Viernes 9 de octubre de 2020

Abrázame mami!!.

Hola princesita, pasa una semana más, otra…

No «pasa» nada, tan solo el tiempo, un tiempo insignificante por sus logros o sus aportaciones, un tiempo perdido casi en la mayor parte, porque, aunque maldito, no todo está vacío de contenido, porque no todo el tiempo se puede considerar siempre malgastado, hay cosas que hacer, hay cosas necesarias que requieren de atención y cariño, de dedicación de minutos exclusivos, incluso algunas veces el tiempo transcurre en un ambiente dulce y agradable, exento de dolor, aunque no de pesar o añoranza.

No sabía que escribirte hoy, pues no he tenido grandes inspiraciones últimamente, pero no esperaba romperme sin mas, derrumbarme de nuevo solo por abrir este cuaderno frío y silencioso, aunque no exento de sentimientos puros y poderosos.

Tu ausencia llena todos los minutos, algunos los desborda y otros apenas los impregna, pero permanece constante, reclamando su espacio, empujando para llegar al frente, ¿y sabes que? siempre lo consigue, algunas veces de refilón, otras atravesando todas las barreras, como un cañonazo, pero siempre consigue aflorar, sin  importar cuando, ni donde, ni importar cómo, siempre agazapado, persistente e ineludible, consigue su objetivo.

Hay días que apenas miro tus imágenes dispersas por todos mis lugares, situadas para que pueda verte siempre, aun así hay días que apenas te veo.  Cuando ocurre y me doy cuenta de haber pasado ante alguna fotografía sin girar la vista, he de desandar mis pasos y dedicarte una larga mirada y pienso en el día en que  te la hiciste, en tu pose habitual de pie adelantado, el peinado que llevabas, en la sonrisa que lucias, miro una y otra vez y dudo que sea cierto, que realmente no pueda volver a verte.

No es que no lo acepte, es simplemente como mirar una gran montaña, es imposible abarcarla con los brazos, contemplarla sin girar la cabeza, calcular su tamaño o su peso, simplemente me es imposible aceptarlo como un hecho real, porque si lo reconociera, quizás, solo quizás, la locura asumiría el control, inundaría mi consciencia y me empujaría al abandono, o quizás simplemente el corazón anula el poder de la mente y rehúye la realidad, como si hubiese otra posibilidad, una esperanza que resta algo de crudeza a la existencia, una ilusión que permite que la vida crezca o al menos permanezca. O, simplemente, no entiendo que ocurre.

La noche ya llega, ya pienso en lo que me aguarda en la oscuridad de nuestra cama, ya casi puedo oírme recitar mi frase talismán, la que pretende ahuyentar el vacío, la ausencia y el dolor, la que te trae inmediatamente a mi cuerpo acurrucado y ansioso, la frase que me consuela y me traslada a un pasado feliz «abrázame mami», la frase que te decía cuando, casi vencido por el sueño, te daba la espalda y quería sentirte mientras caía dulcemente en los brazos de Morfeo. Un dulce y poderoso recuerdo de un pasado perfecto que permanece intacto.

Abrázame mami, mi niña, mi princesa, mi amor.

53 Visitas totales
35 Visitantes únicos
Total Page Visits: 183 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *