidades reales, no es una segunda oportunidad que te aperciban en el trabajo por una falta y te permitan continuar en tu puesto, al carajo, no, una segunda oportunidad es deshacer una acción y reiniciar el proceso, volver a afrontar una situación como si fuese la primera vez, una segunda oportunidad es retroceder en el tiempo y poder escoger de nuevo cuando estas en la intersección donde erraste al tomar la decisión, pero eso no es posible, solo en la cabeza de cada uno, pero eso solo añade daño y desazón.

Pronto un año sin ti, un año sin vida mas allá de la automatización de los procesos naturales, un año interminable y fugaz, un año más en el paraíso amor mío.

Te quiero mi niña mi princesa, mi amor.

Te quiero mami.

Domingo 12 de julio de 2020

Hola amor mío, cada vez tardo mas en pasarme por aquí, aunque ello no significa que haya dejado de pensar en ti, te tengo en mente todo el día, aunque el dolor no arrecia como lo hacía semanas o meses atrás.

Quiero contarte cosas, pero últimamente no encuentro el momento ni la forma, a pesar de que todo mis pensamientos se han convertido en un pseudo diálogo, realmente un monólogo, en el que pienso/escribo lo que me viene a la cabeza, siempre relacionado contigo y conmigo, con la vida a la que me acostumbraste a tener y disfrutar, lo que presentíamos como algo natural, el devenir lógico de las cosas, dos personas que se aman, que desean estar juntos, donde cada día se producía  un esperado reencuentro, donde la vuelta a casa tras el trabajo era el momento mas estimulante del día, me acostumbraste a pensar que sería algo estable, permanente, infinito…

Ahora llego a casa y me espera una construcción vacía y muerta.

Un día más en el paraíso.

Casi un año ya, sin lo mas hermoso de mi existencia, casi un año… no pensé que pudiera aguantarlo, dudaba continuamente de mi capacidad para superar el peor de los desastres y aquí me tienes, muerto pero vivo, «indemne» y seco, transformado, vaciado, insensibilizado y deshumanizado, pero sigo en el camino, interminable, sombrío y solitario, mi peregrinación hacia ningún lugar.

Es tan duro saber que nadie te espera, que nadie te busca, que nadie ansía tu compañía o tus abrazos. ¿Qué existencia es esta? ¿qué valor tiene una “vida” así? ¿para qué volver una y otra vez? ¿ para que ir una y otra vez? ¿para qué intentarlo una mil veces?

Estoy tan cansado!!!.

Intento mirar al frente, al horizonte, pero no veo nada, es como estar en una habitación hermética y oscura, no hay luz, no importa donde dirija la vista, ¿cómo hallar motivación o fijar un objetivo cuando al final de cada día, haga lo que haga, por muy largo y duro que sea solo hay vacío y soledad, una cama grande y un sueño que no llega?

Soy débil, no puedo con esta carga, me hunde y sepulta, no puedo llevarla, arrastrarla o echar la a un lado, o quizás no quiero y aún no lo he descubierto.

Toda una vida juntos no puede terminar en un segundo, es imposible, si intentas para un coche, un tren o un avión en un instante los destruyes, los comprimes, los arrugas, pierden su elegante forma y aplastan todo lo que llevan dentro, supongo que lo mismo ocurre con las personas o al menos conmigo.

¡¡¡Quedaba tanto por hacer!!!, por vivir, por perseguir, por conseguir, quedan tantos sueños inconclusos, deseos que ya jamás podrán hacerse realidad.

No entiendo como es posible, levantarme cada día para entregarme a esta vida que queda tras tu partida. Es incomprensible, no soy yo.

La muerte es paciente y taimada, imposible escapar de ella,  a todos nos abraza  y sin embargo no la incluimos en ninguna ecuación, ni la valoramos a la hora de tomar nuestras decisiones diarias, que necios, al final llega y nos arrebata todas nuestras posesiones, nuestro futuro e incluso nuestro pasado, porque ¿Qué es el pasado sino anécdotas para compartir en el presente con quien amamos por encima de todas las cosas?…

Actuamos siempre tan tarde…

Cuanto he criticado los estudios en los que se preguntaba a moribundos de que se arrepentían,  que cosas deberían haber hecho y no hicieron, por pensar que era una pregunta amañada, casi sin entenderla. Es una pregunta cruel e inhumana, porque solo cuando La Parca se hace visible, ponemos las cosas en valor absoluto, solo en ese momento conocemos todas las respuestas, percibimos con nitidez la diferencia entre lo transcendental y lo superfluo, solo al borde del trance que acaba con todo adquirimos la plena sabiduría, cuando ya de nada sirve, cuando no cabe ni la posibilidad de transmitir ese conocimiento.

Como siempre tarde.

Te amo Mami, mi niña, mi princesa, mi amor.

 

 

25 de junio de 2020

Hola Amor mío, un día más en el paraíso.

Hoy, uno de esos días tontos, uno de tantos días en los que sólo pienso, en lo perdido, en lo irrecuperable, en el verdadero valor de la existencia, en el sentido mismo de la vida.

Un nuevo y tonto día, en el que no hay espacio para los bonitos recuerdos, ni para rememorar la belleza de nuestra vida en común, ni sonreír con nostalgia reviviendo buenos y agradables momentos de mas de 30 años juntos.

No, hoy no es un buen día, hoy no es otro día en nuestro hogar, juntos y alegres, quizás cansados, agotados o frustrados, pero felices de estar juntos una noche más.

No, hoy sólo es un lúgubre día más, un día mas en el que desear que hayan transcurrido ya 10 años desde tu partida, 10 años después, una buena fecha para ser libre, para terminar con todo, para, por fin, haber saldado todas las cuentas, haber equilibrado todos los balances, honrar a quienes te han amado durante tanto tiempo y despedirme en paz.

Hoy, atado como cada día, pienso una vez más en mi situación, en la de tanta gente que como yo, solo ve dolor y oscuridad, o quizás no tantos, porque seguramente haya quien cuente con suficiente ayuda o simplemente sea más fuerte o menos pusilánime que yo, gente que, aunque arduamente, encuentra un motivo para continuar, algo por lo que levantarse cada mañana, ilusionante, agradable, deseable, lazos que lo unan, sujeten y vinculen a una existencia sin el amor de su vida.

Hoy me siento (y cualquiera podría decir que es incomparable) como aquellos pobres africanos, arrancados en mitad de la noche de sus hogares, sacudidos, golpeados con violencia y arrastrados lejos de todo lo que conocían, de todo lo que amaban, sin esperanza de volver, siendo esclavizados y humillados cada minuto de su posterior vida.

Hoy comprendo mucho más de  lo que jamás pensé que se podría percibir o vislumbrar de las personas, de su universo de realidades, sentimientos y deseos; no es un conocimiento bonito, ver desde una posición casi imparcial (o justo lo contrario) observar y analizar gratuitamente y sin interés todo lo que te rodea, desposeyéndolo de todo artificio y filtro, es nauseabundo.

Que pequeño porcentaje de los que nos rodean son “buena” gente, que pocos son generosos y honrados, entregados sin reservas y sufridores de los males de los demás, somos seres execrables, anulados por el gregarismo y la industria mundial.

Que valioso conocer y compartir con aquellos afortunados que no atienden a modas, que no entienden de tendencias, ni se dejan llevar por la mayoría, aquellos libres de ataduras artificiales y subyugantes, que nos convierten en ganado, en grandes rebaños temáticos.

No, hoy no es un buen día, cualquier día sin ti es un mal día, incluso aquellos en los que apenas dispongo de espacio para tenerte cerca, los que apenas te traen a mi unos minutos de cada hora, ni siquiera en los que el dolor apenas me atenaza unos minutos por la noche antes de caer rendido son buenos días, tampoco lo son aquellos en los que tienes algunos minutos de buena compañía, unos ratitos de abstracción, unos minutillos de frágil y efímera pseudofelicidad.

No, ya no quedan días buenos, los consumimos todos juntos, incluso cuando lavaba tu cuerpo maltrecho cada atardecer, cuando desprendía tu cabello caído de los gorros que usabas a diario, incluso escuchar quejarte del dolor aun como lo hacías como si fuese una pequeña molestia, o pedirme que te diese otra dosis de calmantes, todas esas situaciones eran mil veces mejor que cada día insípido e inhumado que se suceden desde tu rendición. Cada minuto de dolor compartido, sabiendo el final por llegar, era un minuto precioso, digno de ser vivido una y un millón de veces, tu sola compañía era el dulce néctar de la existencia, incluso en los peores momentos.

No, ya no queda ni un solo minuto glorioso, cualquier logro ya carece de valor, de identidad, son hechos sobrevenidos, independientes al esfuerzo invertido, por que todo es fruto de la obligación, sin nada de pasión, deseo o excitación.

Aunque… si merece la pena, mirar tus fotografías, ver aquellos escasos vídeos en que apareces o escuchar tu voz de fondo como banda sonora a eventos en los que tu no eras la protagonista. Que mal director fui, pensar que eras un personaje secundario durante tantos años y eras el personaje principal, la trama y el argumento.

Hoy, hoy es un nuevo día, para sentarme afligido a escribir sandeces, a vaciarme ante el ordenador y rendirme una vez más públicamente, porque a pesar de todo, todos necesitamos que nos escuchen, que entiendan de dónde vienen nuestros sentimientos, necesitamos que comprendan por qué tomamos las decisiones que adoptamos, por qué nos comportamos como lo hacemos. O al menos así lo percibo en mí.

Todo es revelador y nada sirve de nada, me doy cuenta de que me comporto como una víctima, pero… acaso importa, acaso ¿no todos somos víctimas de casi todo?, en tanto que la mayoría de los hechos que nos rodean ocurren al margen de nuestros deseos o necesidades, algunas veces en nuestro beneficio, pero una mayor parte en nuestro detrimento ¿es malo sentirse así, no es legal o racional?

Hoy no sé con quién hablo, no sé si lo hago conmigo, contigo o con las 2 o tres personas que quizás lean los desvaríos de un viejo solitario y algo chiflado.

Ojalá pudiese hablar sin llorar, poder liberarme de viva voz, pero en cuanto hablo de mis sentimientos me rompo y enmudezco, no soy como esos actores que sueltan su parrafada en mitad de un llanto torrencial, a mi la voz no me sale, quizás sea el motivo para escribir estos pensamientos que me acosan a cada momento.

Pero, en fin, hoy, hoy es un día más en el paraíso, un buen día para sufrir el acoso de la soledad y la amargura de la incomprensión. Hoy el flagelo de las letras vuelve a ser liberador, aunque no haya coherencia ni sabiduría alguna en ellas, solo una vía de escape a la presión, una válvula en una olla rápida en ebullición, algo que impide una explosión de fatal desenlace.

No, hoy no hay nada bonito, nada que me ayude a sobrellevar este vacío que tanto pesa, hoy no hay apoyo posible para este muro que se derrumba.

La ayuda está siempre cerca, pero no lo suficiente.

Amor mío, pronto hará un año desde que te fuiste. ¿y qué? Que importan unos números y unas letras en un calendario… cada día debe ser el día de algo ¿no? En cada día debe habitar alguna conmemoración, si no olvidamos el verdadero sentido de la vida, es necesario jalonar ese camino para no perdernos, aunque sea con esos recordatorios de lo importante, marcados en un calendario porque si no caen en el olvido, ¡estamos tan atareados!

¡Tengo tanto que hacer y tan pocas fuerzas para hacerlo!

Prefiero malgastar mi tarde, aquí, frente a ti, a tu lado, juntos, sin vernos, sin hablarnos, sin tocarnos, pero sintiéndonos, porque este dolor, este inmenso y enorme vacío, esta amargura es en lo que se convierte el amor cuando quién lo recibía ya no está, el amor muta, cambia, se metamorfosea o simplemente se pudre y hasta que no se restaura, por la comprensión, la asunción, la aceptación, quizás el olvido, no vuelve a ser algo maravilloso, digno de revivir, de recordar, ya que no de sustituir.

Es hora de irse, de activarse, de recuperar el movimiento, la noche será dura de nuevo, hay que prepararse, hay que agotarse, acabar indefenso pero sereno, para aceptarla una vez más y reiniciar el bucle, dar paso a un nuevo día. Un día más en el paraíso.

Te amo mi niña, mi princesa, mi amor.

 

 

 

Miércoles 10 de junio de 2020

Pronto iré a verte

Hola amor mío, mi preciosa niña.

Hoy he querido pasar a verte, estar un rato contigo, escribir algo en tu nueva morada, en este pequeño callejón del olvido.

No he podido pasar, aún no han autorizado la apertura del camposanto, me voy algo mas triste de lo que vine, porque aunque hoy no había nada que celebrar, el que se cumplan 10 meses desde tu partida, era una buena excusa para situarme frente a ti y estar un ratito juntos, compartir unos minutos y garrapatear unas líneas amargas e ininteligibles, pero, aun así, lo deseaba.

Esta maldita pandemia, nos aísla aún más, aumenta más si cabe la distancia que nos separa a ambos lados de la lápida.

Deseo tanto recordar todo lo bueno que vivimos, agradecer cada minuto que me dedicaste, que me hiciste feliz con tu alegría, tu inocencia, tu belleza y tu generosidad.

Noto como se van desvaneciendo esas imágenes que representaban y fijaban todos esos momentos de felicidad y amor, por suerte si que perduran las sensaciones, el pleno convencimiento de que nuestra vida era así, era eso, felicidad y amor, una vida plena, serena y tranquila.

Cambiaste por mi causa, acompasaste tu ritmo al mío, te volviste serena, cotidiana y casera, te satisfacía quedarte en casa, aunque también disfrutabas saliendo, pero ya no era un anhelo como el que tenías en tu juventud, lo hiciste por mí, por ti, quizás por los dos, o simplemente descubriste placer en ello y decidiste vivir así. No lo sé, pero si sé que el resultado fue todo lo que yo deseaba, tu compañía, sin prisas, sin algarabías, sin agobios, estar juntos el máximo tiempo posible, vivir de la mano, como en nuestros largos paseos.  

¡¡¡La vida fue bella, tu compañía lo propiciaba, como podríamos prever que con solo 50 años la abandonarías!!!

Hoy me gustaría celebrar que era martes, que volvía a casa, entrar a la cocina y verte de espaldas preparando la comida y mirando tu concurso preferido en la tele, a veces con una cerveza, pero siempre, siempre alegre, te girabas con brillo en los ojos y una sonrisa en los labios y me decías “papi ¿y mi beso?” con ese tonito petulante que le dabas a tu alegre vocecilla, me encantaba oírte decirlo, lo esperaba, era el saludo perfecto, el puente a la felicidad y provocaba mi respuesta que también era la misma cada día, “será mi beso, porque el beso es para el que llega de trabajar”, acto seguido me acercaba a ti y según tuvieses de ocupadas las manos, te besaba el cuello o la mejilla, donde más te pudiese molestar.

¡¡¡Aquello era algo maravilloso, así daba gusto volver a casa!!!

Te echo tanto de menos, me faltan tantas cosas…

Una vida sin ti no es una vida, pero… Debo seguir, debo honrar tu recuerdo, tu dedicación, tu fortaleza, si tu fuiste capaz de vivir tus últimas semanas sin quejarte, yo ya he agotado mis posibilidades de queja, lo que padeciste y como lo padeciste no se puede calificar de ninguna forma, al menos yo no tengo palabras para describir una entereza y una capacidad de absorción de adversidades como demostraste tener tú.

Debí hacer muchas cosas, que no hice, pensar de otra forma, ser mas valiente y menos iluso, no pude hacerlo, pero ya no hay marcha atrás, he de dejar de lamentarme por ese tipo de cosas, aunque estén acosándome continuamente, tu cogiste las riendas de la situación y fuiste la guía en este tortuoso viaje. Ahora me alegro de que todo terminase, de que mantuvieses la esperanza, no sé hasta cuando, pero quizás (deseo pensarlo) te mantuve engañada hasta la ultima semana, me consuela pensarlo aunque quizás sea una quimera y tu lo tuvieses claro desde mucho antes, pero no diste indicios de desesperación, te comportabas casi con normalidad (como era posible) anhelando recuperar tus labores, haciendo muchas cosas a hurtadillas, peleabas contra esa puta enfermedad, consciente o inconscientemente, pero no soltaste la vida hasta que ella te abandonó.

Hermosa en tu vida y hermosa en tu muerte, eso era tu esencia.

Pronto iré a verte amor mío, aunque tu no puedas verme, aunque yo no pueda verte, aunque no me oigas, aunque no te hable, aunque nuestras miradas no se crucen, pronto iré a verte.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 30 de mayo de 2020

Una ilusión, una realidad.

