Miércoles 2 de agosto de 2023.

Hola princesita, hace 4 años celebramos por última vez tu santo, aquel día, que te atreviste a salir una vez más, algo que evitabas por una inexplicable vergüenza a mostrar tu cuerpo debilitado y consumido el aspecto que te daba el final cercano de tu enfermedad,  tan diferente al que siempre te esforzabas en mostrar, guapa, coqueta, arreglada y hermosa, ese día decidiste celebrar tu santo, salir al bar más cercano, cenar juntos, con tu hermano y Maria José, solo te quedaban 8 días de vida, solo faltaban 5 para que la esperanza, que todo el tiempo de la enfermedad guió nuestros pasos, se acabara, quizás ya eras consciente de la cercanía de la muerte, quizás quisiste hacernos un último regalo, un regalo precioso e inolvidable, algo para recordar con alegría y que alejase la visión de esos días finales, unas horas de tu compañía, optimista, alegre, sonriente, unas horas de volver a disfrutar de mi verdadera niña, la niña que me enamoró hace tanto tiempo, la que se enamoró de mi y persistió en su empeño durante años hasta conseguir que por fin la viese, ese día, hace hoy 4 años, me hiciste un regalo mucho mejor que el que yo te hice, un regalo que aun disfruto, un regalo que anidó en mi corazón y quedó anclado en mi mente, doy gracias por no haberlo olvidado.

Fue un día bonito, incluso te pusiste para mi la ropa que te regalé, ropa que nunca llegaste a usar mas allá de esa prueba y que días después devolví en la tienda.

Hoy vuelven a brotar lágrimas, no por el daño que aun causa tu ausencia, hoy son lagrimas de agradecimiento y de reconocimiento, hoy veo muchas cosas con una claridad que no era capaz de hallar en medio de la catástrofe, hoy veo tantas cosas que hice mal, frente a tantas otras que tu hiciste de una forma heroica, como era habitual en ti, generosa y entregada.

Nunca podré sentirme satisfecho de lo que hice, pero en cambio me siento orgulloso de que tú siguieses siendo mi niña hasta el último segundo, tan fuerte, con tanto amor y tal capacidad de soportar y absorber el sufrimiento propio y de los demás, tu esencia no mutó durante todo este doloroso proceso y ese es el recuerdo que has dejado impreso permanentemente en mí, volviendo más recurrentes las imágenes de la mujer en su plenitud, de la que siempre estuve locamente enamorado, que las de la mujer postrada por la enfermedad.

Felicidades amor mío.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Domingo 30 de julio de 2023

 

Hola mi amor, ya terminaron nuestras vacaciones de verano este año, sin hotel, sin David y sin ti.

Este mes viene cargado de conmemoraciones, la semana entrante será tu santo y en la siguiente se cumplirán 4 años de tu partida.

El tiempo pasa inexorablemente, modificando, erosionando, incluso borrando, todo se somete a su tiranía, todo en mayor o menor medida, el efecto depende de la dureza del material que, igual que cualquier roca sometida a una tormenta de arena, aguantará mas sus embates, cuanto más compacta y fuerte sea su unión molecular, cuanto más perfecta sea su estructura.

El tiempo me va compactando, poco a poco disminuye la tensión interna y aumenta la perfección de la estructura, estructura cuya finalidad es la indemnidad, estructura que tiende a proteger cual coraza, mantener a salvo el interior frente a influencias exteriores, impermeabilizar contra interacciones con otros elementos, pero en la misma medida que protege aísla. Se evitan daños, pero se originan comportamientos atípicos.

Pero es fácil ser atípico, mucho más que ser débil, entraña menos dificultades.

Esta atipicidad autoinducida, permite y propicia la desconexión, da control sobre la capacidad de abstraerse a voluntad, convirtiéndolo en una herramienta eficaz contra influencias que pudieran resultar negativas, evitando el agravamiento de algunas situaciones por una exposición prolongada.

