Sábado 6 de marzo de 2021

La vida es una enfermedad que no se puede combatir.

Hola amor mío, un fin de semana más vengo a buscar tu ayuda, vuelvo a ti para vaciar mi cubo, para purgar mi alma, para aliviar la presión de esta enfermedad que supone la vida.

Una vez más, me ayudo de tu fotografía, alejándote en el mar, para llorar lo que no he podido llorar entre semana,

Pero, duele tanto mirarte, mirarte y ser consciente de lo que he perdido a la vez que me mareo y me desoriento, porque te miro y me pierdo, es una sensación de irrealidad, mirar tu sonrisa, tus vivos ojos, tu bello rostro e intentar creer que ya no existes, pensar y aceptar que todo lo que resta de ti está en una vasija, en un lugar frio y oscuro, no se puede aceptar, es imposible, la vida no desaparece sin más, como un silbido o una lagrima que se seca al sol, no puede ser, me niego rotundamente a aceptarlo, ¿acaso somos tan insignificantes? ¿simples objetos de una macro creación fruto de la casualidad y aleatoriedad de combinaciones de simples sustancias?

¡¡Tú no puedes ser eso!! Nunca. Tu has sido el ser más hermoso y excepcional que he conocido y no puedes simplemente volver al polvo.

Duele mucho pensar en ti, pensar en la muerte, en la desaparición de las personas, no de las personas, de nuestras personas, aquellas que representan algo en nuestra vida, una vida que se vuelve una enfermedad crónica, con síntomas que hay que tratar para contenerla, paliativos para soportarla, porque esta enfermedad no tiene una cura aceptable, hay que cargar con ella hasta el final, con mucho o poco dolor, pero siempre con ese lastre que no desaparece, que me impide ver cada día con optimismo, con alegría o simplemente con deseos de afrontar cada mañana.

No, tu nunca serás polvo que vuelve al polvo, tu siempre serás mi faro en la oscuridad, el horizonte al que mirar cuando no haya nada donde fijar la vista, el rostro que mirar largo rato antes de cerrar los ojos cada día, el último pensamiento de la noche antes de sucumbir al sueño, tu amor mío sigues siendo el hilo del que pende mi vida, el pensamiento que persiste por encima de toda realidad, te echo tanto de menos….

Este fin de semana promete ser difícil, una nueva prueba que afrontar, un nuevo síntoma a combatir de mi enfermedad, un nuevo fin de semana en el paraíso.

A veces deseo no pensar en ti, intentar pasar página, iniciar una recuperación, pero solo a veces y solo es un deseo fugaz, no importa las cosas que intente hacer o disfrutar, siempre vuelvo a ti, no puedo desprenderme de esa  parte de mi vida, donde había tanta dicha, tanta felicidad, tantos objetivos, proyectos y deseos, donde volver cada día a casa y volver a verte era el mayor logro posible, donde cada fin de semana era una aventura, aunque acabase dormido en un sofá a tu lado, no había mayor proeza que tu permanente contacto, abrir los ojos y verte cerca, extender la mano y tocarte, despertar y verte aun dormida, tu cabello derramado en la almohada, tu cuerpo suave y cálido bajo las sábanas, no se puede renunciar al pasado, no se puede empezar un futuro sin sentir el peso del pasado a la espalda, soy el resultado de todo ese camino que he hecho contigo, no se puede reescribir la historia que hemos creado juntos. Es tan simple: soy el fruto de nuestra relación.

No puedo, no puedo aparcar 33 años de amor y pasión y empezar otra vez, no puedo y no quiero.

Te quiero amor mío, mi niña, mi princesa, mi amor.

49 Visitas totales
35 Visitantes únicos
Total Page Visits: 186 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *