Hola mi amor, ya terminaron nuestras vacaciones de verano este año, sin hotel, sin David y sin ti.
Este mes viene cargado de conmemoraciones, la semana entrante será tu santo y en la siguiente se cumplirán 4 años de tu partida.
El tiempo pasa inexorablemente, modificando, erosionando, incluso borrando, todo se somete a su tiranía, todo en mayor o menor medida, el efecto depende de la dureza del material que, igual que cualquier roca sometida a una tormenta de arena, aguantará mas sus embates, cuanto más compacta y fuerte sea su unión molecular, cuanto más perfecta sea su estructura.
El tiempo me va compactando, poco a poco disminuye la tensión interna y aumenta la perfección de la estructura, estructura cuya finalidad es la indemnidad, estructura que tiende a proteger cual coraza, mantener a salvo el interior frente a influencias exteriores, impermeabilizar contra interacciones con otros elementos, pero en la misma medida que protege aísla. Se evitan daños, pero se originan comportamientos atípicos.
Pero es fácil ser atípico, mucho más que ser débil, entraña menos dificultades.
Esta atipicidad autoinducida, permite y propicia la desconexión, da control sobre la capacidad de abstraerse a voluntad, convirtiéndolo en una herramienta eficaz contra influencias que pudieran resultar negativas, evitando el agravamiento de algunas situaciones por una exposición prolongada.
Desvarío una vez más, hoy estoy espeso, tengo una idea en la cabeza que no para de dar vueltas, pero no es capaz de encontrar el momento de posarse y tomar forma.
Te quiero mi niña mi princesa, mi amor.
