¿Quién tiene derecho a decidir sobre la vida de cada persona?
Hola amor mío, amanece un nuevo día sin sol, un nuevo día sin ti.
Cada día me es más difícil mantenerme firme, está claro que el clima influye sobremanera en el estado de ánimo, pero estos casi tres meses de soledad no se ven apenas afectados por el cambio de estación. Todos los días son sombríos y fríos, el paso de los días y semanas no aportan luz ni calor, sólo aumentan cada vez más la sensación de realidad y credibilidad de mi estado.
Sigo teniendo esa extraña sensación de que no es cierto, de que es imposible que hayas muerto, aún no lo he asumido al 100%, pero cada día está más cerca ese momento, pero no es algo bueno, el saber que no hay posibilidad alguna de volver a verte, escucharte y sentirte agrava más y más mi deseo de terminar con todo de una vez, poner fin a tanto sufrimiento y tanta incertidumbre, no quiero una vida en la que no estás tú, pero no es que no la quiera es que no se puede aceptar, por que no es una vida, es un tormento inútil.
Desde que vi la noticia del fallecimiento por eutanasia de la atleta paralímpica belga Marieke Vervoort, no paro de darle vueltas a este asunto, ella decía, cuando firmó la autorización de la eutanasia años atrás, que era para aplicar cuando tuviese mas días malos que buenos. Al final todo es una simple operación matemática, de rentabilidad emocional, el equilibrio de una formula, solo una balanza que se inclina hacia el lado que más pesa: felicidad=vida, dolor/sufrimiento=muerte
Yo no paro de valorar mi balanza, veo que se inclina hacía el dolor más que al placer, a la soledad más que a la compañía, a la pasividad más que a la actividad., al desánimo más que a la ilusión. Todo suma en el platillo izquierdo, la zona oscura.
Realmente quién decide que hacer con nuestras vidas, ¿quien debería tener la potestad sobre ellas?, ¿el propio sujeto? ¿la familia? ¿el Estado?, si somos dueños de nuestra consciencia y ésta se encuentra sana según los cánones de nuestra sociedad, ¿por que no podemos entonces decidir por nosotros mismos sobre algo tan íntimo y personal como nuestra vida?.
De nuevo aquella famosa frase dictatorial «todo para el pueblo, pero sin el pueblo», siempre hay alguien que decide por nosotros en todos nuestros ámbitos, ya sean económicos, sociales, laborales e incluso vitales y personales, no somos dueños ni de nosotros mismos.
Otra demencia más para mi maltrecho cerebro.
No, no debo pensar en estos acertijos sin solución, en estas causas indefendibles. Debo pensar en ti, mi niña, en lo bonito que fue compartir 33 años contigo.
Hace un rato, en una película, preguntaba alguien a su pareja «¿por que me amas?», vaya pregunta!!!, no he podido evitar hacérmela yo mismo y la respuesta es muy dolorosa, por que trae a mi mente lo mas maravilloso de la existencia, lo que la dota de sentido y finalidad, si tú me hubieses formulado esa pregunta alguna vez, me habría reído de felicidad, por que me habría encantado que me dieses pie a contar todo lo que hay y ha habido de hermoso siempre en ti, lo que tras tu insistencia descubrí y me cautivó.
Después de pensar unos segundos, para saber por donde empezar, enumeraría lo que me enamoró desde el principio de ti y lo mas importante siempre fue tu inocencia y tu bondad, has sido inocente toda tu vida, hasta tu último aliento y generosa, sobre esto no hay descripciones suficientes para hacer justicia a tu entrega, pero había miles de cosas, de detalles, grandes y pequeños pero todos adorables, tu alegría sin control cuando joven era electrizante, siempre alegre, siempre sonriendo, tu belleza, eras dolorosamente hermosa y lo fuiste más aún en tu madurez, la cual te sorprendió serena y preciosa, tu sonrisa, tus risas, como agachabas la cabeza e inclinabas un poco el cuello cuando no podías evitar la carcajada, tus bonitos ojos, siempre llenos de brillo y amor, tu pasión para hacer cualquier cosa, desde ordenar los libros de la biblioteca del Parque Figueroa, hasta cuidar de tu sobrino Eduardo, al que quisiste como a un hijo propio, tu pelo, tu piel, tus pequeñas y perfectas manos, el cuidado y mimo que ponías en todos tus quehaceres, hasta tu fijación por mover cada figurita, marco y objeto al pasar por su lado, todo tenía que estar alineado como a ti te gustaba, aunque fuese un mm más a un lado u otro. Todo en ti era digno de ser amado. Todo en ti merece ser recordado e inmortalizado.
Había tanto bueno y hermoso en ti, ¿como afrontar una vida sin ti amor mio?, es impensable, es inasumible, es… imposible. No hay vida tras tu partida, no para mí.
TE QUIERO MI NIÑA, MI PRINCESA, MI AMOR.
