Miércoles 7 de julio de 2021

Hola vida mía, el tiempo transcurre sin cambios sustanciales o relevantes, cada nuevo día es idéntico al anterior, amanece y se reinicia el deseo de que acabe pronto. Estos días tan largos se hacen aún mas interminables, parece que la oscuridad temprana ayuda a anticipar el sueño, mientras que el alargamiento de luz diurna lo retrasa sensiblemente, no obstante es preferible anímicamente un día cálido y luminoso a uno frio y oscuro.

Estos días, cuando, a causa del intenso calor, me quedo inmovilizado en el sofá o la piscina, pienso mucho en los veranos que pasamos juntos, las largas tardes en la piscina, lo agradable que era el baño juntos, lo mucho que disfrutaba paseando dentro del agua colgado de ti o tu abrazada a mi espalda, como un dócil tiburón y su rémora. Echo de menos el contacto físico en el agua, echo de menos las conversaciones insulsas y triviales de hamaca y fruta fresca, echo de menos leer contigo a mi lado hablando con mi hermana o jugando a las cartas con la niña.

Esos momentos intrascendentes son sumamente valiosos, mucho más de lo que aparentan unas escenas de vida familiar y festiva, esos instantes eran el sustento de la felicidad, eran el ingrediente perfecto para cocinar una vida rica y plena, eran momentos de ternura y amor ,sin filtros ni objetivos ocultos.

Echo tanto de menos levantarme y desear hacer algo, esperar que llegue la hora de volver, para encontrarte y hacer lo que fuera o consumir nuestro tiempo en cosas absolutamente nada importantes.

Te echo mucho de menos y aún no hay nada que consiga devolverme a la vida, a veces porque no quiero, otras porque no puedo y la mayoría de las veces por falta de estímulos.

Tengo claro que este estado civil, de nombre tan horrible, es un estado emocional, que se puede convertir en un atributo personal permanente e igual de horrible que su nombre.

Me gustaría darme permiso, ser parte activa en mi recuperación, si ello fuera posible, a veces incluso veo opciones y acciones para escoger y realizar, pero mi voluntad es volátil y voluble, quizás sea también un estado pasajero, de duración indefinida, pero que podría tener fecha de caducidad, por mis decisiones o por la interacción con otras personas, pero en mi situación actual puede ser  muy difícil, si no imposible.

Deben cambiar tantas cosas, sobre las que no tengo control alguno, que la recuperación que, en momentos de calma espiritual veo como posible , cuando la cotidianidad sigue su curso se vuelven inalcanzables.

A veces es más difícil capear un día tranquilo que un día de arduo trabajo, disponer de tiempo para pensar se convierte en un odioso pasatiempo imposible de eludir, mantenerme ocupado alivia esa presión mental que me angustia tanto y que a nada conduce, pensar y darle vueltas a todo solo por aburrimiento y nula capacidad de resistencia.

Estoy siempre tan cansado que supongo que esto debilita cualquier tipo de barrera, escudo o defensa que pudiera usar para no caer en esos bucles destructivos, de pensamientos y conversaciones simuladas.

La autocontemplación y el diálogo interior, sin el debido entrenamiento y control, son indudablemente perjudiciales para la salud mental, al menos para la mía.

Me encuentro cansado, perdido y sin un objetivo que dirija mis acciones y focalice mi actitud, lo sé, lo acepto, lo comprendo, incluso siendo conocedor de todo me veo incapacitado para resolver algo, o ir provocando pequeños cambios que pudieran llevarme a otro lugar.

Todo acaba volviendo al mismo punto de partida: TENER UN OBJETIVO POR EL QUE HACER LO QUE SEA NECESARIO PARA CONSEGUIRLO, si no busco lograr una reacción no puedo emprender ninguna acción.

Tan simple y tan alejado de mis posibilidades.

Puede que la edad sea también un severo inconveniente, el haber rebasado ya el punto de plenitud de capacidades de toda índole, con el consecuente inicio del descenso hacia la decrepitud y la consunción, restan claramente vitalidad a todas mis acciones, aunque solo sea buscar excusas donde no las hay.

La soledad se retroalimenta y se  vuelve voraz con su crecimiento y, aun sabiéndolo, no tengo ganas de luchar contra ello, sé que podría hacerlo, pero… para qué, nadie me espera ya.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Martes 15 de junio de 2021

Punto de no retorno

Hola vida mía, me agoto, me muero.

Me voy quedando sin fuerza, la fuerza vital está ya casi consumida, noto como merma con cada anochecer, cada día es todo más gris, más atemporal, más insípido e inapetente.

La calma y la apatía se han apoderado de todos mis actos, la fuerza física me sostiene, pero al igual que un ordenador, sin sistema operativo, solo hay un cursor estático y parpadeante, una leve señal de existencia, un simple recordatorio de lo que podría ser pero no es.

Estoy tan cansado…

No se que hacer con mi existencia, no hay donde agarrarse.

Lo siento vida mía, nunca sufrí una pérdida así y no sabia que el fuego podría consumirme sin arder siquiera, casi dos años sin ti. DOS AÑOS. ¿esto es lo que me espera hasta que realmente se acabe todo?

Pienso mucho en ti, pero ya apenas me apetece escribir, solo deseo que los días desaparezcan veloces, que el avance hacia mi ocaso sea más rápido, que el fin venga a mi encuentro.

Me pongo pequeños objetivos, pero desisto casi antes de empezarlos, apenas hay cuatro cosas que me sujetan a esta vida, pero noto como esos hilos se van volviendo mas finos con el paso de las semanas. A veces miro atrás y veo como el trayecto recorrido está sembrado de cosas y personas abandonadas, no siento pena ni remordimiento por haber ido despojándome de todo lo que me hizo persona contigo.

Deseo cambiar, darme permiso para un reinicio, autorizarme a vivir, pero creo que ya rebasé el punto de no retorno para esas licencias.

Solo quiero descansar, dejar de sufrir esta herida permanentemente abierta, dejar de echarte de menos, dejar de intentar aceptar que no volveré a ver tu sonrisa o sentir tus besos y abrazos.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

 

Jueves 27 de mayo de 2021

Hola vida mía, hoy, aun jueves, ya es un día de desanimo total, sin ayuda no puedo seguir.

Vivir sin ti es una crueldad innecesaria.

Estoy tan cansado!!!

 

Te quiero princesita

Domingo 23 de mayo de 2021

Una sonrisa, una lágrima. Una lágrima, una sonrisa

¡¡Hola princesita!!, últimamente sueño contigo con mucha frecuencia, no son los sueños que anhelo y espero, en ellos hay rechazo, hay falta de amor, no hay complicidad, en una parte de ellos, nos tratamos como una pareja que ya no disfruta de su mutua compañía, en muchos casos tomamos caminos separados, en otros incluso ni me prestas atención, como si un desconocido fuese para ti.

En todos mis sueños estás enferma, pero no es una enfermedad apreciable como lo que padeciste, pero yo sé que estás enferma y tú también, tu comportamiento es distante, como si previamente te hubiese fallado y ahora quisieras olvidarte de mí, alejándote y tratándome como una presencia ajena a ti.

Son sueños desagradables y que me hacen despertar con amargura, que se mantiene durante horas, y con un sabor extraño en mi boca.

No entiendo este cambio en nuestra relación, tu no has cambiado, así que debo ser yo, supongo que será el reflejo de mi comportamiento y vivencia fuera de la vida onírica, que acaba por impregnar y contaminar mis sueños, esa soledad que me aqueja de forma imperecedera, esa falta de deseo de compañía que asola mi corazón, o quizás es el castigo que me inflijo por pensar que mi única salida es sustituirte por otra compañera, encontrar un repuesto, un reemplazo.

Buscar de nuevo un alma gemela que volviese a ocupar ese vacío que quedó tras tu partida, buscar alguien que quiera escucharme cada día, que provoque nuevos deseos de vivir, alguien que consiga que cada nuevo amanecer sea un día que merezca la pena el esfuerzo de resistirlo, que provoque la necesidad de volver a casa, no para aislarme y volver a mi oscuro rincón, sino para ser recibido con los brazos abiertos, con un beso, con una sonrisa y una caricia.

Esto es lo que desea mi cabeza, pero es algo inaceptable para mi corazón, quizás esa ruptura, esa incoherencia, esta dicotomía, sea la que provoca estos sueños que me castigan el alma, que perturban aun más mi torturada existencia.

Es cierto que deseo intensamente ser recibido con cariño, ser escuchado, ser comprendido, poder entregar todo este amor acumulado y que sea aceptado gustosamente, poder coger una mano o rozar un hombro mientras me siento a comer o ver la tele, sentir un cálido contacto respondido con afecto y sinceridad, que alguien me hable y escuche, me mire con arrobo mientras charlamos de cualquier cosa, lo anhelo tanto como volver a verte, pero, pero no puedo planteármelo, porque no puedo aceptarlo, será la mayor traición que podría cometer, traicionar tu memoria, la fidelidad a una vida juntos.

Yo también sé que no tiene sentido, no se puede traicionar lo que no existe, no se puede ser infiel a alguien a quien ya no pertenecemos, ni ofender a alguien que ya no respira, yo te habría pedido que buscases a un hombre bueno que te acompañase el resto de tu vida, si hubiese estado en tu lugar y tu me habrías dicho algo similar si el dolor y la desesperación  no hubiesen ahogado tus ultimas horas, Estoy completamente seguro, pues si hay algo claro es que tu generosidad era infinita y para ti yo siempre estuve por delante de ti en tus prioridades.

Pero eso no es sino otro motivo para intentar mantenerme firme y solo, una ofrenda viva a tu esencia, o al menos eso es lo que no para de decir mi corazón.

Tengo tantas cosas que contar y son tan difíciles de oír, es fácil reunirse con otras personas para compartir risas y buenos momentos, pero en cuanto sueltas una lágrima todo cambia, ¿por qué no somos capaces de aceptar que llorar también es necesario? ¿por qué no podemos ver que es otra expresión liberadora tal como puede ser la risa? ¿por qué da tanto miedo ser sensibles en presencia de los demás? ¿es tan difícil comprender las necesidades de otros cuando de tristeza y dolor se trata?

