Domingo 7 de marzo de 2021

Hola princesita, hoy vengo dispuesto a escribirte cosas bonitas, a recordar contigo, a rememorar algunos detalles de nuestra cotidianidad, de lo que hacías, aquellas pequeñas cosas que convertían cada día en un día especial, no sé si podré, porque ponerme ante ti siempre me hace desmoronar, me somete y me tumba, ya asoma a mis ojos el liquido de la nostalgia y el pesar, sin apenas haberme sentado frente a ti. Pero hoy, ahora, no desfalleceré.

Recuerdo cómo, cada noche, cuando decidíamos acostarnos, se iniciaba tu ritual, siempre dividido en dos partes el de higiene y el de cuidado.

Casi nunca fallabas, muy pocas veces faltaste a él, como en todo, eras meticulosa, ordenada y fiel.

Cuando ya recogíamos la cocina y pensábamos subir al dormitorio, mientras yo revisaba puertas y ventanas, echaba la llave e iba apagando luces, tú te dirigías al baño, te cepillabas los dientes y te lavabas la cara con tus productos, no importaba que volviésemos, tras salir, a una hora tardía o simplemente nos acostásemos tras la cena, era una cita diaria a la que en muy pocas ocasiones faltaste, me encantaba mirar tras de ti como con los ojos cerrados te enjabonabas la cara, te desmaquillabas los ojos, lo hacías con suavidad, con esmero, diría que con cariño, le dedicabas el tiempo necesario sin prisas, tenias que hacerlo bien y eso requería su tiempo, siempre le dedicabas el mismo, el necesario, el que hiciese falta hasta que el resultado fuese el que esperabas, luego te enjuagabas la cara y comprobabas el resultado, aun un poco agachada para no lanzar agua fuera del lavabo, mirándote y evaluando el resultado en el espejo, sonriendo cuando te fijabas en mi imagen tras de ti devuelta por el espejo, esa sonrisa tuya cariñosa y tranquila, pero no por ello menos hermosa que cualquiera que mostrabas en otras situaciones.

Después directos al dormitorio, donde proseguía el ritual de toda mujer, aplicarte tus cremas antes de acostarte, te ponías con paciencia tus cremas de noche por todo el rostro, distribuyéndolas de forma homogénea por toda tu piel, luego una vez en la cama tu crema de manos, semi incorporada te la aplicabas y te frotabas las manos una y otra vez hasta que se absorbía toda.

Yo mientras tanto, si era invierno, cogía mi libro y leía tumbado en tu lado de la cama, porque eras muy friolera, para que cuando terminases tu ritual y te hubieras puesto tus dos pares de calcetines, tus sábanas ya estuviesen calentitas, era algo que te encantaba, tumbarte y que las sábanas no estuviesen frías o incluso calentitas si tardabas un poco, lo saboreabas como una buena comida, siempre te arrancaba una sonrisa; cuando ya tenías puesto el pijama, yo me echaba rápido a un lado y tú ocupabas rápidamente tu espacio, claramente definido, escogido muchos años atrás, más de 30.

Pero eso no era todo, ese momento era uno de los mejores de cada día, como negarlo, presenciar cada día como te ibas desnudando, como tu maravilloso cuerpo iba quedando al descubierto era un espectáculo diario que procuraba no perderme, te miraba de principio a fin tú lo sabías, te gustaba comprobar que tras tantos años, apreciando como cambiaba tu cuerpo, siguiese disfrutando del espectáculo, viéndolo una y mil veces más, te hacía sentir hermosa y deseada. A veces te daba por ponerte de espaldas o girarte en el momento de desprenderte del sujetador, con esa pícara maldad de sabotear el mejor momento, pero luego te lo hacía pagar caro, en ese momento me iba a mi lado de la cama y dejaba el tuyo descubierto para que se disipase mi calor, la represalia por faltar a nuestro acuerdo jamás escrito pero innegociable, era un bonito juego, una complicidad que no por repetirla miles de veces dejaba de ser adorable, una y otra vez, día tras día, luego venían los abrazos y las risas, las peleas jugando y algún que otro momento de pasión y amor.

Ya han pasado más de dos años, han transcurrido más de 2 años desde que presencié por última vez esta maravillosa representación, mas de dos años desde que acaricié tu cuerpo por ultima vez con pasión, con deseo, con la satisfacción y el convencimiento de que era lo que ambos deseábamos, lo que esperábamos seguir disfrutando al menos otros 20 años más.

Dos años sin algo tan preciado y necesario

Dos años más en el paraíso.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 6 de marzo de 2021

La vida es una enfermedad que no se puede combatir.

Hola amor mío, un fin de semana más vengo a buscar tu ayuda, vuelvo a ti para vaciar mi cubo, para purgar mi alma, para aliviar la presión de esta enfermedad que supone la vida.

Una vez más, me ayudo de tu fotografía, alejándote en el mar, para llorar lo que no he podido llorar entre semana,

Pero, duele tanto mirarte, mirarte y ser consciente de lo que he perdido a la vez que me mareo y me desoriento, porque te miro y me pierdo, es una sensación de irrealidad, mirar tu sonrisa, tus vivos ojos, tu bello rostro e intentar creer que ya no existes, pensar y aceptar que todo lo que resta de ti está en una vasija, en un lugar frio y oscuro, no se puede aceptar, es imposible, la vida no desaparece sin más, como un silbido o una lagrima que se seca al sol, no puede ser, me niego rotundamente a aceptarlo, ¿acaso somos tan insignificantes? ¿simples objetos de una macro creación fruto de la casualidad y aleatoriedad de combinaciones de simples sustancias?

¡¡Tú no puedes ser eso!! Nunca. Tu has sido el ser más hermoso y excepcional que he conocido y no puedes simplemente volver al polvo.

Duele mucho pensar en ti, pensar en la muerte, en la desaparición de las personas, no de las personas, de nuestras personas, aquellas que representan algo en nuestra vida, una vida que se vuelve una enfermedad crónica, con síntomas que hay que tratar para contenerla, paliativos para soportarla, porque esta enfermedad no tiene una cura aceptable, hay que cargar con ella hasta el final, con mucho o poco dolor, pero siempre con ese lastre que no desaparece, que me impide ver cada día con optimismo, con alegría o simplemente con deseos de afrontar cada mañana.

No, tu nunca serás polvo que vuelve al polvo, tu siempre serás mi faro en la oscuridad, el horizonte al que mirar cuando no haya nada donde fijar la vista, el rostro que mirar largo rato antes de cerrar los ojos cada día, el último pensamiento de la noche antes de sucumbir al sueño, tu amor mío sigues siendo el hilo del que pende mi vida, el pensamiento que persiste por encima de toda realidad, te echo tanto de menos….

Este fin de semana promete ser difícil, una nueva prueba que afrontar, un nuevo síntoma a combatir de mi enfermedad, un nuevo fin de semana en el paraíso.

A veces deseo no pensar en ti, intentar pasar página, iniciar una recuperación, pero solo a veces y solo es un deseo fugaz, no importa las cosas que intente hacer o disfrutar, siempre vuelvo a ti, no puedo desprenderme de esa  parte de mi vida, donde había tanta dicha, tanta felicidad, tantos objetivos, proyectos y deseos, donde volver cada día a casa y volver a verte era el mayor logro posible, donde cada fin de semana era una aventura, aunque acabase dormido en un sofá a tu lado, no había mayor proeza que tu permanente contacto, abrir los ojos y verte cerca, extender la mano y tocarte, despertar y verte aun dormida, tu cabello derramado en la almohada, tu cuerpo suave y cálido bajo las sábanas, no se puede renunciar al pasado, no se puede empezar un futuro sin sentir el peso del pasado a la espalda, soy el resultado de todo ese camino que he hecho contigo, no se puede reescribir la historia que hemos creado juntos. Es tan simple: soy el fruto de nuestra relación.

No puedo, no puedo aparcar 33 años de amor y pasión y empezar otra vez, no puedo y no quiero.

Te quiero amor mío, mi niña, mi princesa, mi amor.

Lunes 1 de marzo de 2021

La fragilidad del alma

Hola amor mío, que frágil es esto que llamamos alma, esta parte invisible que es la esencia de la persona, esa parte sagrada y venerada a la que damos el máximo valor de cada ser humano, esa pieza de incalculable valor, oscura o luminosa según sea nuestra moral, nuestra ética, nuestras ambiciones, nuestros deseos y nuestras acciones.

Es algo tan complejo y a la misma vez tan frágil, tan fácil de romper, de consumir, de apagar, tan fácil de hacer que se encoja, de reducirla y confinarla en un mínimo espacio, comprimida y dolorida hasta lo imposible.

