Lunes 16 de agosto de 2021

Juicio y conocimiento

Hola vida mía, mas días en el paraíso se acercan.

Ya hace dos años que tuviste que partir, dos años en los que solo ha habido vacío, soledad, dolor y una gran acumulación de conocimiento, conocimiento de gran valor, pero de poca utilidad.

Durante estos dos años, he sido obligado a aprender a vivir sin ti, a vivir inmerso en la soledad mas absoluta, me he visto obligado a aceptar que para todos eres un lejano y triste recuerdo, para sobrevivir he tenido que dividirme en dos, la persona útil que aparento en público y el cadáver que soy en la soledad de mi abandono, he tenido que convivir con mi desaliento y con la responsabilidad y obligaciones del trono que usurpé, he tenido que aprender a superar todo lo que me venía mal dado, esto más mal que bien, pero he tenido que esforzarme por no zozobrar y desesperar más allá de lo asumible, luchar a diario por no caer en la depresión más absoluta y esperable, ha sido una verdadera odisea de dolor y desesperanza.

Dos años viviendo desde fuera de mí, observando por encima de mi hombro, aprendiendo de todo lo que ocurría y lo que no ocurría, pero que provocaba intensos y grotescos ensayos interiores.

Dos años viviendo dos vidas la exterior y la interior, manteniendo intensos debates y enfrentamientos.

Dos años de revelaciones, de proyectos, todos fracasados, de intensa actividad interior, de profundas cavilaciones.

Dos años en los que me he convertido en mi mejor amigo, mi confidente, la única persona a la que susurrar cualquier pensamiento, cualquier deseo, cualquier convicción, contando siempre con comprensión y apoyo, pero también con un buen orador para rebatir argumentos poco sólidos; dos años también en los que me he mentido a diario, en los que me contaba historias totalmente falsas, dos años en los que creaba y recreaba películas de ficción, para luego aceptar como ciertas, sí, dos años de mentiras aceptadas, pero dos años en los que también era consciente de esas mentiras bienvenidas, esas mentiras piadosas que posibilitaban continuar, no por eso mas ciertas pero si más aceptables.

En dos años caben muchas mentiras, pero si en algo no me he podido engañar es que era consciente de cada una de ellas, al principio o con el paso del tiempo, las aceptaba y las dejaba pasar, porque yo era el único que sabía que todo era una farsa, nadie más podía detectarlo, nadie más podía poner en duda lo poco que contaba cuando había momentos de sinceridad, pocos y espaciados en el tiempo.

He sido en muchos casos un observador imparcial, he presenciado todas esas mentiras y no me he inmiscuido, he permitido que nacieran, crecieran y fructificaran, porque seguramente era beneficioso en ese momento, quizás no por lo que aportaba, pero sí por lo que apartaba de mi camino.

Dos años de engaños y subterfugios, por mi, para mi o contra mí, ¡qué locura!

Sí, dos años de locura, una locura que no merma, una locura alimentada por tanto dialogo interior, porque ser tu único amigo no puede ser razonable ni sano, no aporta una visión nueva, solo es un dialogo endogámico y pervertido, perturbador y fomentador de la soledad, porque crea una falsa sensación de acompañamiento, porque rellena ese vacío infinito que me rodea, porque llena esos cientos de minutos  diarios sin compañía, porque se convierte en una compañía que sustituye la verdadera y necesaria compañía real de otras personas, un sucedáneo para que esa locura no sea peligrosa, solo llevadera.

Sí, dos años de revelaciones y nuevos conocimientos, tanto tiempo libre da para pensar y analizar mucho y muchas cosas, pero un conocimiento que no procura valor alguno a mi vida, porque no soy capaz de usarlo, he hallado grandes verdades que no he sido capaz de usar, importantes descubrimientos que su uso debería haberme permitido una mejor recuperación, en cambio solo ha logrado el efecto contrario, aumentar el aislamiento y ensanchar la brecha que me separa de la realidad. Una realidad que ahora conozco bien, aunque aun no soy capaz de gestionarla e integrarme en ella.

Grandes conocimientos, grandes verdades y a pesar de todo inútiles, porque aun conociéndolas su uso es imposible, porque soy incapaz de concebir que solo yo vea esa comprensión, a pesar de saber que no comparto esos avances con los demás, a pesar de saber que nadie puede saber lo que pienso si no lo expreso, inútiles porque no puedo hacerlos extensivos al resto.

El esfuerzo de hacer comprender todo esto es inasumible, pues el resultado es más que cuestionable, es necesario un estado especial para apreciar la verdad de muchos de estos conocimientos, haber tenido vivencias concretas y soportadas situaciones indeseables para abrir la parte de la mente que asimila ese tipo de información.

Pero no importa vida mía, conozco mis mentiras, conozco mis fantásticas ilusiones.

Hoy ha caído una nueva mentira, he tardado mucho en detectarla, pero antes o después una nueva revelación pone en su lugar una historia sostenida durante tanto tiempo, he invertido mucho tiempo y esfuerzo en dotar nuestra casa de todo lo necesario para no tener que salir, lo he conseguido, solo necesito salir para hacer la compra y trabajar, ya tengo todo lo demás entre estas cuatro paredes, pero hoy me doy cuenta que he estado adornando y haciendo habitable mi jaula, mi cárcel, mi prisión, hoy he deseado y necesitado salir, cualquier excusa me hubiese servido, pero me he abastecido de tanto y tan bien, que no he podido hacerlo.

Una nueva necedad que da relieve a esta locura ficticia que me aqueja, ¿por qué soy incapaz de dejar que la vida fluya?

No hay más preguntas señoría.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

 

 

2 de agosto de 2021

 

Hola vida mía, hoy habría sido un día de celebración tranquila y doméstica.

Lo mas probable es que hoy, cuando llegase del trabajo, hubiésemos salido los cinco a cualquier sitio a comer, casi seguro una hamburguesa, para celebrar tu santo, como siempre yo tendría preparado un mal regalo, pues nunca he sabido que regalarte y pocas veces he acertado, pero eso sí llevaría varios días chinchándote preguntándote si lo querías antes o el día de hoy.

Después de una siestecita nos habríamos ido a la piscina, estar un rato al fresco y me habrías invitado a un helado, que predecibles y simples éramos!!

Aun con una celebración tan escandalosamente sencilla, el día habría sido espectacular.

Felicidades princesita!!!

Esta foto es del 31 de julio de 2019, aceptaste mi regalo, sin ganas y apenas fuerzas te lo probaste e incluso me sonreíste con dulzura, tu ya sabias que algo iba mal y que probablemente jamás llegarías a ponerte otra vez estas dos prendas.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.