Siete semanas sin mi niña
Han transcurrido ya 7 semanas desde que terminó tu dolor, 7 semanas sumergido en tu ausencia, 7 semanas sin ti, 7 semanas de vacío, de «no vida».
La angustia y el dolor han aminorado la presión sobre mi corazón, pero las ganas de continuar, las ganas de vivir no regresan, está siendo un presagio de la caducidad del dolor y una profecía de una existencia sin vida.
Te echo de menos con cada respiración que me mantiene vivo, con cada segundo que pasa, en cada paso que doy, el dolor ha cambiado, pero la magnitud de la pérdida aumenta, ésta es inversamente proporcional a las ganas de vivir.
No veo futuro alguno, no hay objetivos ni expectativas mas allá de la entrega a tus hijos, nuestros hijos, es lo que me ata y une a ti y a este mundo sin color ni sabor; no sé cuanto tiempo me servirá de ancla, espero que el suficiente, debo ser fuerte hasta verlos crecidos, autónomos e independientes y felices.
Será una época oscura y larga, intentaré buscar algo que me ayude, algún tablón que me mantenga a flote en este naufragio. Sé que parto con el nº perdedor hacia una batalla perdida, pero aún así me mantendré firme.
Me «ilusiona» escribirte, llevar este diario en el que contarte mis cosas, como si me escuchases, como hacías estando ambos en el salón, quizás sea este mi tablón, mi salvavidas, lo que me ancle a esta penosa existencia, quizás este pequeño alojamiento, que compartimos en mi mente, pueda mantenerme cuerdo hasta cumplir nuestros objetivos, puede que quede algo de esperanza después de todo, este permanente contacto mental podría conseguir retenernos a los dos, juntos, como siempre hemos ansiado.
Quizás esté construyendo nuestra nueva casa, nuestro nuevo plano de existencia, perpetuando así nuestro amor, nuestra unión, la promesa que nos hicimos y que no hemos sido capaces de cumplir.
Es probable que mi ulterior tributo sea mantenerte viva dentro de mí, esta semilla que va germinando poco a poco.
A lo mejor ya tengo lo que buscaba, sin haberme dado cuenta, puede que esta recreación de nuestra vida en común consiga emular una vida cuasi real, imposible de cualquier otra forma.
No obstante, no debo ser demasiado optimista, ni depositar demasiadas esperanzas, pues no puedo dedicarte el tiempo que necesito dedicarte, el tiempo siempre escasea y mi necesidad no para de crecer.
Como compensar o satisfacer tan elevada demanda con tan poca oferta???
Continúo comprando lotería, el objetivo se mantiene, comprar tiempo con el premio, aunque ahora solo sea para obtener un sucedáneo de ti, tiempo para enviarte cartas, cartas de una sola dirección, que nunca obtendrán respuesta.
Por el momento me basta.
Sigo imprimiendo y enmarcando tus fotografías, tengo que llenar cada estancia con tu presencia, deseo y necesito verte allá donde pose la mirada, este contacto visual se ha vuelto tan imprescindible como doloroso, pero es preferible el dolor al olvido. ¡¡¡Estás tan hermosa y radiante en cada fotografía!!! Me consuela y alegra verte sonriendo en cada pared, en cada habitación, me abstrae tu belleza y tu sonrisa, me alivia saber que gracias a ellas no te volveré a perder, por que esto, aún tras tu fallecimiento, es posible, intuyo que mis secuelas se incrementarán con la edad y ruego para que todo termine antes de que pueda perderte de nuevo.
Me sorprendo cada día, por que es increíble que pueda hacer todo lo que tengo que hacer, sabiendo que al final del día me espera una cama vacía y también me sorprende como mi cabeza se sigue negando a creer que todo esto es real, continuamente pienso en llamarte para comentarte algo, continuamente te busco con la mirada para compartir lo que estoy haciendo, espero a cada instante verte entrar en la cocina o en el despacho, con esa sonrisa en tu rostro que iluminaba hasta el día mas negro.
Continuamente ZAS, el cerebro me la juega y luego me golpea, ya no estás aquí, es provocar la perdida una y otra vez, buscarte para no encontrarte, anhelarte y sentirme vacío al no hallarte, vivir con esa maldita sensación de pensar «no puede estar pasándome esto a mí».
El jueves salí por primera vez a pasear solo, buscando encontrarte a mi lado, conseguir tu compañía, ni 100 m duró el impulso positivo.
Estos dos últimos años hemos hecho juntos cientos de kms., quizás miles, en nuestro largos paseos, con frio, con lluvia, con calor. Cientos de días paseando juntos, compartiendo nuestro tiempo en exclusiva para nosotros, sin distracción alguna, cientos de horas de pasión canalizadas de una forma tan sencilla y humilde.
Como me atreví a intentarlo???, que iluso. No esperaba tanta desolación, cada paso se convirtió en un tormento, una lágrima, una losa en el pecho.
Va a ser muy duro, va a ser imposible, aun así tengo que continuar, que deuda más grande que esfuerzo tan enorme!!!.
Hoy me sigo sintiendo vacío, sin futuro sin esperanza y solo.
Hoy amor mío, aunque parezca una locura, solo pensar en ti me ayuda a continuar sin ti.
Hoy mi niña, gimo desconsolado mientras te escribo, lamentando no haber podido darte una mejor vida, no haberte dedicado más tiempo.
Hoy mi princesa miro atrás y pienso que tu persistencia, tu perseverancia me hizo humano, si no hubieses insistido tantos años yo no habriá conocido la utopía, jamás la habría vivido, probablemente no habría madurado como una persona sociable e integrada. Tú me diste seguridad, tu me dice alas, tu me diste el poder para conseguir todo lo que nos propusimos.
Hoy sé que la felicidad eras tú amor mío y sin ti será imposible volver a alcanzarla de forma tan plena y continuada. Sí habrá momentos felices, pero no volveré a alcanzar la felicidad permanente y en toda su plenitud.
TE QUIERO AMOR MIO.

P.D. aún hoy no entiendo como pude estar rechazando varios años este rostro, este cuerpo, esta vida que me ofrecías. Todo era una promesa de felicidad que no sabía ver.

