Domingo 12 de noviembre de 2023

Hola mi vida, ¡noviembre ya! Pasa el tiempo rápido, no importa la resistencia que opongas a su corriente, ni tan siquiera importa que nades a favor, cuando miras para atrás todo ha desaparecido ya.

Pocos sucesos sirven para jalonar estos años, todos muy parecidos, con distintos tonos de gris, con pequeñas manchas de color, a veces incluso grandes, pero poco duraderas. Cierto es que las olas con su vaivén y su continuo arrastrar han quitado el filo a mi caparazón, pero ahí sigue, romo y gastado pero indemne en lo demás.

Siguen siendo largos los días, al menos para mí, demasiadas horas para no tener algo valioso en lo que invertirlas, y paradójicamente pienso y deseo continuamente que llegue el momento de poder dejar el trabajo, de ser dueño absoluto de mi tiempo, como si ello fuese a permitir acelerar su tránsito.

Ya oscurece, se acerca esa franja en la que siempre me desoriento y desestabilizo, se aproxima el fin del día, pero también el inicio del siguiente, no estoy seguro de que temo realmente, que acabe un día más sin pena ni gloria o que esté a punto de iniciarse otro con nulas expectativas.

Estos días he soñado contigo, sin rastro de enfermedad, sin la certeza de saber que vivía un sueño mientras se desarrollaba, un sueño inconsciente de si mismo, aislado y verdadero. Que maravilloso sería poder invocarlo a demanda, decidir cada noche, ya en la cama, que soñar, ¡¡streaming onírico!!, da para una buena peli de ciencia ficción, bueno ya las hay. Espero se siga repitiendo y podamos seguir viviendo estos nuevos momentos de felicidad, disfrutar de sentirte a mi lado nuevamente, de prolongar esta oportunidad de emular una vida que ya no lo es.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.