Hola vida mía, hoy la soledad pesa como la losa de granito de una colosal tumba.
Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Mi Niña, Mi Princesa, Mi Amor
Hola vida mía, hoy la soledad pesa como la losa de granito de una colosal tumba.
Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.
1925 días de soledad
Hola princesa, 46.200 horas ya sin ti, mi amor. Que vastedad de tiempo y vacío, que inmensidad de dolor se puede acumular durante el lento transcurrir de tantísimas horas, inconmensurable absolutamente, a la vez que indescriptible e inexplicable.
A veces miro tus fotografías, intento permanecer rodeado de ellas, y me siento extraño, casi ajeno al sentimiento, a mi propio sentimiento, alienado, desconectado de la realidad, me quedo suspendido en un momento, en un estado casi catatónico. Es algo breve y pasajero, pero muy desconcertante, en ese instante eres casi una extraña, como cuando repites muchas veces la misma palabra, de tal forma que pierde su significado y este se desliga de su sonido.
Siento como ese pesar y ese dolor se han endurecido, se han convertido en una calcificación dura y rígida, desprovista de terminaciones nerviosas, pero molesta y ajena al resto de mi, un elemento extraño alojado en mi organismo, que no se integra ni desintegra, que no es aceptado pero no renuncia al espacio que ocupa.
No sé lo que digo, te echo tanto de menos…
Es tan grande la desolación que quedó tras tu marcha.
Es tan difícil continuar, imitar la vida cada segundo de cada día.
Tan pesado actuar continuamente, representar un papel en una obra interminable…
Estoy cansado, muy cansado.
Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.