Sábado 24 de junio de 2023

Hola princesita, hace mas de un mes que no comparto contigo detalles de mis días o pensamientos, han sido unas semanas muy intensas, cargadas con la tensión de fin de curso y selectividad, junto a mis dificultosos intentos de buscar nuevos objetivos, establecerlos, organizarlos, perseguirlos y estabilizarlos, sumado a la tensión de aceptar las incapacidades que se han ido haciendo visibles a lo largo del año, incapacidades severas, que me han hecho retroceder a un estado más solitario, menos sociable, más aislado incluso que hace un par de años. Veo como pierdo oportunidades de reconstrucción, de sanación, pero, a pesar de que a veces deseo lo contrario, no revierten importancia.

Ya no es el dolor el que somete al resto de sensaciones y emociones, ya no es el dolor el que me aleja de las personas y me empuja al retiro, el dolor ya es soportable y llevadero, un compañero indeseado, que por fin ha perdido algo de interés en mí, ya no me acosa continuamente con visiones y pensamientos demoledores.

No, ahora el aislamiento emocional supera lo demás, la incapacidad de encontrar deseable la compañía, de buscarla, de retenerla una vez hallada, de disfrutarla, aun estando a mi disposición apenas encuentro placer en ello, siento que no tengo nada que ofrecer, me siento forzado en el tú a tú, es mucho más fácil buscar quehaceres  que hacer el esfuerzo de combatir activamente, es mucho más fácil ser arrastrado que combatir la corriente, dejarse llevar cómodamente  que combatir encarnizadamente contra la apatía, la desidia y el abandono. Es realmente fácil poner excusas, he de terminar esto, debo hacer lo otro, me estoy retrasando en aquello, hay que empezar esto cuanto antes… hay miles de mini excusas para retrasar, dilatar o procrastinar la vida en sociedad, ya es tan fácil la inmersión en mi interior, que puedo pasarme horas y días navegando en soledad, asomado a la borda, agarrado al timón, mirando al horizonte lejano y vacío, sin accidentes ni interrupciones.

No sé si esto es otra etapa más del duelo, o simplemente una deriva más de mi estupidez, pero me mantiene en el estado de serenidad y calma que tan cómodo se ha vuelto, me dota de una parsimonia y lentitud de actuación que acaba envolviendo todo lo que hago, restando ansiedad y presión a toda decisión y acción, es curioso, pues todo en mi está ralentizándose, veo videos de las cámaras de seguridad en el que mi andar es tan lento… tan desmañado, indolente, casi diría que sin destino.

Creo que es una mutación que ya ha finalizado, que ha alcanzado su plenitud y se ha establecido de forma definitiva.

Voy a salir, espero volver en un ratito contigo (conmigo)

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.