Así me he levantado hoy, con el alma arrugada y requemada, tras un sueño que me dejará todo el día entristecido y abatido. Soñar contigo es algo que deseo más allá de cualquier cosa, incluso estos sueños tan dolorosos, en los que, como en una película plañidera, no me recuerdas, te has enamorado de otra persona y he de intentar reconquistarte, siendo tú joven y hermosa y yo un soñador sin sueños, torpe y agotado.

Hoy ese sueño ha fraccionado mi alma en millones de minúsculos trozos, imposible de recomponer, verte hermosa como siempre, pero indiferente conmigo, ¿Cómo es posible albergar tanto y tan intenso dolor y no morir de shock?

Estoy tan cansado y te echo tanto de menos…

Este dolor que no cesa, este vacío que no mengua, esta laxitud que se apodera de todo…

Estoy tan cansado y te echo tanto de menos…

¿podré continuar sin alma?

Te quiero mi niña. mi princesa, mi amor.

Domingo 21 de febrero de 2021

Hola amor mío, podría decirte que transcurre otro domingo más, pero no sería cierto, esta mañana mientras realizaba mis habituales y solitarias tareas, te he escrito al menos 50 páginas en mi cabeza, 4 horas con uno mismo dan para una larga conversación, con preguntas, con respuestas, con argumentos, con quejas, con deseos, con mil y una posibilidades, pero siempre hay algo que predomina, siempre existe una pendiente, por mínima que sea, que hace que todo acabe deslizándose en la misma dirección, todo acaba mirando hacia tu muerte y la mía.

Tu abandonaste la vida sin desearlo, sin estar preparada, sin haber hecho cuando querías y podrías haber hecho, yo en cambio debo permanecer sin quererlo, estando preparado para abandonarla, sintiendo el deseo inalcanzable de lograrlo, pero también los elementos actúan en contra de mi voluntad.

La vida ya no me queda bien, no me encaja, no hay nada que me ayude a superar tu marcha.

Aun habiendo cosas y personas que consiguen que a veces, solo a veces, por un tiempo pequeño, tu vacío quede cubierto por un fino velo, no sirve de nada, ¿qué vida sería si solo aspirase a ocultar y tapar este irremediable hecho?, ¿qué falsa vida seria esa?

Tanto tiempo pensando cada día, y siempre acabo mintiéndome, siempre proyectando nuevas cosas, actos de enmienda, intentos de aceptar tu partida, falsos deseos de continuar, fijando nuevas metas, fingiendo normalidad, poniendo deseos antiguos de por medio, , apoyándome en ellos para intentar escalar este muro de oscuridad, pero todo es mentira, nada de ello sirve salvo para intentar alentar una vida que no insufla aire ya, una vida que ya se perdió y que no importa cuantas costillas partamos con masajes cardiacos, esa vida ya no volverá, porque el muerto no quiere entrar en su cuerpo, porque ese cadáver frio ya no es un hogar, ese ser yacente solo es un vestigio de un pasado que nunca volverá.

¿Muerte o vida? Que difícil elección, que caminos más difíciles, uno corto y apetecible, el fin de todo, la ruptura con el dolor, el fin del vacío y la soledad, el dulce abrazo del sueño cuando el cansancio ya no deja lugar para otras opciones, el camino directo a la meta, sin trampas, sin demoras, sin obstáculos, pero tiene un severo inconveniente, ¿se puede andar ese camino, sabiendo que siembras de terror el de otras personas? ¿se puede asumir semejante acto de valentía cuando el daño causado es posible sea superior al beneficio?, no creo que mi partida fuese una gran pérdida, tu te fuiste y ya está, la persona fuerte de nuestra relación, la persona agradable, simpática, generosa y desinteresada, el 50% en carne, pero el 95% en valor, todo lo valioso que representábamos se fue contigo, así que si se ha podido superar que desapareciese alguien tan hermoso, mucho menos se tardará en rellenar el espacio desagradable y poco amistoso que ocupo yo.

Pero también está la vida, esa cantidad de tiempo que consume cada persona, esa gran mentira que nos contamos cada día, esa suma de pecados, engaños, traiciones e infidelidades que cometemos a diario, eso que es algo bello, eso que es algo deseable, eso que todos ansían y se nos antoja corta. Todo ello me sobra incluso las 100.000 cosas que son hermosas y no menciono, porque todas esas cosas partieron contigo.

El primer camino requiere muchos preparativos, para el segundo se pude improvisar, no es necesaria una planificación exhaustiva, con poner un pie delante de otro la cosa ya va funcionando.

Vida o muerte, muerte o vida, que difícil evaluar, que complejo pensar que abarca e implica cada estado, abandonar y renunciar a todo no es fácil, pero es cuestión de un solo segundo, al fin y al cabo cuando al fin la alcanzas ya todo carece de valor, ya no hay nada transcendente ni intranscendente,  ya no habrá un te dije que pasaría esto, te dije que tal lo pasaría mal, ya te advertí que se producirían conflictos, la oscuridad se cierne y todo lo cubre y silencia, además  ¿quién podría cuantificar el dolor que causaría mi partida?, es imposible saber si habría más personas que sufriesen por ello que personas que celebrasen mi decisión, sabiendo que fue mi elección y lo hice libremente, que escogí la última y más dura opción, por haber agotado todos los caminos.

De todas formas, la pena por un conocido, o por alguien al que no se quiere con todo el corazón es un dolor pasajero, temporal y fácil de aparcar y está muy claro que la amistad y el cariño son difíciles de medir o numerar, pero tratándose de mí, los afectados se podrían contar con menos de los dedos de dos manos, así que esa onda expansiva sería de muy corto recorrido.

No quiero que pienses que me estoy dando argumentos o convenciéndome de ello, ya sabes lo cabezota que he sido siempre, ni que lo interpretes como una muestra de autocompasión, no, simplemente te lo cuento porque, como tantos otros pensamientos, tengo que sacarlos de  mi cabeza y airearlos, el veneno debe salir antes de que corrompa todo, este es mi cáncer, que al igual que el tuyo, va afectando y destruyendo todo lo que toca, tu no tuviste tratamiento posible, y dudo que yo pueda encontrarlo.

Al igual que yo, debes pensar que es otra de mis locas ideas que me obligan a razonar en una dirección y en otra, a defender y a intentar rebatir, la puta locura de la enfermedad de la soledad, hablar con uno mismo lo que no puedo hablar con nadie más.

Malditos y largos domingos que me obligan a conocerme y a no reconocerme en mis pensamientos, te echo tanto de menos…

Me quedan tan pocos recuerdos…

Soy demasiado débil para una montaña tan alta y salvaje, emprender el ascenso en pijama y con una fregona por ayuda se me antoja una ventura imposible.

Ojalá hubiésemos podido intercambiar los papeles, ojalá hubiese sido valiente para hablar contigo de tu enfermedad, saber que pensabas, que sentías, demasiados ojalá…

Tantas cosas bulléndome en la cabeza y tanta torpeza en mis dedos.

Tú eras más dada a la acción que a las palabras, a los hechos que a las peroratas.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

La felicidad

Sábado 13 de febrero de 2021

Toalla arrojada.

Hola vida mía, un nuevo día de mierda está a punto de terminar, otro magnífico día, otro día en el paraíso.

Hoy he tenido que dejar de hacer lo que estaba haciendo, pues se ha tornado algo urgente y acuciante contarte este fantástico día, esa nueva revelación que, entre pasada y pasada de la fregona, iluminaba mi mente, iluminada, como de costumbre, por estímulos negativos, por pensamientos derivados de las geniales experiencias que me sacuden cada día, pero, hoy, se ve que estoy algo mas tierno, cosas a las que estaba acostumbrado y que ya no hacían mella en mí, han penetrado con fuerza hasta lo mas hondo de mi ser, un disparo a bocajarro, inesperado y brutal.

Después de algunas nuevas y consecutivas “anomalías de comportamiento”, sigo pensando que lo mejor es tirar la toalla, sí, una vez más rendirse es la única opción, y hoy especialmente la expresión “tirar la toalla” ha adquirido una visión especial, un significado más real, siempre he pensado en su significado como rendirse, desanimarse o desistir de intentar algo, pero esto solo es una mínima parte de la profundidad de esta expresión, su origen me ha venido a la mente y en su origen hay un contexto de brutalidad, de violencia, de derrota física y mental, de sometimiento, de inferioridad, ahí me he visto hoy, brutalmente apalizado, vapuleado y apaleado, mermado y derrotado, sin que hubiera ocurrido nada especial o distinto a lo que vengo viviendo los últimos meses.

Sí, hoy de nuevo tiro la toalla, en toda la amplitud de significado que conlleva, en lo mas intenso de su contexto, porque otro día mas en el paraíso, no es más que otro día más muerto en vida, un día más en el que revivo como me miras con terror mientras tu vida se apaga y yo no puedo hacer nada, solo mirar y coger tu mano, deseando que solo fuese un sueño, que todo fuese ficción, sujetando tu mano deseando poder irme así contigo, finalizar este viaje unidos, juntos, como todo el trayecto recorrido hasta llegar a este momento..

Pero no, tu mano quedo sin fuerza, inerme entre mis dedos, cálida y suave, pero sin vida, te marchaste y yo no pude acompañarte ni tu pudiste llevarme contigo.

Tú definitivamente muerta y yo definitivamente sin vida.

Hoy pienso que tu fuiste la «afortunada», que sufriste la muerte verdadera, la que es el punto final, la que cierra todo, la que apaga las luces, no hay nada más después, yo también sufrí la muerte, pero la que es punto y aparte, se resetea todo y empieza una nueva vida/muerte, donde cada día sabes que no existes, que no sirve para nada, días inútiles para una vida inútil, inútil desde un punto de vista íntimo y personal, porque sí que eres útil para la sociedad, para tu entorno, para los que solo ven un peón mas en el tablero.

Estoy tan cansado…

Me siento extraño, no sé que siento cuando miro tus fotografías y pienso que esas sonrisas quedaron congeladas para siempre en ese instante y no habrá sonrisas nuevas, no soy capaz de comprender que no te volveré a ver, que no podré abrazarte ni una sola vez más.

Esto cansa demasiado, tiro la toalla con todo, porque todo me golpea, todo me derrota, todo me somete, no hay victoria posible, el empate es inalcanzable, solo queda un ser sometido, agotado y sanguinolento, tirado en el suelo, apenas sin aire, apenas sin fuerzas, noqueado, desorientado, preguntándome ¿cómo he llegado hasta aquí?,¿qué hago aquí tirado?, ¿cómo me puede estar ocurriendo esto a mí?

La muerte en vida.

Que expresión más romántica, que expresión más terrible.

Hoy indudablemente estoy triste y agotado, aun es de día y ya he fracasado de nuevo, otro bonito trofeo, una nueva y bonita mención para añadir a mis logros personales.

Hoy tengo tantas ganas de verte y hablar contigo, de repetir una y otra vez lo que te quiero, lo que te quise, lo que te podría haber querido.

Hoy creo que ya ha terminado el día para mí. Ya solo me queda irme con mi soledad a otra habitación y vivirla con plenitud, saborearla, paladearla y sufrirla, hasta que el día termine y el glorioso sueño aparezca.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Domingo 7 de febrero de 2021

Gracias mi vida!!

Hola amor mío, hoy he terminado tarde, ya sabes, los domingos, sin tener que salir, dan para mucho si no paro, hoy ni ejercicio he hecho, he aprovechado bien la tarde, aunque nunca será recompensado el esfuerzo, ni tan solo un mínimo reconocimiento.

Mientras hacía nuestra cama, sabes lo que odiaba hacerlo incluso en tu compañía, sobre todo a ultima hora del día, a pesar de que aprovechaba para darte la tabarra, empujándote, poniendo mal las sabanas, tirando de ellas para que se te soltasen, intentando sacarte de tus casillas, pero no importa, hoy, hace unos minutos, mientras la hacía, sentía cierto orgullo y mucha pena, por el hecho de después de todo ser capaz de realizar muchas cosas que no hacía contigo, que jamás pensé que podría afrontar, que la necesidad me ha empujado a asumir, pero sobre todo sentía una profunda tristeza por no haberlo hecho antes, porque podríamos haber compartido tantas tareas, porque te habría gustado ver hasta donde podría haber llegado si lo hubiera intentado, nos habríamos maravillado los dos y habríamos disfrutado mucho más de nuestra casa, de nuestro tiempo compartido, de nuestro tiempo añadido juntos.

Quiero pensar que te sentirías orgullosa a la vez que esa ayuda te habría venido muy bien, y ahora también quiero pensar que si pudieses verme me habrías dicho dos cosas, “que cabrito eres, podrías haberlo hecho, pero nunca te lo propusiste”,” estoy orgullosa de ti, has conseguido hacerlo, no te has rendido y lo estás haciendo bien, aguanta y sigue así”.

Ojalá pudiésemos tener unos minutos para hablar tantas cosas que quedaron pendientes, para poder despedirme de ti con calma, sin prisa, sin llantos, sin dolor, solo decirte tranquilamente todo lo que te quiero y lo hermosa que has sido durante toda tu vida.

En fin, no te lo podré decir jamás, pero cierto es que jamás dejaré de pensarlo y escribirlo.

 

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.  

Sábado 30 de enero de 2021

Hola preciosa, te sigo echando tanto de menos…

Los días continúan pasando, sin que se produzcan cambios importantes o al menos que yo los aprecie.

La apatía ha tomado el relevo al dolor, todo pasa ante mi sin que represente valor alguno, solo aquello relacionado contigo me alcanza de pleno, lo demás que ocurre a mi alrededor carece de valor o estímulo. Aun así, cada día me sigo esforzando en llevar una vida “normal”, a pesar de lo difícil de definir que es semejante término. Sigo trabajando como si me importase algo lo que hago, sigo relacionándome con las personas que me rodean, aquí es donde mas consciencia debo poner, porque francamente poco interés despiertan en mí, pero sigo, avanzo a lo largo de cada día como un transeúnte más, como alguien que anda persiguiendo un destino claramente definido, aunque no sea cierto, pero lo hago, atiendo cada contacto, cada acercamiento, cada relación, como si tu estuvieses viva, aunque es tan incierto como esto último, pero no importa, continúo y la vida sigue, y yo pues sigo con ella, como si fuésemos juntos, como si nos acompañásemos, como si deseásemos compartir ese camino.

No puedo decir que no haya cosas que no me gusten, porque sigo haciendo cosas que me gustaban cuando tú estabas y siguen teniendo valor, supongo que seguirán siendo agradables porque lo eran contigo, o quizás es que simplemente me gustan y ya está. Da igual, carece de importancia el motivo, a veces me compro algún helado, sigo haciendo ejercicio, conduzco la moto cada día para ir a trabajar, aunque me gustaría tanto sentirte tras de mí, notar tus brazos apretando mi cintura, tus pechos oprimiendo mi espalda, verte por el espejo retrovisor, pero me gusta conducirla, aunque no lo disfruto ni siento el placer que sentí alguna vez.

Pero da igual, sigo adelante, intento aprender nuevas recetas, me esfuerzo por ser mejor padre (es lo que peor hago con diferencia), intento mantener la casa habitable, atender todas nuestras necesidades y sigo cada día, sigo cada nuevo día en el paraíso.

Así relatado parece fácil, es lo que yo llamo un Nadal, ver la ejecución de algo por alguien experto, da la sensación de que es algo sencillo, que podríamos hacerlo cualquiera, pero una vez puestos… tampoco importa que parezca fácil o difícil, sigo y punto.

Estoy cansado, me cuesta usar mi tiempo de forma eficiente, cada vez me quedo más veces, más tiempo paralizado, malgastándolo, viendo la tele o en asuntos innecesarios, me disperso y me abandono, porque al final da lo mismo en que use el tiempo, me aporta lo mismo ver zapeando que hacer cualquier otra cosa, ya sea útil o no, el tiempo pesa demasiado y no se que hacer con él.

Pero tampoco puedo engañarme, a veces me sorprendo sonriendo ante alguna cosa, o incluso tarareando alguna canción que oigo en la radio, a veces subo el volumen a cuando suena alguna canción que me gusta, a veces deseo compañía, a veces me apetece llamar a alguien, a veces siento algún deseo, ya sea un café, un paseo, o simplemente un descanso, porque al fin y al cabo la vida sigue y mi cuerpo lo sabe, aunque mi corazón no lo entienda, pero así es la vida, que sigue aun si mi consentimiento. Así es la vida, capaz de florecer en el suelo más inhóspito del planeta, no importa las dificultades con que se encuentre o le interpongamos en su camino, así es la vida, siempre prevalece, hasta que se acaba, hasta que la das, te la roban o la pierdes. Sí, innegablemente así es la vida. Así es esta mierda de vida.

Creo que mañana iré a verte, no sé si me llevaré mi cuaderno y mi silla o solo iré a plantarme ante ti como un árbol, dejarme vencer unos minutos por el dolor y volver triste y derrumbado a casa. No sé si podré ser fuerte, pero lo intentaré.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor. Te quiero Mari Ángeles.

Martes 19 de enero de 2021

 

Hola vida mía, últimamente pienso mucho en ti y mantengo a diario conversaciones silenciosas en las que tú eres la otra parte, aunque actúes como mera oyente.

También sueño mas contigo, pero son sueños muy tristes, porque en todos sé que tu ya no estás, o son sueños en las que tu enfermedad está presente.

Hoy me he despertado llorando, continuando con el sueño. En el sueño, estábamos en la calle, sentados en una terraza con nuestros amigos y me enfadaba contigo, te levantabas e ibas a la barra a por algo y me di cuenta que no podía enfadarme contigo, que te quedaban pocos días y no podía desperdiciar ni un solo segundo en enfados, debía disfrutar cada momento que aun estuvieses viva, al darme cuenta me puse a llorar y así me desperté con el corazón encogido y la cara y almohada empapadas.

Han pasado 17 meses ya, mucho tiempo, una cantidad brutal de tiempo mirando hacia el futuro y un suspiro volviendo la cara hacia el pasado.

Tanto tiempo sin ti, tanto tiempo perdido, tanto tiempo que podría haber significado tanto…

Bueno, hoy no puedo seguir, solo estoy triste y no tengo nada que decirte, hoy solo es un día más en el paraíso. Un día más en soledad.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Martes 5 de enero de 2021

Un año más en el paraíso

Hola amor mío, hoy en medio de este bullicio y esta vorágine que es la navidad, he querido estar un ratito contigo, ya sabes que solo cuando me animo a escribirte me siento realmente cerca de ti, solo en estos minutos consigo desatar emociones y liberarme un poco de tanta amargura, escribir, mientras miro de reojo tu fotografía en la otra pantalla, consigue lo que ya no consiguen las fotografías que adornan nuestra casa.

Solo esto y algunos amargos recuerdos consiguen darme algo de sensibilidad, lo suficiente como para romper un poco el hielo que últimamente me envuelve todo el tiempo.

No paro de pensar en lo que queda de mí, en lo que me convierte tu ausencia.

No estoy preparado para continuar solo, no estoy preparado para no verte cada noche al entrar en nuestra habitación vacía, no puedo estar preparado para este silencio que siempre envuelve nuestra casa, jamás estaré preparado para seguir un camino que se ha borrado de la faz de la tierra.

¿Qué es la vida sino un camino? El camino que recorremos cuando tenemos expectativas que cumplir, cuando fijamos objetivos que marcan nuestros actos, cuando vislumbramos un horizonte que deseamos alcanzar por encima de todo, el camino que transitamos con una buena compañía, llenando los paisajes vacíos, para que no perdamos el norte ni la cordura.

¿Pero que ocurre si ese camino se borra? ¿Qué ocurre con la vida cuando ya no hay expectativas que cumplir, cuando se acaban los objetivos y nuestras acciones pierden sentido, cuando todo se vuelve oscuro y no hay horizonte al que enfocar la mirada y dirigir nuestros pasos?, ¿Cómo seguir ese camino sin la compañía que nos ancla a la realidad, nos da fuerzas y nos empuja cuando nos paramos?

Supongo que cuando todo esto desaparece, el sendero también lo hace.

¿Qué hacer en una situación así?

¿Qué hacer cuando el camino desaparece y ya no apetece iniciar otro, seguir el de otra persona, crear uno nuevo, o dejar que algún camino se superponga al perdido y caminarlo como si fuese propio?, no hay respuesta, es más fácil sentarse a esperar algo que jamás ocurrirá, o dar vueltas sobre uno mismo sin avanzar un centímetro en ninguna dirección, ¿estático o en giro continuo? El resultado es el mismo: la amovilidad y la incapacidad de avanzar en dirección alguna.

Es cierto que te puedes vaciar, te secas como una flor atrapada entre las pesadas paginas de un libro, te aplanas, te desinflas, te adaptas a tu jaula y tu esencia se evapora, solo queda una estampa en dos dimensiones de lo que una vez fue tridimensional y una mancha en las páginas que la abrazan.

Estoy cansado, muy cansado, me pesa todo en exceso, a la vez que todo se vuelve liviano, ligero de peso y contenido, vacío de valor, superfluo, volátil y etéreo.

Se va perdiendo el sentir, las emociones, los deseos, las ganas de caminar, todo va desapareciendo sin apenas darme cuenta, siempre con la cabeza agachada, siempre con la mente ocupada. A veces cuando por fin levanto la vista veo que el paisaje ha cambiado que no reconozco nada de lo que veo, que no conozco a los que me rodean, pero también siento que no importa, todos los entornos son hostiles, todas las personas son enemigos, nadie me conoce, nadie comprende lo que me ocurre.