Hola amor mío, llevo demasiado tiempo atareado, alejado de ti, con demasiadas prioridades, todo acaba anteponiéndose a ti y a mí. Aunque quizás sea yo, que estoy intentando distanciar esos momentos de comunión dolorosa, de unión descarnante.

O quizás, solo me falta tiempo, como siempre!. Todo el «tiempo» me quejaba de no tener tiempo, de no poder gestionarlo, de estar esclavizado por mis obligaciones; bien sabes que conseguimos salir de ese bucle, un buen shock y una buena compañía para la recuperación obraron el milagro, pero… duró tan poco «tiempo».

Invariablemente el tiempo, la incógnita imposible de despejar en la ecuación de mi vida.

Inexorablemente acabo continuamente esclavizado por algo, ¿será una dependencia más? o ¿una debilidad mía?, puede que incluso una forma de vida, una cobarde manera de enfrentarme al mundo, de no tener que mirar a la cara al terror que me rodea. La ficción del tiempo inexistente.

Te echo tanto de menos… no puedo entender aún que una vida pueda dejar de existir sin más, tantos años forjando la persona, creando una personalidad, dotándola de talentos, de capacidades, diseñando una forma de vida y en unos segundos, en los que el aire ya no insufla unos agostados pulmones, se acaba todo, se desvanecen millones de momentos, una experiencia única, una vida irrepetible, una necesidad insustituible.

Te quiero amor mío, y el amor es dolor y placer a partes iguales, dos fuerzas opuestas pero equilibradas, hasta que llega La Muerte, que acaba con todo lo bueno y deja solo el dolor, sin moderación, sin barreras, sin disfraces, sin limites.

La vida es una ilusión, una ilusión que se desvanece sin más. Una esperanza de futuro, un futuro que puede ser inalcanzable o lo opuesto a lo esperado.

Pensé que hoy podría decirte cosas bonitas, compartir contigo mis avances, pero lo bueno que me ocurre es triste, porque no puedo compartirlo realmente contigo, no podemos vivirlo y disfrutarlo juntos, no puedes verlo, no puedes apreciarlo. Es un orgullo gris y sin brillo, conseguir logros impensables, sin que tu estés ahí para reírte conmigo, para sorprendernos juntos, para vivir una intensa satisfacción juntos, para felicitarnos mutuamente.

Peor incluso, saber que podía hacer cosas, que debía haberlas hecho contigo, que podían haber sido un plus de felicidad en nuestras vidas y, sin saber como, no ha sido una realidad cotidiana. Me embarga la pena, conseguirlo ahora que tú no estás, empujado por la necesidad y no por el deseo no es un logro, es una traición, pero no ahora, es una traición perpetrada en vida y conocida después. Siento tanto no haber sido la persona que podría haber sido. No haberme desarrollado a tu lado como tú lo hiciste al mío.

Ahora añoro lo perdido, pero también lo que pudo ser y no fue, por egoísmo, por comodidad o por falta de ambición o motivación.

Todos los días pienso que me hubiese gustado tanto una ultima palabra tuya, una ultima mirada de comprensión, de amor, el último beso. Lo habría dado todo….

Y a pesar de toda esta basura mental y el rio salobre que corre por mi rostro, me siento sereno, una serenidad recubierta de un nuevo significado, un significado que me hizo ver Nuria hace unos días, esa es mi realidad, porque este dolor y este vacío es una enfermedad y el organismo, infinitamente sabio, encuentra la cura y es capaz de reconstruir desde el borde hacia dentro, para reducir ese dolor y rellenar ese vacío, al margen de lo que piensa u ordene la mente, un mecanismo involuntario automático que no requiere intervención consciente, ocurre ¿sin intervención?.

Divagaciones, pensamientos «raros» que inundan mi mente cuando estoy «quieto», cuando intento descansar del agotamiento físico, cuando intento dormir de nuevo al despertar en la noche o desvelarme antes de que suene el despertador, pero esto no creo que sea mecanismo alguno, solo demencia, mi demencia.

¿Por qué surgen todos estos extraños razonamientos? ¿Cómo y qué los activa? ¿para que sirven? ¿son una necesidad física o mental? ¿Cuál es su finalidad o su utilidad? o, lo que mas me inquieta, ¿le ocurre a todo el que pierde lo más valioso de su vida?.

