¿Para qué tanta prisa?
¡Hola vida mía!, ¡¡¡es tan aburrida e insulsa esta existencia que queda tras tu partida!!!, ahora voy entendiendo por qué me he ralentizado, por qué he perdido velocidad y urgencia en todo lo que hago, ahora comprendo perfectamente que ya no me agobien las prisas, ni me acucien las urgencias, ahora percibo con total nitidez por qué no hay premura alguna en cualquier acción que deba emprender, que poco importa un minuto, una hora, o un día más o menos en el devenir de las cosas.
Esta tranquilidad y este sosiego que me acompaña gran parte del día, precisamente se debe a eso, mi cuerpo antes que mi mente ha alcanzado la comprensión, mi subconsciente se encuentra a años luz de mi ser consciente, ha ido tomando decisiones al margen de mi voluntad, ha ido modificando mi conducta sin mi aprobación o conocimiento, me ha hecho evolucionar de nuevo sin que lo haya percibido, hasta hoy.
Es realmente increíble la complejidad humana, es maravilloso como algo cotidiano y sin importancia puede ser revelador en un momento dado, es realmente apasionante pensar que cada revelación acaba llegando en el segundo propicio, o tan solo puede ser la suma de circunstancias aleatorias lo que la produce en dicho momento.
Hoy, haciendo una vez más la cama, sólo, añorándote profundamente, he tomado consciencia de que algo que jamás me gustó, que, incluso a pesar de su nimiedad, me molestaba, ha dejado de ser algo molesto a pesar de lo esperado, por su repetición a lo largo de los años, curioso focalizar el pensamiento en algo tan trivial y que ayude a fijar certezas y comprensión de una forma clara y maravillosa.
Ahora veo que lo consideraba una pérdida de tiempo a pesar de su necesidad, que me robaba algo que realmente no sucedía, que detraía tiempo de cosa mas importantes, urgentes o placenteras, cuando realmente ni invertía mucho tiempo, ni lo que ocurría inmediatamente después revertía importancia alguna.
El hecho es que ya no tengo ninguna prisa por hacer nada en particular, puedo partirme la espalda o la cabeza en distintos quehaceres o puedo perder el tiempo tirado en el sofá, pensando solamente que estoy perdiendo el tiempo, pero ninguna circunstancia da valor a ese tiempo, da igual que sea productivo o no, no es relevante que aporte algo en algún sentido, al final solo es una gota mas en el océano, que su existencia o desaparición no afecta para nada al vasto ente que es.
No tengo prisa, pues no voy a ninguna parte, ¿qué importa a qué hora o día parta si no hay horario de llegada?, el cursor del GPS parpadea esperando un destino _ _ _, pero ese destino no parece fijarse, esa dirección parece no existir aún.
¿Es esto una revelación?, me gusta el término, lo uso con demasiada frecuencia, esto implica que estoy aprendiendo mucho, que alcanzo otros niveles de comprensión, o simplemente que antes era idiota y ahora lo soy algo menos.
Volviendo al tema, a esta hora debería estar ya preparando la cena, cumpliendo con mi estricto horario, siguiendo mis propias normas, unas pautas que durante un tiempo ayudaron a mitigar o controlar el dolor, pero ahora que este dolor esta adormecido parece que estas normas carecen de sentido, se vuelven obsoletas, sin violencia y casi sin darme cuenta me deshago de ellas, las flexibilizo o solo las olvido.
Estoy en calma, indiferente, no todo el tiempo, pero sí la mayor parte del día, a la vez voy notando como vuelve una parte de mi antiguo yo, una parte que te juré muerta e irrecuperable, ahora entiendo que el dolor nubla y oculta muchas cosas, cosas que no se pueden erradicar, pero si anular durante el tiempo que dicho dolor controla mis pensamientos y mis actos.
El dolor ya no es totalmente negro y opaco, se ha vuelto gris y en algunos momentos hay incluso claros, puedo a veces ya vislumbrar o ver a través de él, recuperar parte del ser anulado, de la persona arrinconada.
Esto sí me da miedo, no creo que pueda olvidarte jamás, pero siento que esto te da un aire de prescindibilidad, resta importancia a lo que siempre has sido para mí, quita valor a tu figura como persona, pareja y la perfecta acompañante que has sido durante 33 años, el tiempo todo lo cura, falso, aunque se aproxima a la realidad.
Me voy triste, esta nueva sensación de paz implica dejar atrás cosas que, al igual que tu presencia, pensé que jamás podría olvidar o restar algo del peso que siempre han tenido.
Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.