Jueves 30 de diciembre de 2021

Ya casi ha terminado el año princesita.

Un nuevo año que se va, un año que no volverá, que ni huella ni marca deja, que ni trae ni se lleva nada mas allá del tiempo desperdiciado, un segmento de vida inútil y desechable, un tramo cual cero a la izquierda en número entero.

Hoy, a pesar de la alta temperatura, de lo luminosa que se ha presentado la tarde, parece un día perfecto para lamentarme una vez más en soledad.

Hoy, otro día propicio para pasar del parloteo del entorno, de la vacuidad de lo que me rodea, es un día para vivirlo hacia dentro, para vivirlo en mi sola compañía, para sentirlo como una penitencia que debe ser cumplida, como el castigo merecido a unos actos reprobables, simplemente para pensar en lo imposible que es vivir sin ti, pensar en ti e intentar digerir esa inmensa realidad que representa saber que no puedo volver a verte nunca más, ese inmenso daño que causa una y otra vez el mirar esas fotografía y revivir una y otra vez tu último aliento.

Sí, parece uno de esos inexplicables días luminosos y sombríos que tanto se suceden en esta eterna estación de dolor que no encuentra relevo.

No, parece que hoy no podré escribirte mucho.

Te quiero princesita!!

Sábado 25 de diciembre de 2021

Belleza y locura

Hola mi niña bonita, toda una noche de lluvia, todo un día de nubes, de agua, de ambiente un tanto sombrío, quizás hasta umbrío, depende del momento, depende del pensamiento, depende que lo que pueda o no hacer con mi tiempo hoy.

Hoy es un día bello, oír el incesante golpeteo de la lluvia contra las ventanas, contra el tejado del patio, ver resbalar las gotas una y mil veces por los cristales, difuminado lo que hay fuera, distorsionando la realidad al mirar a través de sus surcos, mirar a la calle y no vislumbrar vida alguna, no percibir otro sonido que el de la naturaleza intentando limpiarse e hidratarse, no detectar más movimiento que el provocado por mi vaho en el cristal.

Un día tranquilo, que impele a la calma, al recogimiento, casi a la desidia, pero un día bello si el estado de ánimo es el adecuado, si fuera capaz de componer una bonita fotografía, yo ante una ventana con un tazón humeante de café en la mano, observando la calle a través del gris plomizo de la lluvia, observador, expectante, sosegado y estático.

Sí, ciertamente podría ser un bello día, pero nada más lejos de la realidad, hoy es un día triste, sensación que aumenta con la poca luz que entra por las ventanas, con la humedad que se posa por todos lados y acompaña mis paseos por las habitaciones, que crece por la falta de presencia y actividad en casa, una sensación que ni la música que expele la radio es capaz de cambiar o disminuir; hoy hay un peso en el ambiente que encorva la espalda, que abate los hombros, que tumba el ánimo y quita ímpetu a las acciones que forzosamente hay que acometer, incluso las reduce, hoy es difícil hacer algo, esta quietud contagia y sustituye la voluntad.

n día que desencadena la tristeza y la nostalgia, que me llevan irremisiblemente a esa locura que todo lo cubre y abraza, que estalla en mi interior y que envuelve todo avance, ahogándolo hasta que, una vez más, sea capaz de entablar la lucha con la que hacerla retroceder.

Tu ausencia es vacío, es oscuridad, es muerte.

Que inmensidad “ocupa” ese vacío, que vasto espacio queda despojado de luz y despoblado de toda vida, cuan inconmensurable es el volumen de sensaciones y emociones que caben o desaparecen en algo tan reducido como es mi mente.

Un día más en le paraíso princesita.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Miércoles 22 de diciembre de 2021

Hola princesita, hoy está siendo un día emotivo.

No sé por qué, quizás el espíritu navideño ha decidido visitarme, pero he sentido la necesidad de escribir a algunos amigos para agradecerles el acompañamiento generoso y desinteresado con el que este año me han agasajado.

No he podido evitar aconsejar, como si yo fuese una persona de gran conocimiento en la materia, e intentar inducirles a disfrutar de la familia día a día, minuto a minuto.

Hoy me siento especialmente sensible y vulnerable y necesito sacar eso de mí, cansa mucho ese tipo de carga y de nada sirve portarla.

Yo he malgastado tanto tiempo, tiempo que ni siquiera era mío, tiempo que debí compartir contigo y los niños y no sentí ese deseo, esa necesidad o esa obligación cuando era posible hacerlo, cuando aún estaba a tiempo de corregir mi conducta.

Hoy solo quiero, una vez más, fustigarme por lo inconsciente y descerebrado  que he sido durante la mayor parte de mi vida, por pensar que ser emprendedor era algo genial y por menospreciar a los que solo quieren un sueldo fijo sin preocupaciones, pues no son ellos los que malgastan su tiempo dedicando todas sus horas a una empresa o un negocio que les da de comer pero les resta vida, porque no son ellos los que son incapaces de desconectar y van a todos lados con las preocupaciones siempre a sus espaldas, condicionando todos los aspectos de su vida personal.

Sí, hoy debo pedirte perdón por haber dedicado una enorme parte de mi vida al trabajo en vez de haberla dedicado a lo más hermoso que siempre he tenido, por no haber dedicado todo ese tiempo a vivirlo y saborearlo en lugar de intentar conseguirlo a través del trabajo y el dinero, cuando todo lo que ansiaba ya estaba en mi vida, cuando ya me esperaba todos los días en casa con una bella sonrisa y unos preciosos ojos claros que solo me observaban a mí, siento tanto no haber podido darte la vida que merecías, no haberte dedicado todas las horas que podría haber compartido contigo, siento tan profundamente no haber sido capaz de valorar lo importante de esta vida hasta que se nos agotó el tiempo.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Martes 21 de diciembre de 2021

Hola vida mía, un día más consigo un logro que apenas tengo con quien compartir, con quien disfrutarlo, con quien sentirme orgulloso de un esfuerzo inimaginable para mi anterior yo.

Un día más, en el que me aferro con fuerza y con ambas manos a ese clavo ardiendo que es el deporte.

Un día más, en el que la soledad se combate con soledad y sudor.

Un día más, de profunda introspección, de balance de situación, de análisis de resultados, de evaluación de riesgos, de balance de pérdidas y recuento de bajas.

Un día más, de revelaciones, de adquisición de consciencia, de ampliación de conocimiento y comprensión.

Hoy, en ese sudoroso viaje de los martes, recordando una conversación de la semana pasada, recreándola para continuarla conmigo, me doy cuenta de la doble cara de mi curtido, por un lado endurecido, el lado que está dispuesto a perder amigos, a valorar y balancear relaciones sin piedad, a expulsar de la empalizada sin esfuerzo a quien no comulgue con mis cánones, sin vacilación, sin llanto, sin coste alguno y por otro lado esa cara suave, aterciopelada, tierna y cálida, entrañable, temerosa del pensamiento de los demás, cariñosa y generosa, débil demasiadas veces.

Supongo que consecuencia del trauma sufrido, demasiado duro como para no solidificarse y poder continuar, necesariamente templado para hacer frente a las dificultades diarias, a la frialdad del entorno, a la indiferencia que me rodea, pero por otro lado tierna y receptiva para poder aceptar y relacionarse con el mismo entorno que unas veces es hostil y otras humano y sanador.

Hoy vuelve a ser un día más, otro día en el paraíso, un día que no trasciende, que no cala, que no deja residuos, un día en que un logro deja de ser glorioso para ser solo otra acción inútil fuera del marco de la cordura. Un hecho irrelevante incluso para mí, un hecho realizado y pronto archivado.

Se acerca la navidad, este año nadie ha mencionado nada de los adornos que con tanto esmero disponías por la casa, que aportaba ese calor hogareño y esa sensación festiva en estas semanas, nada de adornos, nada de compras típicas, nada de espíritu navideño.

Te echo mucho de menos princesita, durante muchas horas cada día, a pesar de que ya no derramo lágrimas en soledad como lo hacia antes, a pesar de que sonrío y río muchas veces, a pesar de que a veces estoy en paz y casi feliz, gracias a esa estabilidad que he alcanzado.

Aunque no puedo engañarme esto es mas parecido a una hibernación sin sueño, a una latencia activa, a un mecanismo involuntario que me pone en marcha al margen de mí mismo.

Bueno es hora de dejar de desvariar. Igual esta semana me acerco a visitarte, no sé si la lluvia lo permitirá.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Sábado 18 de diciembre de 2021

 

¡¡Feliz cumple papi!!

Hola mi preciosa niña, mi princesita, heme aquí otro día más, un nuevo cumpleaños sin ti, el tercero ya, ¿Cuántos más habrán de pasar hasta que pueda reunirme contigo?, bonito eufemismo, para alguien que no cree en la vida eterna, una bella y retórica forma de implorar la llegada de la parca.

Hoy, 54 años después de mi llegada a este, antes bonito, mundo, vuelvo a quedar a solas en casa, conmigo, mis recuerdos, mis ansiedades, mis necesidades y mi fabulosa pena.

Un día mas de esos en que me pregunto por mi futuro, mientras añoro mi pasado, mientras lloro por tu ausencia, mientras intento hallar mi camino, un camino difícil de ver, construir o iniciar, cuando sigue sin haber ningún sitio al que ir, sin que cabeza y corazón se alineen todavía para trazar una ruta viable, una trayectoria posible y fijen un destino concreto.

Difícil encrucijada de múltiples vías, cuyas direcciones se hallan señalizadas con postes mudos y giratorios, que nada indican y a ningún lugar conducen.

Sí, esa es mi actual situación, anclado en un lugar perdido, a una profundidad insondable, a una distancia imposible de medir.

¿Qué haría si al menos no contase con el desahogo de la prosa maldita y la palabra escrita?

Que buen compañero el papel y que oyente espectacular, todo lo acepta, todo lo soporta, nada discute y siempre dispuesto, si mi pulso y ánimo son propicios.

Hoy necesito una mano amiga, un poco de contacto, un poco de cariño sincero y verdadero, hoy necesito un poco de ti.

Hoy tengo una necesidad que no puede ser satisfecha, un deseo que no puede ser atendido, una petición que nadie jamás oirá.

Quizás la solución fuera que alguien me sacudiese un poco, que me devolviese a la realidad, que intentara sacarme de este pozo con violencia y crueldad, o quizás la solución fuera que ese alguien se internase en mis tinieblas, que me buscase e iluminase con su luz, que me comprendiese y de nada intentara convencerme, solo cogerme de la mano y vagar conmigo por esta oscuridad.

¿Menudas opciones no princesita? Apalearme o compartir el fango, supongo que es más fácil bordearlo y no mirar hacia el lodazal por si salpica.

Ya estoy divagando, hoy solo me hubiese gustado escuchar un “feliz cumple papi” nada mas abrir los ojos en la cama, recibir un beso y un abrazo, saber que algún regalillo me esperaba en la cocina, hacer algunas cosas antes de ir a comer al pizzaiolo y regresar ahítos y somnolientos, para tumbarnos un rato en el sofá, tranquilos, felices y con una digna paz rondando nuestras sonrisas y corazones.

No era una petición tan ambiciosa…

Te quiero mami, mi niña, mi princesa, mi amor.

Domingo 5 de diciembre de 2021

¿Para qué tanta prisa?

¡Hola vida mía!, ¡¡¡es tan aburrida e insulsa esta existencia que queda tras tu partida!!!, ahora voy entendiendo por qué me he ralentizado, por qué he perdido velocidad y urgencia en todo lo que hago, ahora comprendo perfectamente que ya no me agobien las prisas, ni me acucien las urgencias, ahora percibo con total nitidez por qué no hay premura alguna en cualquier acción que deba emprender, que poco importa un minuto, una hora, o un día más o menos en el devenir de las cosas.

Esta tranquilidad y este sosiego que me acompaña gran parte del día, precisamente se debe a eso, mi cuerpo antes que mi mente ha alcanzado la comprensión, mi subconsciente se encuentra a años luz de mi ser consciente, ha ido tomando decisiones al margen de mi voluntad, ha ido modificando mi conducta sin mi aprobación o conocimiento, me ha hecho evolucionar de nuevo sin que lo haya percibido, hasta hoy.

Es realmente increíble la complejidad humana, es maravilloso como algo cotidiano y sin importancia puede ser revelador en un momento dado, es realmente apasionante pensar que cada revelación acaba llegando en el segundo propicio, o tan solo puede ser la suma de circunstancias aleatorias lo que la produce en dicho momento.

Hoy, haciendo una vez más la cama, sólo, añorándote profundamente, he tomado consciencia de que algo que jamás me gustó, que, incluso a pesar de su nimiedad, me molestaba, ha dejado de ser algo molesto a pesar de lo esperado, por su repetición a lo largo de los años, curioso focalizar el pensamiento en algo tan trivial y que ayude a fijar certezas y comprensión de una forma clara y maravillosa.

Ahora veo que lo consideraba una pérdida de tiempo a pesar de su necesidad, que me robaba algo que realmente no sucedía, que detraía tiempo de cosa mas importantes, urgentes o placenteras, cuando realmente ni invertía mucho tiempo, ni lo que ocurría inmediatamente después revertía importancia alguna.

El hecho es que ya no tengo ninguna prisa por hacer nada en particular, puedo partirme la espalda o la cabeza en distintos quehaceres o puedo perder el tiempo tirado en el sofá, pensando solamente que estoy perdiendo el tiempo, pero ninguna circunstancia da valor a ese tiempo, da igual que sea productivo o no, no es relevante que aporte algo en algún sentido, al final solo es una gota mas en el océano, que su existencia o desaparición no afecta para nada al vasto ente que es.

No tengo prisa, pues no voy a ninguna parte, ¿qué importa a qué hora o día parta si no hay horario de llegada?, el cursor del GPS parpadea esperando un destino _ _ _, pero ese destino no parece fijarse, esa dirección parece no existir aún.

¿Es esto una revelación?, me gusta el término, lo uso con demasiada frecuencia, esto implica que estoy aprendiendo mucho, que alcanzo otros niveles de comprensión, o simplemente que antes era idiota y ahora lo soy algo menos.

Volviendo al tema, a esta hora debería estar ya preparando la cena, cumpliendo con mi estricto horario, siguiendo mis propias normas, unas pautas que durante un tiempo ayudaron a mitigar o controlar el dolor, pero ahora que este dolor esta adormecido parece que estas normas carecen de sentido, se vuelven obsoletas, sin violencia y casi sin darme cuenta me deshago de ellas, las flexibilizo o solo las olvido.

Estoy en calma, indiferente, no todo el tiempo, pero sí la mayor parte del día, a la vez voy notando como vuelve una parte de mi antiguo yo, una parte que te juré muerta e irrecuperable, ahora entiendo que el dolor nubla y oculta muchas cosas, cosas que no se pueden erradicar, pero si anular durante el tiempo que dicho dolor controla mis pensamientos y mis actos.

El dolor ya no es totalmente negro y opaco, se ha vuelto gris y en algunos momentos hay incluso claros, puedo a veces ya vislumbrar o ver a través de él, recuperar parte del ser anulado, de la persona arrinconada.

Esto sí me da miedo, no creo que pueda olvidarte jamás, pero siento que esto te da un aire de prescindibilidad, resta importancia a lo que siempre has sido para mí, quita valor a tu figura como persona, pareja y la perfecta acompañante que has sido durante 33 años, el tiempo todo lo cura, falso, aunque se aproxima a la realidad.

Me voy triste, esta nueva sensación de paz implica dejar atrás cosas que, al igual que tu presencia, pensé que jamás podría olvidar o restar algo del peso que siempre han tenido.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.