Hola princesita, hoy quiero ser constructivo, objetivo y analítico.
Hoy solo describiré como me siento, pero sin el dramatismo que siempre me inspira, hoy solo un extraño contando algo ajeno a él.
Han pasado dos años y medio, una eternidad vista desde mi posición, los días son muy largos, excesivamente largos, es difícil afrontarlos cuando no hay nada que realmente me apetezca o sienta deseos sinceros de realizarlo, cualquier acción es producto de la obligación, de la necesidad o de la imposición para acortar el día.
Cuando la casa está, justamente como ahora mismo, sola, sin ningún ruido, sin más vida que la mía, sumida en un silencio solo roto por el tráfico de la calle, es cuando más noto tu ausencia, porque cuando tú estabas llenabas la casa, con los sonidos de tus quehaceres, la tv, la lavadora, tu voz a intervalos mientras hablabas por tfno., miles de sonidos que impregnaban toda la casa y eran señal de vida y salud.
En este inmenso silencio añoro más tu presencia, siento una presión que me impulsa a hacer algo, cualquier cosa, con tal de romperlo, ordeno, limpio, cambio cosas de sitio o preparo comida para la cena o el día siguiente, el silencio y la quietud son los compañeros de la soledad.
Siento cansancio, ya sabes, cansancio emocional, pues esta inactividad emocional es muy tensa y no es natural, mantener los sentidos embotados parece ser que agota más que vivir intensamente, cansa en mayor medida, quizás porque satura el cuerpo de a saber que tipo de sustancias o no reacciones, puede que ese exceso de vida no vivida pese y sea eso lo que cansa, lo que genera esa carga difícil de definir y de soportar.
Me siento como siempre ralentizado, vivo en una especie de aura de tranquilidad, sosiego, casi paz, es algo parecido a la meditación, es como vivir con los ojos cerrados y viviendo introspectivamente la vida, como vivir solo hacia dentro, sin estímulos externos, sin intromisiones, sin otras consciencias, no se que mierda es esto, pero es como vivir en una caja de cartón, oyes y siente muchas cosas pero con una capa extra de aislamiento, que impide que lo que ocurre fuera me toque directamente o lo sienta completamente.
Que difícil es ser objetivo y analítico, que difícil es despojarme de las emociones para describir las sensaciones.
Debo seguir, quiero saber que siento, sin impregnarlo de mi pena ni de mi abatimiento, abotargado, embotado, esa falta de sensibilidad al entorno, quizás, junto a la soledad, es lo que mas siento, cuando pequeño recuerdo jugar con un cubo en la cabeza y caerme y golpearme en la cabeza, me provocó una sensación de irrealidad, de aturdimiento y desorientación, sin apenas dolor, pero fue una sensación mareante, extracorporal y atemporal.
Eso es lo más parecido a la definición de mi estado, tener la mente embotada, acorchada, desorientada, con un dolor sordo, no muy fuerte, sin saber que ha ocurrido o que hacer.
Sí, creo que se aproxima bastante, ese es mi estado tras todo este tiempo, ya he pasado por el dolor desgarrador, por la pena más absoluta, por la mayor desolación posible, por el auténtico desprecio a la vida y los demás, por la amargura más intensa, por la consciencia más nítida que jamás sufrí en todo el resto de mi vida, por la desazón y la incomprensión, por la ira mas asesina imaginable, sí, todo eso ya pasó en gran medida, de todo queda algo, pero ahora, ahora queda fundamentalmente soledad y abotargamiento, una hinchazón que me envuelve y casi aisla, que difumina y dispersa cualquier estimulo que pudiera recibir.
Es curioso, estoy sentado, intentando terminar este ejercicio de control, solo oigo el ventilador del pc y el zumbido de mis oídos, algo interno, casi el circular de la sangre y ya no me sorprende, me he habituado a escuchar mi interior durante este tiempo, una banda sonora ha sido sustituida por otra y no sé cuando ha ocurrido, siento el latir de mi corazón con nitidez, siento como va germinando un nuevo dolor de cabeza. Todo esto reafirma mi pensamiento de que vivo hacia dentro en lugar de hacia fuera, es mas notable y sensible lo que ocurre dentro de mi que lo que ocurre a mi alrededor.
También siento que debo pedir ayuda, pero esto es más difícil de aislar, no sé que ayuda necesito, no sé que ayuda podría tolerar, no sé para que necesito esa ayuda, no sé donde se debe aplicar, no tengo claro que carencia o necesidad vendría a paliar esa ayuda, es una sensación en segundo plano, que a veces salta al frente, pero casi nunca con la suficiente definición como para poder tomar alguna decisión. Puede que sea yo, el gran sufridor, el que obstruye su fluir, quizás me resisto a tomar consciencia de esa necesidad de ayuda o, quizás, es algo incipiente y aun no se ha desarrollado lo suficiente para tomar cuerpo y forma, aún no se ha desarrollado como para mostrarse como algo concreto que pueda ser tenido en cuenta y atendido.
Noto ya pesadez en mi pensamiento, pensar ya no es mi fuerte, es más fácil dejar fluir el dolor y la pena, el corazón parece tener mas capacidad que la mente, puede que sea por etapas o momentos, pero cuando deseo escribir suelo estar movido por la necesidad de vaciarme, de sacar fuera de mi esas emociones negativas y tan caras y hoy no está siendo así.
Pierdo el norte ya cariño mío. Abandono, pues no he hecho nada mas que farfullar, en un vano intento de reconocerme, de hallarme, de encontrarme en esta oscura estancia, esperando recibir ecos de mis palabras que fuesen capaces de indicarme donde estoy.
Como me gustaría poder escribir como Sabina o Fito, esa forma críptica y a la vez clara de contar historias…
Te quiero mi princesa, mi niña, mi amor