Desvarío una vez más, hoy estoy espeso, tengo una idea en la cabeza que no para de dar vueltas, pero no es capaz de encontrar el momento de posarse y tomar forma.

 

Te quiero mi niña mi princesa, mi amor.

Sábado 24 de junio de 2023

Hola princesita, hace mas de un mes que no comparto contigo detalles de mis días o pensamientos, han sido unas semanas muy intensas, cargadas con la tensión de fin de curso y selectividad, junto a mis dificultosos intentos de buscar nuevos objetivos, establecerlos, organizarlos, perseguirlos y estabilizarlos, sumado a la tensión de aceptar las incapacidades que se han ido haciendo visibles a lo largo del año, incapacidades severas, que me han hecho retroceder a un estado más solitario, menos sociable, más aislado incluso que hace un par de años. Veo como pierdo oportunidades de reconstrucción, de sanación, pero, a pesar de que a veces deseo lo contrario, no revierten importancia.

Ya no es el dolor el que somete al resto de sensaciones y emociones, ya no es el dolor el que me aleja de las personas y me empuja al retiro, el dolor ya es soportable y llevadero, un compañero indeseado, que por fin ha perdido algo de interés en mí, ya no me acosa continuamente con visiones y pensamientos demoledores.

No, ahora el aislamiento emocional supera lo demás, la incapacidad de encontrar deseable la compañía, de buscarla, de retenerla una vez hallada, de disfrutarla, aun estando a mi disposición apenas encuentro placer en ello, siento que no tengo nada que ofrecer, me siento forzado en el tú a tú, es mucho más fácil buscar quehaceres  que hacer el esfuerzo de combatir activamente, es mucho más fácil ser arrastrado que combatir la corriente, dejarse llevar cómodamente  que combatir encarnizadamente contra la apatía, la desidia y el abandono. Es realmente fácil poner excusas, he de terminar esto, debo hacer lo otro, me estoy retrasando en aquello, hay que empezar esto cuanto antes… hay miles de mini excusas para retrasar, dilatar o procrastinar la vida en sociedad, ya es tan fácil la inmersión en mi interior, que puedo pasarme horas y días navegando en soledad, asomado a la borda, agarrado al timón, mirando al horizonte lejano y vacío, sin accidentes ni interrupciones.

No sé si esto es otra etapa más del duelo, o simplemente una deriva más de mi estupidez, pero me mantiene en el estado de serenidad y calma que tan cómodo se ha vuelto, me dota de una parsimonia y lentitud de actuación que acaba envolviendo todo lo que hago, restando ansiedad y presión a toda decisión y acción, es curioso, pues todo en mi está ralentizándose, veo videos de las cámaras de seguridad en el que mi andar es tan lento… tan desmañado, indolente, casi diría que sin destino.

Creo que es una mutación que ya ha finalizado, que ha alcanzado su plenitud y se ha establecido de forma definitiva.

Voy a salir, espero volver en un ratito contigo (conmigo)

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Martes 9 de mayo de 2023

Hola amor mío, de nuevo de vacaciones, una semana con un tiempo genial, unos días luminosos y estimulantes, muchas horas de luz y más calor del habitual, pero magníficos días que podríamos dedicar, como siempre, a limpieza y pintura.

Esta semana la dedicaré a lo primero, aunque también dedicaré gran parte a mis extravagancias, me resulta fácil perder el tiempo, cuando éste sobra.

Estos días en casa crece la añoranza, no exenta de dolor, pero envuelta en un halo cariñoso y tierno que lo suaviza, la abraza y transforma en ensoñaciones nostálgicas, pequeños recuerdos cargados de emoción que, cuál máquina del tiempo, trasladan a una época especialmente feliz.

Escribirlo mordisquea mi ser, como un perro hambriento con un trozo de carroña, pero merece la pena, contemplar una vez más, con los ojos cerrados y el alma desplegada, tu rostro sonriente, es algo que justifica cualquier precio, escuchar tu voz y tus risas, recrear tu forma de moverte, visualizar tu figura, coger tus manos, abrazar tu talle, quisiera vivir inmerso en esta experiencia, aunque mi cuerpo se secase de verter toda la humedad que contiene a través de los ojos, aunque la garganta se  tornase incandescente, encarnada de tanta emoción expelida en sollozos y suspiros.

