Lunes 10 de agosto de 2020

Hola amor mío, hoy es un día extraño, la noche ha sido especialmente larga e infructuosa, apenas he pegado ojo, aunque no ha sido por la fecha, o al menos no conscientemente.

Me he levantado con el recuerdo de que te quedaban dos horas de vida, que más tarde en la oficina, cuando estuviese haciendo mi trabajo tu fallecerías otra vez y de nuevo te marcharías para siempre, un nuevo día de mierda en una ya vida de mierda.

Hoy no es un día especial, no se distingue gran cosa de los otros 364 que le precedieron, salvo por la aceptación, la asunción y la certeza de que es verdad, es verdad ya no estás aquí conmigo, ya no me darás nunca mas tu mano para salir a pasear, no, ciertamente ya no harás más las miles de cosas que hacíamos juntos, hoy escucharé la última risa que me enviaste por WhatsApp y disfrutaré de ella como tantas veces lo he hecho este último año.

NO, hoy no es un día especial, no es una conmemoración agradable, tan solo es otro día sin ti en una vida sin ti. Un día para deslizarse por él, deseando que llegue la noche y el sueño por fin me encuentre.

El cuerpo se adapta, la mente aprende e inventa, el mundo gira y gira sin parar, pero el corazón, ay amor mío, el corazón no deja nunca de sangrar, no sabe curarse, no sabe olvidar, es incapaz de perdonar tu ausencia, es incapaz de mirar a otro lado que no sea ese inmenso vacío que es tu ausencia. El corazón es fiel a si mismo y a su amor, no cambia, ni evoluciona, pero tampoco deja traslucir su daño, de eso ya se encarga cuerpo y mente.

Un año y 8 horas, un tiempo interminable, una tragedia impensable e inabarcable y sin embargo 365 días y 8 horas después el mundo sigue su camino, sin haberse desviado un mm de su trayectoria, de sus funciones, de sus quehaceres, tu paso por la vida es muy difícil de medir, de cuantificar, no hay medida para algo tan básico y tan esencial, hasta la fuerza tiene una medida, pero tu paso por mi vida no se puede expresar nada mas que en felicidad, pero no es cuantificable.

Aun así, 30 años juntos, 30 años de felicidad, inmersa en la cotidianeidad de unas vidas simples y sin ambiciones o grandes logros, bien merecen 1000 años de tormento, incluso cuando no he sabido disfrutar de toda esa felicidad como debería haberlo hecho. Pagaré el precio, sin dudarlo.

Hoy, mi primer año sin ti, tu primer año de no existencia, nuestro primer año de separación, la peor experiencia que se puede vivir ¿y sabes qué?, no pasa nada, nada ha cambiado, porcentualmente el cambio que se ha producido es despreciable a efectos estadísticos, tu ausencia no ha causado apenas bajas, el entorno no se ha visto afectado, el PIB no se ha tambaleado, ni siquiera yo he dejado de producir, el daño ha sido una pequeña explosión de corto alcance, una pequeña onda en un inmenso océano.

Es tan triste pensar que así termina la vida de las personas, buenas y malas, con o sin familia, un pequeño paréntesis, un ruido ensordecedor pero efímero y ya está, hay que continuar ¿no?

No hay tiempo ni para maldecir la puta mala suerte, el destino de mierda o la asquerosa Parca, no, es una parada breve, y aunque te bajes en cuanto parpadeas ya estas de nuevo en marcha.

Es tan difícil sacar toda esta oscuridad, todo este veneno corrosivo, no hay máquinas de diálisis para esto, o si, aunque no sean mecánicas, pero quien es capaz de conectarse a ellas para permitir que te limpien, quien sabe cómo se debe uno conectar, o simplemente donde está el maldito botón de start.

No, hoy hace un año y no hay nada que conmemorar, la vida se vuelve muy difícil, la pendiente aumenta y es mas costoso el camino, pero hay algo que te dopa y te permite afrontar cada dificultad que se suma, ¿otro tropiezo? Pues otro chute, ¿estas cansado?, no te preocupes en breve llega la noche, ¿no quieres levantarte a la mañana siguiente? No hay problema aquí tienes tu plan de trabajo, apretado, para que no pienses.

Hay algo que provee, que se anticipa a tus movimientos o que está sumamente alerta, dispuesto a actuar, el espectáculo debe continuar y no hay nada que impida que continúe, solo la muerte prevalece sobre la vida ¿no?

Hoy, ahora, deberíamos estar camino de la piscina, agradecidos de esquivar el coronavirus, alegres de estar juntos, de superar con buena nota la hazaña de la existencia, pero no, hoy, ahora, solo intento vaciar este recipiente de la amargura que lo desborda, porque hoy hace un año que partiste, sola, a un lugar sin retorno y hoy, cuando nos reunamos todos, habrá que rememorarlo, revitalizarlo, regarlo y abonarlo, hoy será un día catártico, o quizás no, quizás solo sea un día triste y gris, de caras largas y corazones compungidos, reunidos todos en un mismo lugar, recordándote con o sin alegría, pero rindiendo un tributo a lo mas hermoso de la vida: las personas que amamos y que ya partieron.

Bueno amor mío, me gustaría pensar que me oyes, que te sientes orgullosa de mí, que al menos no te decepciono y con este intento de credulidad me despido hoy de ti.

 

Te amo mi niña. Mi princesa, mi amor.

 

 

 

47 Visitas totales
31 Visitantes únicos
Total Page Visits: 215 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *