Domingo 25 de Diciembre de 2022, Feliz Navidad

Hola mi amor, de nuevo inmersos en una triste y esta vez confusa Navidad.

He vuelto a llorar de nuevo pensando en ti, se vuelve a cernir una sombra sobre mi ánimo mientras realizo las tareas que estos días deberíamos estar haciendo juntos, sonriendo, alegres, ilusionados, cogidos de la mano y con continuos roces, abrazos y besos.

Es tan difícil continuar con cierta normalidad, cuando el agujero en el pecho es tan grande y doloroso. Intento controlarme, superar estas pequeñas, pero continuas, crisis, sacudo la cabeza y continúo mi camino, pero sigue siendo muy cruento y salvaje, me sorprende en cualquier momento, el detonador cualquier cosa, en cualquier momento, sin importar lo que haga o quien me acompañe.

Creo que sigo curtiéndome la piel, no para bien, noto mis tejidos endurecerse en las relaciones, en el tú a tú, puedo mantener mi máscara más tiempo, puedo estar más tiempo lejos de casa, pero siento que es un esfuerzo voluntario, que no se trata de una evolución, sino un intento de “afrontar” mi mal, un intento de corregir mi déficit, de subsanar mis carencias, un intento consciente de “volver”.

Me esfuerzo, pero es similar a tragar una comida que no me gusta, puedo hacerlo, pero eso no la hace mas agradable o cambia en absoluto su sabor.

He conocido gente especial, alegre, generosa, sanadora; personas por las que merece la pena luchar, que pueden hacer la vida atractiva y sin embargo, me cuesta tanto relacionarme con ellos…

Intento ser sociable, compartir, querer, amar, pero no consigo sentir como antes lo hacía, siento que engaño a quien se acerca, que traiciono su buena fe, debo pensar cual sería el comportamiento esperado y ejecutarlo como una tarea, en muchas ocasiones no me sale espontáneo o natural.

Aún así, creo que te alegrarías de mi avance, creo que apreciarías una evolución esperanzadora, un cambio de actitud bien orientada, fruto de mucha intención, pero presente, al fin y al cabo.

Te echo tanto de menos, me confunde tanto aún pensar que no te veré en cualquier momento, que no podré acariciar tu mano, rozar tus labios, volver a dormir en una habitación vacía…

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.