Hola amor mío, padecemos ya varios días de lluvia, tiempo que aumenta mi cansancio físico, mental y emocional; está siendo una época dura, que sin tu apoyo y cariño se ve recrudecida y amplificada.
Días interminables, casi infernales, días vacíos de interés, pero cargados de obligaciones.
Recibo muchos consejos y apreciaciones inteligentes, incluso acertadas me atrevería a certificar, actuaciones, decisiones y cambios de conducta que probablemente me sacarían de mi situación, jiji, como si una mano amputada pudiese ser recuperada por el mero hecho de usar la otra para hacer lo que ya no puedes hacer con la perdida.
No se puede sustituir lo que no tiene sustitución, de la misma forma que no se puede recuperar lo irrecuperable, no se puede retroceder en el tiempo, ni se puede anular una decisión y que las consecuencias de ella sean revertidas.
No, solamente puedo aplicar paliativos, sucedáneos, cambios de dirección e intentar engañarme.
Quisiera tener la capacidad (seguramente no) de olvidarme de lo que tuvimos, de olvidar todo lo que me diste, de desterrar aquella felicidad para dejar sitio a una nueva, distinta, probablemente mermada, de tener la capacidad de hacer punto y aparte, pero, por mucho que pudiera desearlo, no la tengo, es imposible que la impronta de 33 años de relación pueda borrarse, diluirse o simplemente atenuarse lo suficiente para dejar que ese espacio quede libre para la ocupación de un tercero.
Se dice que cada decisión nos lleva a la persona que somos en cada momento, imaginar 33 años de decisiones conjuntas equivale probablemente al 60% de mi persona, por lo que cambiar ese 60%, fruto de nuestra vida en común, se me hace imposible, no se puede erradicar o modificar algo tan extenso e incalculable. ¿Cómo desechar cientos de miles de decisiones que tomamos juntos o por la familia? ¿cómo no verte en cada espacio, mueble, fotografía, incluso las calles que recorrimos juntos? No se puede realizar una cirugía precisa, que cercene y separe partes independientes, no hay partes independientes, para bien o para mal, al igual que tu enfermedad nuestro amor, nuestra relación ha causado metástasis en todo lo que ha tocado, abrazado, fundiéndose, inundando, impregnando y transformando todo, soy el producto de esa “infección”, lo mejor que jamás pudo ocurrirme.
Podría cambiar, con mi terquedad, a lo mejor rápidamente, pero después de casi 5 años, no me miento, NO TENGO INTERÉS ALGUNO EN CAMBIAR NADA. Podría ser pereza, miedo, culpa o cualquier otra causa, pero lo que he conseguido estos años, el lugar al que he conseguido ascender, creo que ya es un gran avance, la paz alcanzada, no exenta de mucho daño ni de incertidumbre, es un gran logro, han sido años de dolor descarnado y cruento, de situaciones extremas que a punto han estado de llevarme a lo irreversible, a duras penas, a costa de muchos daños colaterales, he conseguido estabilizar mi mente y emociones, arrinconar los pensamientos mas negativos, minimizar los comportamientos dañinos, enmascarar mi dolor, al fin me he adaptado y no creo que pueda hacer más, ni tampoco lo creo necesario.
A pesar del interés de terceros, no pienso que haya que resolver nada, no tengo por qué volver a tener lo que tuve, no es necesario emular una vida pasada, aunque es lo que me gustaría, tampoco me miento ya en esto, pero no veo la necesidad de tomar más medidas.
Apenas falta unos días para tu cumpleaños, iré a verte, si no llueve, me sentaré una vez mas a tus pies y compartiré unos minutos contigo, sangraré y destilaré una vez más mi tristeza ante ti y volveré a poner el contador a cero, Saldremos a comer juntos, honrando tu recuerdo y seguiremos así tanto tiempo como sea posible.
Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.
