10 de agosto de 2024, 1827 días de soledad.

Hola mi amor, 1827 días sin tí.

Un conteo que no cesa, un conteo que no hallará fin, una cuenta que solo parará cuando mi corazón deje de latir.

Siguen pasando los días, semanas y meses, la sensación de soledad es permanente, todo ha adquirido una cristalina transparencia a tu alrededor, pocas dudas me quedan de que esto es un estado definitivo.

Te echo mucho de menos, cada latido de mi corazón es una reivindicación de lo perdido, cada minuto que pasa es un nuevo canto a la desesperación, cuán difícil es una existencia así.

Quiero suponer que la situación actual puede actuar como catalizador, acelerante o agravante, ya que no paro de comparar las épocas, sobre todo teniendo en cuenta que estoy en este momento actual porque hace 1827 días que te marchaste.

He tomado decisiones que nunca habría tomado contigo, he escogido caminos que jamás habría pensado que existían para mi, he llegado a un lugar cuya existencia desconocía.

Sin ti se abren abismos a mis pies, uno tras otro, infranqueables, a los que debo saltar para continuar, sin saber que espera en el fondo, pero sabiendo que mis decisiones están condicionadas y no son acertadas.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Viernes 2 de agosto de 2024

Hola mi amor, hoy es tu santo, como siempre se produce una triste celebración, una tarta para compartir, en la que estas presente pero no se te menciona, sigue costando tanto hablar de ti.

De vuelta al trabajo en el coche sonaba Amy Winehouse y no pude dejar de afrontar una vez más el escabroso tema del “exilio permanente”, me hice una pregunta ¿estoy deprimido?, la respuesta llegó rápida y sin duda alguna: NO.

Mi vida no es plena, ni feliz, ni divertida, ni tan solo deseable, pero ciertamente no estoy inmerso en una depresión, todo esto me llevó a los meses posteriores a tu partida, mi intenso deseo de abandonar este “valle de lágrimas”, pero visto desde mi posición actual, un ángulo completamente distinto, digamos que algo más objetivo, aunque las emociones nunca podrán ser analizadas objetivamente, cuando quien las analiza es quien las vive.

¿Cuan cerca pude estar de acabar con todo? Ahora veo el brutal daño que mi ausencia podría causar, no solo en aquellos momentos, incluso ahora casi 5 años después.

No se debe privar a nadie de la compañía de sus seres queridos, menos aun voluntaria y egoístamente, nunca por eliminar un dolor emocional, nunca por no ver la forma de superar un trauma, nunca por sentirse solo o desdichado. Es una lucha severa, pero evitar causar mayores males debería ser suficiente aliciente para evitar el deseado desenlace.

Te sigo amando con todo mi ser y tu ausencia es imposible de superar, te sigo necesitando, pero como un pobre, incapaz de salir de su pobreza, continúa su camino, haré yo con mi pena, cargaré con ella y seguiré mi camino.

Sé que nada volverá a tener el color y brillo que todo tenia a tu lado, pero me apañaré en esta penumbra de grises apagados.

Feliz día de tu santo mami!!

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.