¿Como puede una ausencia, duradera e infinita, ser tan difícil de soportar?, ¿Cómo puede un vacío pesar tanto y convertirse en una carga eterna?

Hay días que apenas hay daños, solo bonitos recuerdos, como si aun estuvieras presente, como si solo, aun viva, esperases en casa mi llegada, todo queda en suspenso, como una pausa, un paréntesis, una brecha en la realidad.

Otros en cambio están cargados de consciencia, el conocimiento se muestra claro y lacerante, es imposible el consuelo, no hay alternativas al dolor, los minutos son aristas afiladas que se clavan y ensañan en mi cuerpo en el transcurrir del día.

Hoy estoy en la segunda opción, pero como siempre, cargaré con ello y cumpliré mi parte, como tú habrías hecho, como tú esperarías que hiciera. Para ti siempre fui mucho más de lo que soy.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Viernes 31 de marzo de 2023

Hola vida mía, termina una semana larga, aun así con mucho tiempo para la reflexión.

Siento como mi gran fracaso como persona, sigue convirtiéndose en mi mejor acompañante, la soledad. A pesar de la contradicción que representa, no deja de ser una realidad, ansío mucho la compañía de otras personas y no hago esfuerzo alguno por conseguirlo, desecho muchas oportunidades, añoro el contacto y recuerdo con fuerte nostalgia lo gratificante de la compañía, pero nada me empuja a restaurar actividades sociales. Esta apatía se ha vuelto demasiado cómoda para intentar combatirla.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor

 

Jueves 16 de marzo de 2023

Feliz cumpleaños princesita, tu tercer cumple ausente.

Este vacío permanece, esta ausencia se hace interminable, el dolor infinito y el cansancio permanente.

Vuelvo a pensar mucho en ti, de nuevo la soledad arrasa mis días, recaigo en todo lo que supone tu ausencia, la pasividad, la apatía, el aislamiento…

Una vez más sucumbo a la alienación, me siento desorientado, pierdo el rumbo y soy incapaz de tomar las decisiones que corresponden, de actuar como tu habrías deseado, de continuar.

Sigo mirando tus fotografías, recordando parte de nuestra vida, viendo lo que construimos juntos y me siento extraño, las emociones no terminan de definirse, me invade un desasosiego y una sensación de irrealidad, propias de un golpe en la cabeza, la pérdida de equilibrio, el mareo que provoca no saber en qué posición se halla tu cuerpo, dudar si estoy tumbado o de pie, a veces no estoy seguro de si sufro una pesadilla o estoy despierto, rompo a llorar como en esos sueños tan vívidos, tras los que despierto con el rostro húmedo y el corazón encogido.

Son tan largos este tipo de días… se vuelven a suceder con tanta frecuencia…

A veces me avergüenzo por no sufrirlos, a veces por sentirme bien, pero reconozco que no quiero seguir sumergido en esta pesadilla interminable, aun así no soy capaz de hacer lo correcto, de emprender el camino en la dirección que ya conozco, el camino que me reintroducirá en el fluir natural de la vida, en el gran río de la sociedad, de la inclusión, de la posible plenitud personal.

¿acaso tengo derecho a recuperar eso? ¿es posible renunciar a ello? ¿Qué es lo correcto, lo adecuado, lo aceptable, lo que cualquier otra persona entendería por natural?

Sé la respuesta, pero no quiero oírla, no quiero entenderla, me niego a usar ese conocimiento ¿por qué?

Esta negativa antinatural a la recuperación, esta obstinada reticencia a la sanación, esta oposición terca y tozuda a aceptar esa respuesta me destruye, pero no quiero cambiar, no puedo ¿por qué? Estoy jodidamente dañado, ningún argumento propio o ajeno me sirve, aun reconociendo lo acertado que pueda ser, aun teniendo la certeza absoluta de ser la verdadera respuesta.

Es una enfermedad autoinfligida, no por ello menos dañina, ni menos curable.

Estoy tan cansado…

¿Qué estoy esperando?, ¿Qué estoy buscando?, ¿Qué necesito, que me falta?, si pudiera responder alguna de estas interrogantes… quisiera poder encontrar la solución, hallar el detonante que me permita un cambio sincero y profundo, si encontrase la respuesta ¡podría tener el catalizador de la renovación!

Pero estoy muy cansado, se que me falta algo, interno o externo, un motivo, un objetivo, algo…¿qué?

 

Feliz cumpleaños mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 4 de marzo de 2023

Hola mi amor, llevo mucho tiempo sin escribirte, pasan los días y, aunque siento el deseo, parece no presentarse el momento nunca.

Cada día, tras acostarme, tengo largas conversaciones que pienso transcribir al día siguiente, pero desaparecen de mi mente durante la noche.

Aunque poco importa, tú o ya lo sabes o no lo sabrás jamás, en el silencio del dormitorio te cuento lo que he descubierto durante el día, las pequeñas cosas que han sucedido, es el momento de reconocer los errores, las falsedades, la hipocresía, es la hora de desnudarse y ver las manchas que el día deja en mi consciencia, o disfrutar de los puntos de luz que algunas veces aparecen.

Ya siento como he vuelto al punto de partida, la pereza vuelve a apoderarse de los días, la inacción se aloja en la zona de confort y anula algunos logros conseguidos en los últimos meses, aunque lo más grave (creo) es que me da igual, me importa una mierda, aun siendo consciente de ello, ni me importa ni me afecta, me sumerjo en la tranquilidad del aislamiento y nuevamente dejo que las horas y los días transcurran ante mí, sin mi participación ni mi intervención.

Es un tipo de inapetencia distinta a la que sufría antes, una indiferencia que quizás nace de una nueva caída, mas suave con menos daños, con efectos menos devastadores, aunque puede ser que ya haya agotado las energías reservadas para la lucha, puede que la energía que uso ahora esté mas destinada a la simple actividad mecánica, una energía que no aporta la potencia suficiente para afrontar tareas mas exigentes, de mayor consuno o de mayor duración.

La mecánica del hogar consume mucho menos, además de requerir menos intervención consciente, son tareas repetitivas, que se pueden hacer en piloto automático, consumen el día, pero apenas requieren esfuerzo, aportan tranquilidad y sosiego, revisten de normalidad cada minuto consumido.

Me siento nuevamente cansado, no falto de energía, sólo falto de deseo, de objetivo, de propósito, vuelvo a ser un vagabundo sin compañía y sin patria.

Sólo me apetece llorar, revisar nuestros recuerdos y abrazar la fatiga que el llanto aporta, pero no debo sucumbir, aunque apenas puedo combatirlo.

Te echo mucho de menos mi vida.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 4 de febrero de 2023

Hola mi amor, fin de semana largo, previo a unas pequeñas vacaciones.

Toca aprovechar ese tiempo para realizar mejoras, limpieza, ordenar e intentar desechar cosas. Esto último será un intento vano de avanzar, ya he echado un vistazo al vestidor y solo he sacado 3 pares de zapatos viejos (míos) y algunas cajas vacías, he revisado por encima tus cajones y perchas y no he tocado nada, aunque no he sentido la aprensión de mirar su contenido ni pasar la mano  por las prendas.

Puede que esté cerca el día que sea capaz de empaquetar y donar tu ropa, a veces pienso como sería el día después, imaginar todo tu espacio vacío es lo que me impide tomar la decisión, pensar que podría ser una expulsión, que podría suponer un sentimiento de culpa aún mayor, que quizás socavase mi actual frágil estabilidad emocional.

Pero no me engaño, aunque a veces lo piense, no creo que sea capaz de dar ese paso, o al menos de una sola vez, deberá ser algo gradual, alguna prenda de vez en cuando, o algunas prendas alguna vez, hay mucha carga emocional solo en el espacio que ocupa, si mirase cada prenda por separado, activando imágenes, recordando momentos o sensaciones me sería imposible hacer nada, cada prenda u objeto tiene emociones adheridas, momentos felices, entrañables, vinculadas a la vida que echo en falta.

Pero eso no será hoy, ya veremos para cuanto da una semana. No me pongo metas en este asunto, han pasado casi 4 años y no hay necesidad de cambiar nada por el momento, así que ya veremos.

Hasta ahora estaba tranquilo, con la necesidad de escribirte algo, pero temeroso al saber que hacerlo traería al frente ese dolor que siempre acecha en el fondo de mi mente, rehúyo estos momentos, pero también me genera ansiedad darte la espalda, siento que debo hacerlo, creo que necesito hacerlo, aunque también quiero creer que deseo hacerlo, no sé qué me empuja, pero aquí me tienes siguiendo un protocolo que establecí para un proceso que quizás haya cambiado y deba ser revisado. Quizás…

Siento que he estabilizado algunos aspectos de mi vida, que he aceptado otros y que tengo desatendidos muchos más, pero el balance me permite continuar cada día sin pensar en la muerte, tampoco en la vida, pero ya no juzgo el valor de mi existencia, la doy por válida y actúo persiguiendo algunas metas, pequeñas pero muy concretas.

Los días se van alargando y son más luminosos, esto ayuda mucho a mejorar mi estado de ánimo, lo cual redunda en una mejor relación con los demás, me permite mantener cierta estabilidad emocional, que, aunque suelo estar aislado, facilita mucho terminar cada día casi entero y sin apenas sufrimiento. Triste pero activo, callado pero comunicativo, separado pero incluido.

Quiero seguir avanzando, no por mí, pero si por ellos, percibo que mi mejoría les ayuda cada día, les aleja un poquito del daño de tu ausencia y es algo que me gusta sentir, compartir cada vez más tiempo, hacer alguna que otra cosa juntos, diseñar proyectos entre los 4, tomar decisiones juntos.

Lo que más me duele es la cantidad de cosas de la que estarías muy orgullosa y te harían inmensamente feliz que no has podido compartir ni ellos recibir ese amor al que tenían derecho por muchos años más.

Te quiero mi niña. mi princesa, mi amor.

Lunes 2 de enero de 2023

Nuevo año ¿año nuevo?

Hola mi amor, acaba un año que ha aportado mas cosas positivas de las que podría haber imaginado o esperado, termina un año que ha traído gente importante a mi vida, nuevas caras, nuevos cariños, nuevas personas que desplazan a otras que perdieron su cercanía, que se alejaron en la niebla del dolor, cambios que, positivos o no, se producen a pesar de mi o más bien a través de mí, pues soy incapaz de parar el proceso o retener a aquellos que abandonan una etapa de mi vida.

Empieza un año nuevo, no imagino que podrá traer, ni que otros cambios aparecerán a lo largo de sus extensos 365 días, nuevamente me dejaré llevar, seré mecido por las embestidas cotidianas, anclado a tu ausencia, unas veces impelido hacía situaciones deseables, positivas y placenteras, otras hacia el lado contrario, hacia la memoria, el dolor y la distancia.

Lo inicio teniendo presente la promesa que te hice a principios del pasado año, no me pondré limites, no levantaré barreras, no diré NO por miedo y no evitaré el contacto por egoísmo, aunque permaneceré fuertemente agarrado a mis rutinas, ellas me han traído hasta aquí y creo que son un sólido tablón para mantenerme a flote, si me es posible las relajaré, pero no será un objetivo que cumplir.

Repaso el año que se va, paso revista para ver cuantos se han marchado, evalúo el estado de la compañía, no veo daños graves, a estas alturas ya podemos navegar con menos tripulación en esta maltrecha nave, ahora toca despedir con honores a quienes, por distintos motivos, abandonaron su posición, debo asumir que no son desertores, los he juzgado severamente y aplicado una sentencia que no correspondía, veo con claridad que cada cual debe destinar sus energías y recursos a su vida y sus seres más queridos y normalmente no llega para todo/s lo/s que nos gustaría atender, acepto ese alejamiento como una fluctuación más de la existencia, no necesariamente negativo.

