Viernes 31 de marzo de 2023

Hola vida mía, termina una semana larga, aun así con mucho tiempo para la reflexión.

Siento como mi gran fracaso como persona, sigue convirtiéndose en mi mejor acompañante, la soledad. A pesar de la contradicción que representa, no deja de ser una realidad, ansío mucho la compañía de otras personas y no hago esfuerzo alguno por conseguirlo, desecho muchas oportunidades, añoro el contacto y recuerdo con fuerte nostalgia lo gratificante de la compañía, pero nada me empuja a restaurar actividades sociales. Esta apatía se ha vuelto demasiado cómoda para intentar combatirla.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor

 

Jueves 16 de marzo de 2023

Feliz cumpleaños princesita, tu tercer cumple ausente.

Este vacío permanece, esta ausencia se hace interminable, el dolor infinito y el cansancio permanente.

Vuelvo a pensar mucho en ti, de nuevo la soledad arrasa mis días, recaigo en todo lo que supone tu ausencia, la pasividad, la apatía, el aislamiento…

Una vez más sucumbo a la alienación, me siento desorientado, pierdo el rumbo y soy incapaz de tomar las decisiones que corresponden, de actuar como tu habrías deseado, de continuar.

Sigo mirando tus fotografías, recordando parte de nuestra vida, viendo lo que construimos juntos y me siento extraño, las emociones no terminan de definirse, me invade un desasosiego y una sensación de irrealidad, propias de un golpe en la cabeza, la pérdida de equilibrio, el mareo que provoca no saber en qué posición se halla tu cuerpo, dudar si estoy tumbado o de pie, a veces no estoy seguro de si sufro una pesadilla o estoy despierto, rompo a llorar como en esos sueños tan vívidos, tras los que despierto con el rostro húmedo y el corazón encogido.

Son tan largos este tipo de días… se vuelven a suceder con tanta frecuencia…

A veces me avergüenzo por no sufrirlos, a veces por sentirme bien, pero reconozco que no quiero seguir sumergido en esta pesadilla interminable, aun así no soy capaz de hacer lo correcto, de emprender el camino en la dirección que ya conozco, el camino que me reintroducirá en el fluir natural de la vida, en el gran río de la sociedad, de la inclusión, de la posible plenitud personal.

¿acaso tengo derecho a recuperar eso? ¿es posible renunciar a ello? ¿Qué es lo correcto, lo adecuado, lo aceptable, lo que cualquier otra persona entendería por natural?

Sé la respuesta, pero no quiero oírla, no quiero entenderla, me niego a usar ese conocimiento ¿por qué?

Esta negativa antinatural a la recuperación, esta obstinada reticencia a la sanación, esta oposición terca y tozuda a aceptar esa respuesta me destruye, pero no quiero cambiar, no puedo ¿por qué? Estoy jodidamente dañado, ningún argumento propio o ajeno me sirve, aun reconociendo lo acertado que pueda ser, aun teniendo la certeza absoluta de ser la verdadera respuesta.

Es una enfermedad autoinfligida, no por ello menos dañina, ni menos curable.

Estoy tan cansado…

¿Qué estoy esperando?, ¿Qué estoy buscando?, ¿Qué necesito, que me falta?, si pudiera responder alguna de estas interrogantes… quisiera poder encontrar la solución, hallar el detonante que me permita un cambio sincero y profundo, si encontrase la respuesta ¡podría tener el catalizador de la renovación!

Pero estoy muy cansado, se que me falta algo, interno o externo, un motivo, un objetivo, algo…¿qué?

 

Feliz cumpleaños mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 4 de marzo de 2023

Hola mi amor, llevo mucho tiempo sin escribirte, pasan los días y, aunque siento el deseo, parece no presentarse el momento nunca.

Cada día, tras acostarme, tengo largas conversaciones que pienso transcribir al día siguiente, pero desaparecen de mi mente durante la noche.

Aunque poco importa, tú o ya lo sabes o no lo sabrás jamás, en el silencio del dormitorio te cuento lo que he descubierto durante el día, las pequeñas cosas que han sucedido, es el momento de reconocer los errores, las falsedades, la hipocresía, es la hora de desnudarse y ver las manchas que el día deja en mi consciencia, o disfrutar de los puntos de luz que algunas veces aparecen.

Ya siento como he vuelto al punto de partida, la pereza vuelve a apoderarse de los días, la inacción se aloja en la zona de confort y anula algunos logros conseguidos en los últimos meses, aunque lo más grave (creo) es que me da igual, me importa una mierda, aun siendo consciente de ello, ni me importa ni me afecta, me sumerjo en la tranquilidad del aislamiento y nuevamente dejo que las horas y los días transcurran ante mí, sin mi participación ni mi intervención.

Es un tipo de inapetencia distinta a la que sufría antes, una indiferencia que quizás nace de una nueva caída, mas suave con menos daños, con efectos menos devastadores, aunque puede ser que ya haya agotado las energías reservadas para la lucha, puede que la energía que uso ahora esté mas destinada a la simple actividad mecánica, una energía que no aporta la potencia suficiente para afrontar tareas mas exigentes, de mayor consuno o de mayor duración.

La mecánica del hogar consume mucho menos, además de requerir menos intervención consciente, son tareas repetitivas, que se pueden hacer en piloto automático, consumen el día, pero apenas requieren esfuerzo, aportan tranquilidad y sosiego, revisten de normalidad cada minuto consumido.

Me siento nuevamente cansado, no falto de energía, sólo falto de deseo, de objetivo, de propósito, vuelvo a ser un vagabundo sin compañía y sin patria.

Sólo me apetece llorar, revisar nuestros recuerdos y abrazar la fatiga que el llanto aporta, pero no debo sucumbir, aunque apenas puedo combatirlo.

Te echo mucho de menos mi vida.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.