Creo que tienen el mismo valor las risas que las lágrimas o las lágrimas que las risas, pero no son igualmente aceptadas, todos buscan provocar y compartir la risa, la alegría, pero todos eluden compartir un rato el llanto o la tristeza, ambas cosas unen, ambas cosas liberan, las dos son emociones que necesitan su tiempo y espacio, las dos se pueden dar en soledad y en compañía, aunque esta última opción habitualmente se da cuando se produce una desgracia, cuando la desgracia es reciente, aunque la necesidad permanece a lo largo del tiempo, no es una botella que se vacía y seca de contenido, es más bien una fuente que puede casi secarse en ciertas temporadas, pero que vuelve a fluir caudalosa en otras, sufriendo cambios de flujo pero siendo continuo su fluir a lo largo de muchos años.

Los fines de semana son tristes, son para llorar, aquí en casa, solo, contigo, vaciando un poco el nivel de la fuente, para que el dolor pueda fluir si desbordarse y empaparlo todo, hay que ir liberando poco a poco, de forma sostenida y continuada, para que todo se mantenga estable y aceptable.

Te echo tanto de menos, tu contacto, tu presencia, tu sonrisa, duele tanto saber que no volverá a se r lo que una vez lo fue todo…

Seguiré viviendo en soledad, aun cuando me pasee entre la muchedumbre, aun cuando comparta mi tiempo con otras personas, pues la soledad se ha convertido en otra piel imposible de mudar.

Te quiero mi niña. mi princesa, mi amor!!

 

Domingo 2 de mayo de 2021

Estar vivo sin tu sonrisa

Hola, amor mío, llevo días queriendo sentarme contigo, pero no se por qué estos últimos días acabo evitándolo.

Hace días, me mandé una nota para recordar que debía escribir sobre tu sonrisa, tu alegre y sincera sonrisa, la que te acompañó toda tu vida, quizás una de las cosas que mejor te definían como persona, algo maravilloso que dispensabas continuamente a quien disfrutaba de tu compañía, una sonrisa hermosa, para mí la visión perfecta de la felicidad.

No quiero olvidarla, no puedo permitirme perder ese don que tu tenías, no debo permitir que caiga en el olvido, aunque seguramente pocos se acordarán ya de ello.

Hace tiempo enmarqué un par de fotografías que nos hicimos juntos en plena enfermedad, dos instantáneas de la peor situación a las que nos enfrentamos como pareja y como seres humanos, no obstante en ambas fotografías sonreías, no de forma tan radiante como lo hacías cuando eras dueña de tu vida, pero especialmente hermosas por el esfuerzo que ponías en darme ese regalo cada día, el esfuerzo que debía suponer sonreír cuando nada había para estar feliz o alegre, pero aún en esos momentos lo hacías, sonreías para mí, sonreías al amor, sonreías a la dedicación y sobre todo sonreías para salvarme.

Pasaste demasiado tiempo de esta batalla luchando por mi vida, más tiempo del que pasaste luchando por la tuya.

¿Cómo podías ser tan endiabladamente fuerte? ¿Cómo fuiste capaz de enfrentarte a la muerte con tanto valor y sin pensar en ti? No logro entender como es posible que en 6 meses apenas te quejases en dos ocasiones. La muerte te atrapó ineludiblemente y tú no te quejabas, ni lamentabas el fin que te había impuesto, conviviste con ella y conmigo y jamás renegaste de nada ni de nadie, ni una sola palabra de desánimo!!! NI UNA, es imposible, es increíble, es algo absolutamente irracional, fuiste más fuerte que cualquier ser humano, con tus apenas 45 kg de peso, pero cada gramo era de pura voluntad, de generosidad y luz.

Te echo tanto de menos amor mío.

Afrontar cada día, sólo, sin esperanza, sin futuro, sin deseos ni objetivos, es un pago ínfimo por haber compartido contigo 33 años de amor, es un pago ridículo por haber presenciado la mayor hazaña posible realizable por ninguna persona, en un pago nimio comparado con la bondad y generosidad con que tu compartiste tu vida conmigo, sí, todo lo que resta tras tu partida solo es un grano de arena en un desierto, comparado con  lo que hemos vivido juntos, mucho tiempo de convivencia mal aprovechada y con poca consciencia de lo que ocurría.

Ojalá no hubiese estado ciego tantos años, ojalá hubiese dedicado mas tiempo a sonsacar esa sonrisa y a disfrutar de ella, ojalá hubiese visto la importancia de la vida en común, más allá de la necesidad de alimentar cuerpos, mantener vidas y criar hijos, ojalá siguieses con vida, aunque yo siguiese malgastando gran parte de nuestro tiempo en cosas innecesarias, poco útiles, aunque siguiese invirtiendo ese finito tiempo en cosas carentes de valor.

La vida es una oportunidad que yo no supe aprovechar, o mil oportunidades desperdiciadas, o puede que un millón de maravillas apenas vislumbradas entre el ajetreo cotidiano, o simplemente una infinidad de instantes que pasan sin que seamos conscientes de ellos.

La vida muchas veces no es lo que queremos que sea, sino lo único que somos capaces de hacer, la suma de millones de segundos vividos extraviados en el laberinto de la sociedad, sumergidos en un mar de convencionalismos, atrapados en una nube de necesidades ilusorias y ficticias, la vida se nos escapa mientras creemos vivirla, mientras esperamos inconscientemente la muerte, la vida se pasea ante la ventanilla de nuestro viaje, mientras nosotros permanecemos como meros espectadores en lugar de ser los actores.

Para mí la vida fue el tiempo que pasamos juntos, el tiempo que invertimos y compartimos planificando y ejecutando nuestros proyectos, el tiempo vivido mientras hacíamos lo que queríamos hacer, el tiempo que transcurría entre un proyecto y otro, la vida era el tiempo que medía nuestro amor, era el regalo, la recompensa, el premio por haber hallado a la persona ideal, por haber encontrado el camino marcado, por haber completado con éxito el objetivo de toda vida, simplemente vivir.

Vivir.

NO es vivir estar vivo, vivir es un acto no un estado.

Yo no puedo vivir sin ti, aunque sean muchos los días que me mantengo vivo, ninguno de ellos he conseguido vivir, porque no hay vida tras la muerte, porque la tuya fue la muerte de ambos, porque nosotros vivimos mientras éramos uno, cuando tu dejaste de vivir yo lo hice contigo, porque medio ser no es un ser completo y medio ser o un ser incompleto no puede existir.

Ayer necesité llorar y hoy vuelvo a necesitarlo, una necesidad sencilla, fácil de satisfacer, no requiere espacio, situaciones propicias o elementos externos, pero es un alivio pasajero, aunque el dolor casi ha quedado atrás, ese espacio se va llenado con otras emociones, quizás menos agudas, pero no más fáciles de llevar.

El vacío, el miedo, la soledad, la añoranza, la apatía, la desesperanza y la falta de futuro son un equipo sólido y hábil, se sincronizan perfectamente, cubren todos los ángulos, todos los segundos del partido, no hay momento del día ni situación en la que alguno de ellos no esté presente.

Hoy me siento débil, querría pasar más tiempo contigo, pero hay tantas cosas que hacer siempre, a veces puedo conformarme con tenerte en la cabeza, con pensar en ti, con mirar tus fotografías, otras en cambio necesito sentirte, como cuando me siento ante ti a escribirte algo, aunque solo sea escribir para compartir mi calamidad y terror, pero hoy necesitaba acercarme otra vez a ti, sentirte, aunque sea de una forma lacerante y destructiva, aunque siempre sea de una forma fugaz y pasajera.

Espero verte pronto amor mío.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 17 de abril de 2021

La eterna batalla entre amor y razón.

Hola vida mía, es sorprendente como los cambios se siguen produciendo, al principio de forma casi imperceptible, pero con el tiempo voy viendo, cada día, como se van consolidando y me han vuelto a transformar en otra persona, más firme, más real, más… solitaria.

Sigo teniendo pequeñas revelaciones, pero ahora veo claro que no son más que simples manifestaciones de esos cambios que voy sufriendo, vienen acompañadas de sueños, sueños en los que va ocurriendo lo que poco a poco la transformación consigue o persigue, esa mutación mental que me hace girar hacia otras emociones, otras necesidades, otros abandonos.

Es imposible dejar de pensar en ti, llenar el vacío que tu marcha dejó, no sentir esa fuerte añoranza que minuto a minuto me acompaña cada día, sigue siendo muy difícil salir de casa, entablar relaciones, hablar o reunirme con otras personas más allá de lo necesario, mi permanente soledad se ha vuelto algo ordinario y natural, se ha convertido en mi modus vivendi y ahora que el dolor es menos lacerante, esa soledad no solo es tolerable, sino que casi siempre es aceptable y en algunos momentos agradable.

Ahí es donde la transformación es mayor, aunque, de forma incoherente, viene acompañada de pensamientos dirigidos a la búsqueda de otra pareja, alguien que palie tu ausencia, que vuelva a dar sentido a mi vida, que cubra esa necesidad de amor que quedó relegada al olvido, son quizás los pensamientos más duros, se sitúan justo por detrás del recuerdo de tu desaparición, hoy, curiosamente aunque no casualmente, soñaba que estaba en un casting, con una cita a ciegas, todo muy televisivo, todo muy de «realitys» pero de nuevo las coincidencias, que no casualidades, mi cita era una persona de Montilla y que también se llama Mari Ángeles.

Otra muestra más de esa transformación que parece hacerse sitio a pesar de mí, a empujones, a codazos, apartando cualquier ideal que aún impulse mi corazón.

Otra prueba de que corazón y mente siempre andan de pelea, no son capaces de alinearse, un corazón, alma o ser, romántico, cargado de sentimientos y emociones, humano y visceral y un cerebro frío, calculador, desprovisto de empatía y que solo persigue sus objetivos al margen de cualquier otra consideración.

Sí, el corazón martiriza y el cerebro presiona, esa desavenencia me vuelve errático y me desorienta, a veces pienso que tengo derecho a otra vida, pero por el momento se impone el cariño, el amor y la fidelidad a tu recuerdo princesita.

Son demasiadas carencias que cubrir y pocas ganas de hacerlo, voy usando sucedáneos y por el momento funcionan.

Cada día me es más fácil continuar sin descanso, no parar en todo el día, estar sentado apenas el rato de la comida o la cena, siempre en marcha, mas actividad para agotar energías, para que no haya remanentes al llegar la noche, nunca he leído tanto, jamás he hecho tanto ejercicio, jamás pensé que no volvería a dormir una siesta tras la comida y sin embargo todo esto es lo cotidiano, totalmente aceptado y ya difícil de cambiar, una nueva rutina, una nueva neuro programación, la forma de combatir tu ausencia y suplir las necesidades que quedaron permanentemente desatendidas.

Ahora estoy más tranquilo, te cuento esto que tanto me perturba y hacerlo en voz alta me permite verlo con perspectiva, me ayuda a reconocer que solo soy un triste y desdichado hombre que, muy a su pesar, debe continuar, aunque sea un camino como el de un mulo en un molino, siempre en marcha, pero dando vueltas alrededor de un eje inamovible, marcando con cada nueva vuelta mejor ese camino, creando un profundo surco, que a su vez va levantando barreras a los lados que refuerzan la imposibilidad de salir de él.

El conocimiento, o mas bien la comprensión es poder o mas bien liberación, entender las cosas genera muchas opciones, o al menos puedo verlas con mas claridad, no importa cuantas lagrimas empañen mi visión, la percepción es nítida, como un día soleado tras una noche de lluvia intensa.

Te sigo queriendo y necesitando más allá de lo soportable, pero esta infranqueable barrera de dolor y angustia no impide que todo fluya, que todo se vaya regenerando a su ritmo, lento y sostenido, que todo vaya cambiando a pesar de si mismo, que la evolución se siga produciendo.

No puedo negar ni desoír a este maldito cerebro, tan bien programado a través de miles de años de evolución, pero hay una parte de mi que se niega y combate ferozmente, busca mecanismos, herramientas y armas para combatir sus infectas argumentaciones, genera opciones, o hace mas ruido para silenciar sus discursos. A la luz del día es mas fácil, cuando el sol domina el corazón vence, pero cuando llega la noche, cuando solo queda el cuerpo inerme e inmóvil, cuando las acciones se acaban y la actividad finaliza, en ese momento, en ese momento el corazón sucumbe inexorablemente, el dolor se vuelve en contra y cambia de bando, se intensifica y desvirtúa todo lo que durante el día era válido y coherente. Con la noche llega la incertidumbre y la duda.

Pero ya ha amanecido, un nuevo ciclo se inicia, el bucle ha finalizado otra vuelta completa.

Amanece un nuevo día en el paraíso.

Gracias por escucharme vida mía, gracias por estar siempre ahí para mí.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Domingo 4 de abril de 2021

Hola amor mío, me gustaría poner por escrito todo lo que esta larga semana hemos hablado en mi cabeza, son muchos pensamientos, son demasiadas revelaciones, como siempre la soledad da para mucho y 4 días festivos consecutivos, dan, como poco, para pensar hasta más allá de la locura.

Sigue siendo algo irracional mirar tus fotografías, pensar en lo bonita y alegre que eras, la persona tan maravillosa que fuiste y acto seguido pensar que no volveré a verte, ni a oírte o tocarte, se genera un torbellino de emociones e irrealidad que a veces me marea y me hace sentir dentro de un cuerpo extraño, han pasado casi 20 meses y aun no comprendo la muerte más allá de la muerte celular, los seres vivos mueren sí, eso es tan evidente…, pero las personas, su muerte es distinta, no es algo único y aislado hay muchas cosas que ocurren en la muerte con las personas, he dejado de ver tu cuerpo, de tocarte, de hablar contigo y sin embargo esa ausencia física es una pequeña parte de lo que se ha perdido, no la menos importante, pero solo una parte, con la muerte del cuerpo se han borrado todas esas vivencias acumuladas en cada fibra de tu ser, han desaparecido, igualmente para siempre, miradas llenas de significado, sonrisas cargadas de emoción, recuerdos de una importancia vital, intenciones y acciones cargadas de valor.

Sí, se han eliminado todas esas células, pero no eran solo una carga de materia orgánica y química, cada una estaba repleta de tu ser, de tu alma, de tu forma de ver las cosas y afrontar la vida, todo ello se ha volatilizado cuando tus células murieron, todo ello escapó cuando tu cuerpo dejo de ser un receptáculo vivo y armonioso, un contendor lleno de vida, sellado con tu amor y tu pasión.

Mueren y desaparecen tantas cosas con la muerte del cuerpo…

Perdóname por no ser capaz de plasmar en palabras lo que la mente no deja de bombardear con largos y profundos diálogos conmigo mismo, es tan difícil escribir una idea, dar forma a un pensamiento nacido de lo mas intimo y secreto de uno mismo.

Solo puedo decir que la muerte no solo te ha llevado a ti, se ha llevado nuestra relación, nuestros pensamientos y deseos sincronizados, nuestras ideas y proyectos, ha arrasado nuestro pasado, ha dejado vacío y sembrado de dolor el presente y cargado de cadenas y miedo el futuro.

Son demasiado pensamientos, muy pesados y dolorosos, hoy no me siento fuerte, hoy un día más soy un niño pequeño desvalido y débil, gritando y llorando desconsolado por su mami, cuando se da cuenta de que no puede verla, no puede agarrarse a su mano para sentirse seguro y pleno, cuando se encuentra solo y rodeado de extraños de gran tamaño y mirada terrible.

¡¡¡Te quiero y te necesito tanto amor mío!!!

 

Pero la semana es larga y aunque hay muchos quehaceres, la mayoría pueden realizarse sin dedicarle apenas atención, la mente es ágil y siempre está despierta, continuamente de prospección y aprovecha estos vacíos de ocupación para mostrarme nuevos niveles de comprensión, para hacerme revelaciones, de una lógica natural y simple que se quedan impresas en mi carne.

Esta semana hemos hablado mucho de las victimas y la victimización y creo haber entendido lo que mi yo atormentado intentaba mostrarme.

Todos somos siempre victimas de algo, terrible en mayor o menor grado, real o imaginario, permanente o transitorio, accidental o intencionado, yo me veo como la mayor victima posible de un destino inmesericorde y cabrón, pero solo yo puedo decidir qué hacer con ese estado: aceptarlo y comportarme como una victima o aceptarlo y tomar mis propias decisiones, cuando empiezo a verme, a analizar mi comportamiento, desde el viaje astral en permanente vuelo en el que vivo, veo muchas opciones, ninguna exenta de esfuerzo, ninguna que se pueda tomar a la ligera, ninguna opción es un camino fácil, ni aun la apatía es una opción simple y de simple aplicación, pues es difícil andar continuamente sin llegar a ningún lugar, porque el apático también piensa y siente y sobre todo sufre  igual que el que decide luchar, quizás pensamos que la inacción es el camino cómodo, pero yo no lo veo así, también es una decisión, es decidir no tomar decisiones, es decidir permitir que otros decidan por nosotros, es decidir que las decisiones que no tomamos son las correctas y decidimos aceptarlas, pero eso no implica que no vea lo que ocurre alrededor, tampoco implica no pensar, pues si hay algo que no podemos dejar de hacer es pensar y cuanto mas ociosos estamos mayor cantidad de pensamientos (en gran parte negativos y destructivos) seremos capaces de generar.

No hay camino fácil ni decisión perfecta, cada camino tiene sus dificultades y sus riesgos, cada decisión implica la posibilidad de errar, la aparición de efectos no valorados ni deseados, consecuencias que no hemos sido capaces de explorar,

No, claramente cuando nada vale una mierda, cuando poco parece importar el resultado de las decisiones, incluso así vemos que no hay decisiones fáciles ni simples, cuando corazón y mente no están alineados, todo carece de sentido, no existe coherencia ni lógica, nada es blanco o negro, en estas condiciones ¿Cómo vislumbrar si la elección es correcta o no?

Todo tiene daños colaterales, no se puede valorar objetivamente que daño es menor, que beneficio es mayor, cuando el equipo de cálculo esta averiado.

Ya desvarío, intentar seguir con la mano la velocidad del cerebro es imposible, las sinapsis son infinitamente más rápidas que las pulsaciones en el teclado, decodificar toda esa información y trascribirla es algo reservado a gente con talento.

No puedo seguir, ya noto como se enturbia mi embotada percepción, quizás deba retomar algunas tareas manuales, mas fáciles de gestionar en mi estado, quizás mas importantes que escribir tanta tontería.

Dejé tantas cosas sin decirte y me cuesta tanto trabajo hacerlo ahora. Se que ya no estás, se que ya no me oyes y sin embargo debo mentirme y convencerme que esta conversación es contigo, que este vínculo es real y, como la cuerda de una cometa, te sujeta y te mantiene conmigo aun estando lejos de mi alcance.

Te quiero mi niña. mi princesa, mi amor!!!

Martes 16 de marzo de 2021

¡¡Todos somos héroes!!, pero es mentira.

 

Hola vida mía, el día por fin termina, un día que poco tiene que añadir a lo ya vivido, un día del que podríamos prescindir sin que afecte a la historia en la que está incluido, simplemente un día más en el paraíso.

Como otras veces, algo me dice que se ha vuelto algo más que habitual, mientras me duchaba, mi nuevo lugar para pensar, recordando una vez más las muchas veces que compartimos este acto, demasiadas desde que tu enfermedad se mostró virulenta y dominante en nuestras vidas, rememorando como era necesario que yo te lavase mientras tu pacientemente hacías como si no pasase nada, como si fuese lo mas natural del mundo, restando importancia a tu incapacidad de asearte sola, mostrándote fuerte ante tu debilidad, una vez más mientras esos recuerdos dulces  y amargos sustraen mi mente, caigo en el trance del análisis de lo cotidiano, en el análisis de las mentiras que nos rodean, o que así al menos interpreto yo.

Sí, mentiras, porque nos encanta dotar de fantasía y grandeza a todo lo que nos ocurre o hacemos, porque no podemos asumir que no controlamos nuestras vidas, porque no queremos reconocer que cuando perdemos la batalla crucial y ya solo queda el despojo en que ese resultado nos convierte, en ese momento dejamos de tener el control, las decisiones dejan de ser en gran parte conscientes, es ahí, cuando estamos postrados y derrotados, cuando el heroísmo hace aparición, cuando decidimos levantarnos y plantar cara de nuevo, con lo que haya quedado, con o sin armas, con o sin fuerzas, pero nos levantamos y elevamos el rostro con altivez, con orgullo y enarbolamos de nuevo nuestra bandera, con nuevas energías que pretendíamos olvidadas, que glorioso, que heroico, pero que falso.