Creo que debo dejar que se aleje flotando toda aquello que cayó por la borda durante el temporal, pensar que si no estaba bien sujeto es porque, quizás, era prescindible, para mi o para los otros, quizás fue incluso elemento decisivo para evitar el naufragio, aunque puede que deba ser, no diré magnánimo pero sí comprensivo y perdonar lo que para mi fue algo muy doloroso pero probablemente incierto.

Hoy lo veo carente de importancia, posiblemente por haber encontrado quien sustituya esas carencias de afecto, o por haberse cronificado el dolor.

Este año se presenta con nuevos objetivos, claros y brillantes, motivadores e incluso sanadores, intentaré convertir el dolor en afecto, comprensión y empatía, estoy promoviendo una nueva corriente, cambiando el rumbo, dirigiendo la nave hacia aguas más tranquilas, cálidas y transparentes, plagadas de vida y color, o así lo espero.

He tenido una nueva revelación, en un momento imposible, en un entorno casi sancionable, pero ha sido clara y profunda, un conocimiento que me impulsa a seguir esos nuevos objetivos, a potenciarlos.

A pesar de mi tristeza y cansancio, espero promover las mejoras que me he fijado, confío en que es el momento y el estado adecuado.

Me gustaría tanto poder hablar contigo de todas estas cosas, que vieses mis proyectos, que evaluases lo que ya he conseguido…

Creo que estarías orgullosa de mí.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Domingo 25 de Diciembre de 2022, Feliz Navidad

Hola mi amor, de nuevo inmersos en una triste y esta vez confusa Navidad.

He vuelto a llorar de nuevo pensando en ti, se vuelve a cernir una sombra sobre mi ánimo mientras realizo las tareas que estos días deberíamos estar haciendo juntos, sonriendo, alegres, ilusionados, cogidos de la mano y con continuos roces, abrazos y besos.

Es tan difícil continuar con cierta normalidad, cuando el agujero en el pecho es tan grande y doloroso. Intento controlarme, superar estas pequeñas, pero continuas, crisis, sacudo la cabeza y continúo mi camino, pero sigue siendo muy cruento y salvaje, me sorprende en cualquier momento, el detonador cualquier cosa, en cualquier momento, sin importar lo que haga o quien me acompañe.

Creo que sigo curtiéndome la piel, no para bien, noto mis tejidos endurecerse en las relaciones, en el tú a tú, puedo mantener mi máscara más tiempo, puedo estar más tiempo lejos de casa, pero siento que es un esfuerzo voluntario, que no se trata de una evolución, sino un intento de “afrontar” mi mal, un intento de corregir mi déficit, de subsanar mis carencias, un intento consciente de “volver”.

Me esfuerzo, pero es similar a tragar una comida que no me gusta, puedo hacerlo, pero eso no la hace mas agradable o cambia en absoluto su sabor.

He conocido gente especial, alegre, generosa, sanadora; personas por las que merece la pena luchar, que pueden hacer la vida atractiva y sin embargo, me cuesta tanto relacionarme con ellos…

Intento ser sociable, compartir, querer, amar, pero no consigo sentir como antes lo hacía, siento que engaño a quien se acerca, que traiciono su buena fe, debo pensar cual sería el comportamiento esperado y ejecutarlo como una tarea, en muchas ocasiones no me sale espontáneo o natural.

Aún así, creo que te alegrarías de mi avance, creo que apreciarías una evolución esperanzadora, un cambio de actitud bien orientada, fruto de mucha intención, pero presente, al fin y al cabo.

Te echo tanto de menos, me confunde tanto aún pensar que no te veré en cualquier momento, que no podré acariciar tu mano, rozar tus labios, volver a dormir en una habitación vacía…

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.