Supongo que este desgaste es normal, seguramente llegue un momento en que pare, e incluso puede que sea reversible, pero no lo sé, tampoco importa, ya conozco a mis nuevos compañeros, siempre caminan un paso por detrás, dándome sombra o un paso por delante apartando las multitudes, abriendo brecha entre las personas, evitando que se acerquen en exceso, son como apéndices, que se mueven en todas direcciones creando una burbuja a mi alrededor, una zona de exclusión, impenetrable e inviolable. Son eficientes, aíslan perfectamente, quizás sea la última barrera, el último muro que me separa de la locura, o quizás puede que ya lo haya atravesado y ellos sean mi particular locura. Siempre he pensado que ni todas las locuras tiene que ser negativas, ni todos los locos son detectables, no todos balbucean o gritan o dicen memeces, puede que algunos solo sean ermitaños en medio de la sociedad, pequeñas islas en un océano de obsesiones compartidas, en una corriente de pensamiento común.

De nuevo se me va la cabeza, yo solo quería estar contigo y ya ni me acordaba de ti, siempre acabo hablándote de mí, de mi torpeza social, de mi desánimo y mi cansancio.

Siento remordimientos y culpa, fui la persona mas afortunada y no fui consciente de ello, he dejado sin darte tantos abrazos, tantos besos, tantas caricias, he tirado un tesoro al fondo del mar y ahora que es inaccesible veo lo hermoso que era, lo importante que fue para mí, la parte esencial que formó de mi vida.

La consciencia es una carga muy pesada, pero hoy solo quiero pensar que nuestra vida juntos fue maravillosa, quizás algo aburrida y monótona, pero lo tuvimos todo, aunque yo nunca fuera consciente de ello.

Hoy solo quiero recordar tu sonrisa, tus ojos claros, tu precioso cabello, tu calidez, los abrazos interminables los fines de semana al despertarnos sin prisa, recordar el tacto de tu suave piel, de tu cuerpo pequeño y frágil, como de especial me hacía sentir tu cariño y tu paciencia.

Hoy solo quiero recordar que fuiste una mujer hermosa en todos los aspectos, la mas hermosa de todas, la mujer ideal, mi niña, mi princesa, mi amor.

Hoy, otro día más en el paraíso

Te quiero Mari Ángeles

Jueves 31 de diciembre de 2020

Un año sin ti.

Hola vida mía, pronto acabará el año, pronto empezará uno nuevo, otro año más sin ti, otro año más sin mí.

Ha sido un año completo sin tu presencia, un verdadero infierno, no creo que el que ahora llega pueda aportar algo positivo, las fuerzas van menguando, la capacidad de regeneración ya apenas existe, poco a poco, he ido perdiendo mi humanidad, mi sentir, mi empatía, mi capacidad de relacionarme, ya poco me importa algo, casi no queda nada que atraiga mi atención o desate algún deseo en mí.

La vida se ha convertido en un observatorio del tiempo y las personas, cada día solo ofrece tiempo para pensar, un espacio para trabajar, una pesadilla que no tiene fin, un bucle de infelicidad.

Ya no me apetece salir, ya no me apetece hablar, ya no me apetece hacer nada con nadie, no disfruto nada de aquello que alguna vez tuvo valor, las cosas que una vez apreciamos y disfrutamos carecen ya de todo sentimiento.

Llega otro año, triste y solitario, un nuevo año para vivir desde el borde, para observar desde el exterior, para dejar transcurrir e intentar sobrevivirlo.

La vida es una mierda, es un sendero lleno de decepciones, de necesidades imposibles de satisfacer, de aislamiento y de inestabilidad, un sendero transitado por geste repulsiva, gente desagradable, egoísta y fea en todas sus posibilidades, aunque también haya gente hermosa no soy capaz de mirarme y reflejarme en ellos.

Hoy, un nuevo día en el paraíso, un día que no pasará a la historia por su grandeza, un día para olvidar, un día en una vida sin ti.

El año que viene, daré de baja tu teléfono, cerraré tu cuenta de Gmail, eliminaré tu cuenta de instagram, el año que viene dejarás de existir un poquito más, y yo, yo simplemente me volveré un poco más transparente.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.