Sí, es un bonito cuento de caballería, de príncipes y princesas, de causas perdidas y paladines, pero solo eso, porque no somos nosotros los que plantamos cara, los que sujetamos la alabarda que nos permite ponernos de pie, los que elevan el rostro y sonríen con fiereza, no, no somos nosotros, es el instinto de supervivencia, algo atávico que, tras la derrota, toma el control y empieza a rasgar nuestra nueva realidad con sus afiladas garras, busca fisuras y lucha por salir de nuestro interior,  localiza cualquier atisbo de distracción, de placer, de no sufrimiento al menos y lo convierte en nuestro nuevo objetivo, sustituye lo que hemos perdido, lo disfraza, lo engalana y lo hace atractivo, nos lo vende como una decisión valiente, épica, nos la vende como un buen vendedor a domicilio, como la mejor enciclopedia del mundo, la que resolverá todas nuestras dudas, la que contestará todas nuestras preguntas presentes y futuras, pero es solo una ilusión, el instinto sabe que teclas pulsar y donde enfocar nuestra triste mirada, si ve que mientras hacías un dibujo te distraías, te dirá que eres bueno, que es una idea genial, que servirá para rendir tributo, que es el camino correcto, que la lucha empieza ahí que has tomado por fin la decisión adecuada, si te esfuerzas en el trabajo, te dirá que devolverás a la sociedad lo que ella te entregó previamente, que siendo un buen trabajador contribuyes, que los esfuerzos y energías que vuelcas en el trabajo está justificados, que continúes por ahí con renovadas fuerzas, si haces deporte te alentará y voceará, te dirá que está orgulloso/a de ti, que tu fortaleza es sobrehumana, que tu capacidad de enfrentarte a la adversidad es gloriosa.

Sí, es cierto, no somos héroes, solo somos marionetas de algo que no comprendemos, algo que ya regía nuestras vidas antes de que fuésemos capaces de comunicarnos con nuestros semejantes con palabras, algo que ya nos protegía antes de que el intelecto fuese insuflado en nuestras vidas.

Sí, tras la catástrofe perdemos el control, pero el piloto automático siempre está vigilante, siempre al acecho, el instinto de supervivencia no permitirá que abandonemos los mandos durante demasiado tiempo, dejará que caigas un tiempo, que planees, que flirtees con la desgracia, que te compadezcas hasta el vómito, pero antes del brutal choque encontrará como aferrar los mandos de nuevo y corregir poco a poco la situación, irá metiendo pequeños estímulos, mínimas variaciones en tu conducta, pequeños deseos que no son pecaminosos, una comida fuera de lo normal, una tableta de chocolate, un helado, un paseo en un día espléndido, una llamada agradable, una lectura afortunada, poco a poco irá jalonando nuestra existencia con placeres pequeños, casi irreconocibles, pero que como el agua en las rocas, tras su congelación y descongelación irá ampliando la brecha, milímetro a milímetro, mes a mes, hasta que un día te levantas deseando hacer algo, estas comiendo y te sorprendes planificando el día o la semana, inesperadamente te oyes tarareando una canción y pidiéndole a Alexa que te ponga otra, te ríes de nuevo viendo Friends y sin darte cuenta ya tienes un objetivo en mente, un objetivo que aporta una pseudo-felicidad, que coño sin pseudo, un objetivo que te hace feliz, que mueve tus piernas y te obliga a hacer cada día algo, ese algo que se convierte en tu salvación, ese algo que vemos en los telediarios, en las historias felices que ponen entre informes de muertos por COVID y peleas entre políticos corruptos, gente diciendo que el deporte, la escritura, volver a caminar, o cualquier otro logro, ha sido su salvación, que esas aspiraciones los han mantenido a flote, les han ayudad a superar su desgracia, los han vuelto resilientes, que bello es vivir!!!, pero realmente ¿Cuánta parte hemos tenido en esas decisiones? ¿Qué parte es voluntaria y que parte susurrada a nuestros oídos en la oscuridad mas profunda por nuestro instinto?

¿Qué locura verdad?, ciertamente es la locura de una mente enferma, la mía.

Habríamos podido discutir mucho sobre este asunto, pero está claro que antes no teníamos la experiencia que ahora nos dota de una distinta visión, jamás fuimos unos desgraciados, poco tiempo fuimos infelices, nunca sufrimos algo perverso de forma permanente como ahora, ciertamente esta conversación no habría surgido fácilmente en nuestro vivir cotidiano.

No, es necesario caer en desgracia para abordar ciertas discusiones, antes imposibles de vislumbrar

Te quiero Mari Ángeles, mi niña, mi princesa, mi amor.

 

 

16 de marzo de 2021

Feliz cumpleaños princesita!!!

Hola vida mía, hoy habrías cumplido 52 preciosos años, en un ratito estaré contigo para conmemorar juntos esta fecha que nunca llegará.

Te quiero mi niña. mi princesa, mi amor.

Sábado 13 de marzo de 2021

Yo soy tú.

Hola vida mía, que triste y cruel es la soledad, estar rodeado de personas y que realmente ninguna se halle cerca, poder tocarlas extendiendo la mano, pero inalcanzables emocionalmente.

Perderte es tan imposible de aceptar, tu ausencia es un agujero tan brutal, pero además todo se engrandece y agudiza, cuando nadie oye aquello que quiero transmitir, cuando explico lo que siento y vivo, la culpa y el remordimiento que causa no haber hecho algunas cosas, o no haberlas hecho de distinta forma, que nadie preste oído a esta dura experiencia, que nadie quiera aprender de una experiencia insoportable, que nadie quiera tomar nota y cambiar algo, enmendar alguna situación o tomar consciencia de que lo que a mi me ocurre le puede pasar a cualquiera, que nadie dé importancia alguna a una experiencia tan traumática y posible, tan cercana y viable.

Es horrible presenciar como cada día se toman decisiones que alejan a unas personas de otras, que se toman decisiones que no tienen en cuenta a los seres queridos, que no se valora lo que realmente tiene valor.

Es muy jodido ver tanta estupidez, ver dedicar tanta energía a cosas nimias y que nada aportan, o no dedicar atención a lo mas preciado, por darlo todo por sentado, dar todo por eterno e invariable, por obviar la muerte, como si se fuese invulnerable e inmortal.

Jode mucho tener una sensibilidad exacerbada y que solo sirva para aportar dolor, que a nadie le sirva de ayuda, constatar cada día que esta sabiduría vital no sirve a nadie, ni se usa para algo más que para avivar un sufrimiento ya de por si insoportable.

Es frustrante que todos nos rodeemos de una barrera invisible que oculta todo lo relacionado con la muerte, que huyamos de su mención o evitemos incluirlo en nuestras conversaciones, dándole siempre esquinazo, para no afrontar una realidad cierta y segura, para no tomar decisiones que se salgan de nuestra zona de confort, para no tomar consciencia de lo que hacemos mal, que podríamos corregir aun ahora, pero que implicaría cambio de actitud, de visión, de comportamiento, que conllevaría un esfuerzo y un trabajo extra, quitarnos tiempo para dedicarlo a compartir tareas, a compartir ese tiempo, a dejar de vivirlo en exclusiva bajo nuestro egoísta criterio.

Genera una fuerte sensación de impotencia, saber que todos lo saben, pero que nadie quiere tomar la decisión que todo lo cambiaría, porque representa trabajo, generosidad, entrega y un cambio radical.

Es jodido y muy triste que el egoísmo y el individualismo nos aboquen a ser unos seres destinados al sufrimiento, porque, en la pareja, siempre muere uno antes que el otro, porque el que sobrevive, más si es a edad temprana, debe luchar contra y no por la supervivencia, porque el que queda debe lidiar con sus errores, con sus omisiones, con sus silencios, con lo dicho y con lo jamás pronunciado en voz alta, con lo realizado y lo pendiente, con las promesas no cumplidas, con los deseos no atendidos, con las intenciones no correspondidas, el que vive debe rendir cuentas por todo ello y el subconsciente nunca descansa, nunca olvida, nunca perdona.

Sí, hoy estoy triste por haber vivido todo esto, por haberme convertido en esa persona condenada a pagar por todo ello, estoy triste porque mi causa no ha incidido en una sola persona, porque mi aflicción es única, personal y a nadie atañe ni representa salvo a mí.

Sí, triste y cansado, como siempre, mi nueva esencia, pero doblemente compungido por no haber sabido ver nadie más, que hay otras opciones, que podemos ser mejores, más humanos, más sensibles y amar con más sencillez, tan solo compartiendo, tan solo disfrutando unos de otros, tan solo compartiendo algo de tiempo.

Hoy estoy triste por ti y por mí, amor mío, porque pronto será tu cumpleaños y no podré bromear contigo, ni intentar sorprenderte con algún regalo que despierte tu ilusión y encienda tu sonrisa, porque seguirán pasado fechas en el calendario, que igual serán si fuesen hacia atrás o hacia delante, pues en ningún sentido tiene valor.

Triste una vez más al observar como la vida transcurre aun sin tu presencia, como la vida perdura y persiste a pesar de uno mismo, al margen de nuestros deseos y nuestras necesidades, sin alinear lo biológico y lo emocional.

No llegaré ac comprender jamás como podemos satisfacernos y contentarnos con tener los mejores objetos, cuando lo más hermoso y deseable es vivir al lado de la persona que nos ama.

Hoy, aun triste, me siento agradecido de mi enfermedad, la que nos regaló dos años inesperados y preciosos, la que me mostró el camino y que, con tu ayuda, tuve el suficiente coraje para seguirlo.

Hoy bendigo el derrame cerebral que me postró y que cambió nuestra vida, que me permitió paladear en profundidad el verdadero amor, la verdadera felicidad, enfermedad que me facilitó ver y me mostró en toda su magnificencia a la hermosa mujer que se fijó en mi tantos años atrás, la compañera de habitación de hospital que estuvo presente cada minuto, sin desfallecer un solo instante, durante todo el tiempo de mi hospitalización, la que se aseguró de que mi recuperación fuese viable, la que abandonó y sacrificó todo, dedicando cada esfuerzo, cada aliento, en cuerpo y alma a mi salvación.

Si hay algo que recuerdo y espero jamás olvidar, es el comprobar cada vez que abría los ojos, adormilado y dolorido que siempre estabas allí, al pie de mi cama, día y noche, en todo momento, tres semanas durmiendo en un sillón, tres semanas que no sé ni como te alimentaste, tres semanas lejos de tus hijos, tres semanas sin una sola queja y con un solo y permanente objetivo: Yo.

Quizás no pueda conseguir que nadie cambie en su propio beneficio, pero yo tampoco dejaré de ser aquel en que me convertiste.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.