10 de agosto de 2019

Esto escribía mientras descansabas tu último día en la tierra. 

Mientras sufrías el sueño desapacible previo a tu muerte, angustiado y triste hasta la extenuación, pensaba que nuestro tiempo se acababa, tu vida se iba apagando con cada respiración, aun no lo sabía, pero era el liquido que llenaba tus pulmones, estaba ganando terreno, su nivel seguía subiendo dentro de ti, cada inspiración me parecía que sería la última, no sabía que hacer, como compartir contigo esos últimos minutos, que resultaron ser horas, ¡¡¡tenia tanto miedo!!!, lo que se cernía sobre todos nosotros era imposible de imaginar y yo, una vez más, no sabía que hacer y como es natural en mi, volví a equivocarme

No sé cómo ni por qué, pero aún no era consciente de que te morías, lo sabia por supuesto, ya nos lo habían confirmado varias veces, la última vez en el hospital, 3 o 4 días antes, no lo recuerdo, cuando me dieron la opción de dejarte morir en aquella fría y desagradable habitación de hospital o llevarte a casa, a que terminases tu vida en un entorno amado y rodeado de todos los que te querían, dando la oportunidad a quien reuniese el suficiente valor de demostrar su amor y pudiera hacerte una última visita y despedirse de ti, aún así por ridículo que pueda parecer, hasta el último minuto algo insuflaba un hálito de esperanza en mi mente desquiciada y seguía esperando el milagro, pues alguien como tú no podía morir, no debía morir, si hay un dios, no te dejaría morir. No hay dios, o si existe no es bueno y loable.

La noche se hacía tan larga… no sabía que hacer, si despertarte y hablar contigo, decirte por última vez cuanto te he amado, o dejar que ese inquieto sueño te liberase algo de tanto dolor y esperar que el fin te pillase inconsciente.

Con frialdad y valor empecé a escribir en el móvil, entre mirada y mirada a tu rostro cansado, una elegía-despedida-comunicación, para enviar a todos por WhatsApp, para, en un solo acto, pasar el trance que se perfilaba en el horizonte. 

Lo escribí rápido, tenía tan claro lo que iba saliendo poco a poco de mis dedos rígidos, lo que mi vista nublada me confirmaba como la mayor realidad de mi vida.

Sí, terminé muy rápido, mucho más que tu fin, que fue lento y muy duro, pero lo que había escrito era hermoso, práctico y sentido.

Hoy, dos años después, con un nudo en la garganta y los ojos una vez mas anegados, pienso que es lo mas hermoso que he escrito jamás, a pesar de su sobriedad y la calma que transmite, me gusta cada línea de esta despedida.

*******

Hola a todos, M.ª Ángeles Bello, mi esposa y madre de nuestros tres hijos ha fallecido hoy, ha sido la mejor compañera posible, una madre entregada y una persona generosa, el dolor y el vacío que su ausencia provoca son imposibles de describir, sé que vosotros también sufrís y os invade igual que a mi sentimientos encontrados de amor, tristeza impotencia e incluso odio a la injusticia de la pérdida de una persona tan vital y tan valiosa, solo os puedo pedir comprensión para los cambios que experimentará nuestra familia y que no la olvidéis nunca, aunque el recordarla sea doloroso, llorad su pérdida, cuanto más mejor, dejad salir con las lágrimas la pena, pues también fluirá el amor, el único consuelo que nos queda, porque cada lágrima vuestra corresponderá a una sonrisa suya en vida, así que cuando lloréis estaréis recibiendo su sonrisa y cariño.

Sabed que os quería a todos muchísimo, quizá solo yo he limitado, aún sin quererlo, su relación con los demás, pero su amor hacia todos vosotros era genuino a pesar de las circunstancias de cada momento. Yo por mi parte conservaré y recordaré toda la felicidad que me ha hecho disfrutar durante mas de 30 años, y que esperaba que al menos fuese otros 30 más, maldito cáncer que me los niega y arrebata, aún así son más de 30 años maravillosos, no cambiaría ni una sola decisión en todo este tiempo. Son más de 30 años en los que cada día mi mayor anhelo era regresar a casa para volver a verla y así lo he hecho todo este tiempo, mi trabajo y mi familia, mis únicos objetivos.

La echaré tanto de menos, que envejeceré rápido, todo perderá sabor y color, pero tengo a mis hijos y os tengo a vosotros, así que el camino será transitable. Quizá pierda la alegría e incluso las ganas de vivir, pero me mantendré firme y lucharé por su legado, nuestros hijos, a los que apoyaré incesantemente, para que consigan superar este trauma y maduren sanos y cuerdos.

Hay tanto que decir y se tarda tanto en escribir…

Con Mari Ángeles, he conocido el amor verdadero, la pasión, la entrega, la generosidad, he podido mostrarme y ser aceptado tal como soy, sin necesidad de modificar nada y todo esto es un regalo único y de un inmenso valor.

Me siento afortunado de haber tenido la oportunidad de haber vivido y compartido con ella todo este tiempo y de haber tenido 3 maravillosos hijos.

Gracias a todos por el cariño y aprecio que le habéis entregado a ella y mi familia.

Os quiero y os acompaño en vuestro dolor.

*****

44 Visitas totales
29 Visitantes únicos
Total Page Visits: 142 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *