Hola amor mío, cada vez tardo mas en pasarme por aquí, aunque ello no significa que haya dejado de pensar en ti, te tengo en mente todo el día, aunque el dolor no arrecia como lo hacía semanas o meses atrás.
Quiero contarte cosas, pero últimamente no encuentro el momento ni la forma, a pesar de que todo mis pensamientos se han convertido en un pseudo diálogo, realmente un monólogo, en el que pienso/escribo lo que me viene a la cabeza, siempre relacionado contigo y conmigo, con la vida a la que me acostumbraste a tener y disfrutar, lo que presentíamos como algo natural, el devenir lógico de las cosas, dos personas que se aman, que desean estar juntos, donde cada día se producía un esperado reencuentro, donde la vuelta a casa tras el trabajo era el momento mas estimulante del día, me acostumbraste a pensar que sería algo estable, permanente, infinito…
Ahora llego a casa y me espera una construcción vacía y muerta.
Un día más en el paraíso.
Casi un año ya, sin lo mas hermoso de mi existencia, casi un año… no pensé que pudiera aguantarlo, dudaba continuamente de mi capacidad para superar el peor de los desastres y aquí me tienes, muerto pero vivo, «indemne» y seco, transformado, vaciado, insensibilizado y deshumanizado, pero sigo en el camino, interminable, sombrío y solitario, mi peregrinación hacia ningún lugar.
Es tan duro saber que nadie te espera, que nadie te busca, que nadie ansía tu compañía o tus abrazos. ¿Qué existencia es esta? ¿qué valor tiene una “vida” así? ¿para qué volver una y otra vez? ¿ para que ir una y otra vez? ¿para qué intentarlo una mil veces?
Estoy tan cansado!!!.
Intento mirar al frente, al horizonte, pero no veo nada, es como estar en una habitación hermética y oscura, no hay luz, no importa donde dirija la vista, ¿cómo hallar motivación o fijar un objetivo cuando al final de cada día, haga lo que haga, por muy largo y duro que sea solo hay vacío y soledad, una cama grande y un sueño que no llega?
Soy débil, no puedo con esta carga, me hunde y sepulta, no puedo llevarla, arrastrarla o echar la a un lado, o quizás no quiero y aún no lo he descubierto.
Toda una vida juntos no puede terminar en un segundo, es imposible, si intentas para un coche, un tren o un avión en un instante los destruyes, los comprimes, los arrugas, pierden su elegante forma y aplastan todo lo que llevan dentro, supongo que lo mismo ocurre con las personas o al menos conmigo.
¡¡¡Quedaba tanto por hacer!!!, por vivir, por perseguir, por conseguir, quedan tantos sueños inconclusos, deseos que ya jamás podrán hacerse realidad.
No entiendo como es posible, levantarme cada día para entregarme a esta vida que queda tras tu partida. Es incomprensible, no soy yo.
La muerte es paciente y taimada, imposible escapar de ella, a todos nos abraza y sin embargo no la incluimos en ninguna ecuación, ni la valoramos a la hora de tomar nuestras decisiones diarias, que necios, al final llega y nos arrebata todas nuestras posesiones, nuestro futuro e incluso nuestro pasado, porque ¿Qué es el pasado sino anécdotas para compartir en el presente con quien amamos por encima de todas las cosas?…
Actuamos siempre tan tarde…
Cuanto he criticado los estudios en los que se preguntaba a moribundos de que se arrepentían, que cosas deberían haber hecho y no hicieron, por pensar que era una pregunta amañada, casi sin entenderla. Es una pregunta cruel e inhumana, porque solo cuando La Parca se hace visible, ponemos las cosas en valor absoluto, solo en ese momento conocemos todas las respuestas, percibimos con nitidez la diferencia entre lo transcendental y lo superfluo, solo al borde del trance que acaba con todo adquirimos la plena sabiduría, cuando ya de nada sirve, cuando no cabe ni la posibilidad de transmitir ese conocimiento.
Como siempre tarde.
Te amo Mami, mi niña, mi princesa, mi amor.