Muchas veces, en esas conversaciones conmigo, me planteo cuestiones muy duras (que no pueden ver la luz) y las respondo con un análisis exhaustivo y una argumentación sólida, por qué????.

Mientras escribo veo la locura de mis pensamientos y que raro e inquietante puede resultar todo esto para el que lea algo así, supongo que la mente cambia, se desquicia, muta a otro estado de consciencia distinto, un punto de vista mas intimista, seguramente una forma mas humana de verlo todo, desnudada y desprovista de todo lo carente de valor, centrada solo en la existencia, en las personas, los sentimientos, en lo que, quien no ha perdido a una persona importante, no es capaz de percibir ni valorar, estamos siempre tan preocupados, por nuestras «necesidades», nuestro aspecto, nuestro ego y nuestro pequeño universo, como un electrón solitario, girando en torno a su átomo, ajeno a su tamaño y lo diminuto de su importancia relativa.

Más locuras, hoy es un día más en el paraíso amor mío, un día más en una vida sin ti, un día mas en un tablero de ajedrez, para ese Rey que perdió a su reina y solo espera el jaque mate, consciente de ello, comprendiendo que es un destino inevitable.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

lunes 11 de mayo de2020

Hola princesita, al acostarme, una vez mas en soledad, he pensado como te sentirías tú si yo hubiese sido el que te abandonaba, solo pensar que tú estuvieses sóla, en nuestra cama, me ha hecho ver las cosas de otra forma, al menos me consuela que te salves de este horror que es vivi r sin el otro.

Te quiero mi niña mi princesa, mi amor

Domingo 10 de mayo de 2020

9 meses más en el paraíso.

Hola, amor mío, hoy se cumplen 9 meses de tu partida, 9 meses, que mirando hacia atrás son un suspiro, pero, en cambio, fijando la vista hacia delante es un infierno infinito e interminable por sentir en carne propia.

Hoy no he podido dejar de recordar cómo fue esa maldita mañana, como exhalaste tu último aliento con la mirada desenfocada, aterrada y sufriendo, como te cogí de la mano mientras intentaba animarte a irte sin resistencia, acompañarte en tu ultimo camino, entregarte a la muerte en contra de nuestras voluntades, unos cuantos segundos solamente, una breve despedida sin consciencia, sin tiempo para sentir un ultimo beso, para pronunciar una ultima cariñosa y tierna despedida, unos segundos breves e interminables, el clímax del sufrimiento condensado en tan breve lapso de tiempo, un último instante que no puedes pensar, que no sabes actuar, solo llorar y acompañar. Unos segundos sumidos en la más absoluta soledad y oscuridad, el preludio de una vida sin ti.

¡¡¡Te echo tanto de menos!!!

El carrusel de la vida sigue en movimiento, pero yo me bajé aquella mañana, me bajé de él, me quedé en la penumbra, en la periferia a la que apenas alcanza la luz, ni la música que acompaña los giros, me convertí en un espectador insensibilizado e inerte, un observador ajeno al movimiento, continuo e imparable, que es la existencia.

Yo me quede allí, sentado a tu lado, sentado al lado de tu cuerpo inerte, tocando tu pierna aun tibia, hasta el momento que te apartaron para siempre de mi, en ese contacto vivo yo, aferrándome a algo que se escapa y enfría y nada puedo hacer para evitarlo.

9 meses, 9 meses sin el ser más maravilloso que he conocido, la persona mas alegre y cariñosa que pueda existir, sin la sonrisa mas alegre que se pueda ver, sin la risa que alegraba mi alma y era capaz de empujarme al abismo mas profundo con una sonrisa en los labios y alas en la espalda.

9 meses, de ausencia, de añoranza, de impotencia, de deseos incumplidos, de soledad, de tristeza, 9 meses sin ti amor mío, acompañado de tus fotografías y de intentos de honrar tu memoria, de fijar tu presencia, de mantenerte viva en mi mente, en mis espacios, en nuestra casa.

9 meses de proyectos confusos, inacabados, de ideas que no ven la luz, de actos sin sentido, de pensamientos febriles y ridículos, de razonamientos que rozan la locura, de creación y uso de máscaras y disfraces.

9 meses sin mi niña, mi princesa, mi amor.

Siempre hermosa, siempre alegre.
Te quiero y lo haré siempre.

Jueves 23 de abril de 2020

Calma??

Hola amor mío, desde hace unos días la muerte no atrae mis pensamientos con la frecuencia que venía haciéndolo, la vida no ha cobrado sentido aún, pero la muerte pierde peso en el devenir diario.

Las noches siguen siendo frías y tristes sin ti, el despertar sigue siendo lo más duro, comenzar el día sabiendo que no te volveré a ver no es una buena forma de afrontar 14 o 16 horas de actividad.

Aún así, los días son distintos, amortiguados, desvaídos, faltos de intensidad, como si todo estuviese difuminado y atenuado, es complejo explicarlo, las sensaciones fuertes ya no existen tal como existieron cuando tú vivías.

Todo transcurre como en una película, sabes que ocurre pero no es tu vida, te genera sensaciones, pero son suaves, tenues, insignificantes, ajenas a mi.

Ardor guerrero, el término que se usaba casi a diario en la mili y que significaba mucho para mí, en cuanto a definir vivir con intensidad cualquier actividad, cualquier trabajo, cualquier acción, sentimiento o emoción; pues ya no hay ardor guerrero, las cosas se hacen, se atienden, se afronta cualquier dificultad, pero con la misma intensidad o emoción, como se vive pasar la aspiradora o preparar un café.

Ya veo la nueva dimensión o estado que alcanza mi nueva vida sin ti, una existencia que se puede sobrellevar, tolerar o soportar, pero que no aporta sal o ingredientes excitantes.

Es malo esto?, no lo sé, pero tampoco tengo control sobre ello, así que para que dedicarle mas tiempo.

Continúo y me mantengo a la espera, una espera involuntaria, una espera que no sabe qué ha de llegar, cómo, cuando o de la mano de qué o quién. Pero es una espera sin ansia, tensión ni pasión; una espera que poco aporta a causa de su indefinición, una espera que quizás sea fruto de una mala interpretación de la sensación y esas ganas de poner nombre a todo me impulse a llamarla así, o quizás sí, quizás espero algo, un milagro, una oportunidad de algo más, una revelación o un descubrimiento sensacional, quién sabe, son solo palabras, desechos de una mente destrozada por la enfermedad y el dolor, palabras sin sentido, que solo dejan salir lo que sea que se almacena y deposita en mi cabeza.

La palabra escrita, un guión sin fin, una historia infinita, la herramienta de la soledad, la válvula del dolor, el oyente sempiterno, el acompañante silencioso y fiel.

La palabra que todo lo soporta, que todo lo permite, que nunca interrumpe y que siempre entiende, aunque el resultado sea ininteligible, pero entiende lo que quiero decir, permanece fiel y me recuerda aquello que olvido, le da sentido al pasado y lo trae al presente con fidelidad, pero sin doble filo.

Ya desvarío, como siempre, simplemente te quería pedir perdón, porque parece ser que voy aceptando tu pérdida, que voy mutando, me convierto en un ser inerte, en alguien que puede continuar, que puede superar lo insuperable y no lo entiendo, no puedo comprender esta adaptación, no quiero aceptarla y sin embargo es algo que ocurre al margen de mi.

Lo siento amor mío.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor

Domingo 19 de abril de 2020

Nunca hay tiempo suficiente

Hola amor mío, ayer mientras lloraba en la ducha y tenia una de esas conversaciones internas contigo, reconocí algo que ya sabía, pero que he estado esquivando todo este tiempo, estas conversaciones, al igual que estas lineas, no son conversaciones contigo, son conversaciones conmigo.

Ayer acepté que estas conversaciones son «simplemente» otro mecanismo para tenerte cerca, otro medio para conseguir mantenerte viva, una defensa ante la hecatombe de tu ausencia, un canal para decirte todo lo que no te dije o todo lo que jamás te diré, una vía de comunicación directa entre mi mente y la tuya

Se que es una ficción, pero aún así ayuda tanto!!!

Imaginar, creer y sentir que me oyes, que me sientes, que me comprendes, que estás aún a mi lado me mantiene cuerdo, aunque paradójicamente sea una locura, la ficción ayuda a sobrellevar la realidad por muy mala que ésta sea.

Pero, también es posible que esta ficción personal deje de serlo al desearla, al creer en ella, al mantenerla viva y activa, no tiene por que se ser una ficción si la siento tan real, si es capaz de desatar los mismos sentimientos y emociones que puede desatar un simple martillazo o un corte en un dedo, yo la vivo tan real como un dolor físico, respuesta a algo físico, ¿acaso puede haber irrealidad en algo que me hace sentir vivo?

Ayer, cuando en los informativos leían escritos de familiares a sus fallecidos por Covid, comprendí que tenemos que despedir a nuestros seres queridos, no una, sino mil, cien mil, millones de veces, porque se quedan tantas cosas sin decir, es tan rápida la muerte, aunque tarde meses en abrir su puerta para llevarse a nuestros seres amados!!!.

Hay tantas cosas que no te dije, porque estaban implícitas en nuestra relación, porque emanaban de mis actos, porque se correspondían con mi comportamiento, pero aún así, ahora me arrepiento de no habértelas dicho cada día, de no haberlas acompañado de sonrisas, caricias, besos o abrazos e incluso, por que no, de lágrimas de agradecimiento.

Escribir estas lineas, pensar en ti o darte las buenas noches al final de cada día, es algo necesario, no se durante cuanto tiempo, pero debo hacerlo, para sentirte cerca, para sentirme bien, para no sentirme culpable, porque sé que hago lo correcto, porque el dolor y la aflicción me invaden, pero son una sensación pacificadora, sanadora, porque te mantengo a mi lado, porque te hago permanecer en este mundo, aunque ya nadie más pueda verte.

Hoy es un día más en el paraíso y también un día más de una vida sin ti, a pesar de todo será un día más vivo, un día más que levantarme, de preparar comidas, estar con tus hijos e incluso trabajar, un día más para añorarte y amarte, un día más para continuar, un día más sin ti, un día más en soledad, pero a pesar de todo ello un día más.

Yo seguiré escribiéndote, hablando contigo, dándote las buenas noches cada día, como si estuvieses viva, aunque sea una ficción o un mecanismo de defensa, pero tú amor mio, tú solo debes impedir que me olvide de ti.

Te amo mi niña, mi princesa, mi amor

Sábado 11 de abril de 2020

Sigo aprendiendo a vivir sin ti.

Hola amor mío, acabo de interrumpir mis labores caseras, he sentido la necesidad de contarte algo, de explicártelo antes de que olvidarlo, vivir sin ti es imposible pero hay dos cosas que ademas lo vuelven insoportable, la soledad en la que siempre estoy sumido, con la radio como acompañante perenne, y el revivir una y otra vez la consciencia plena de que no volveré a verte, es implacable, no importa lo ocupado que esté, el cansancio que arrastre, la máxima abstracción que pueda alcanzar, no importa nada de lo que esté haciendo, pues en cualquier momento, al terminar, al ver un objeto, al realizar una acción cualquiera, al escuchar una canción o simplemente pararme, es inmediato sobreviene siempre ese pensamiento, «ya no te volveré a ver, no volveré a sentirte, a abrazarte, a besarte, a hablar contigo, ver una peli, dar un paseo, un roce descuidado, un pensamiento positivo, dormir abrazado a ti».

Es imposible, vivir sin ti, pero aquí estoy, ocho meses después y casi nada ha cambiado, al menos en mí, porque la vida continúa, cada uno sigue a lo suyo, el mundo sigue girando, no importa que yo no quiera seguir subido a él. solo yo me mantengo en el mismo punto donde me dejaste, clavado en ese instante de adiós irreversible, en ese agujero negro que es tu ausencia, solo yo vivo y revivo, día tras día, hora tras hora, aquellas ultimas horas, como si no hubiese mas horas que contar, el tiempo se ha convertido en un reloj de arena que se reinicia con cada giro de los vasos.

Como siempre, no sé que hacer, no se que quiero hacer, no se lo que conviene hacer, o quizás sí, pero me lo niego una y otra vez, no puedo retomar la vida sin más, no se hacerlo, es imposible.

Mi capacidad de decisión ha quedado reducida, al trabajo y a las labores cotidianas.

Maldita sea, si es ley de vida, perder a quienes amamos, ¿por qué no estamos preparados para continuar?¿por qué tanto sufrimiento?.

Estoy tan cansado…

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.