Domingo 21 de febrero de 2021

Hola amor mío, podría decirte que transcurre otro domingo más, pero no sería cierto, esta mañana mientras realizaba mis habituales y solitarias tareas, te he escrito al menos 50 páginas en mi cabeza, 4 horas con uno mismo dan para una larga conversación, con preguntas, con respuestas, con argumentos, con quejas, con deseos, con mil y una posibilidades, pero siempre hay algo que predomina, siempre existe una pendiente, por mínima que sea, que hace que todo acabe deslizándose en la misma dirección, todo acaba mirando hacia tu muerte y la mía.

Tu abandonaste la vida sin desearlo, sin estar preparada, sin haber hecho cuando querías y podrías haber hecho, yo en cambio debo permanecer sin quererlo, estando preparado para abandonarla, sintiendo el deseo inalcanzable de lograrlo, pero también los elementos actúan en contra de mi voluntad.

La vida ya no me queda bien, no me encaja, no hay nada que me ayude a superar tu marcha.

Aun habiendo cosas y personas que consiguen que a veces, solo a veces, por un tiempo pequeño, tu vacío quede cubierto por un fino velo, no sirve de nada, ¿qué vida sería si solo aspirase a ocultar y tapar este irremediable hecho?, ¿qué falsa vida seria esa?

Tanto tiempo pensando cada día, y siempre acabo mintiéndome, siempre proyectando nuevas cosas, actos de enmienda, intentos de aceptar tu partida, falsos deseos de continuar, fijando nuevas metas, fingiendo normalidad, poniendo deseos antiguos de por medio, , apoyándome en ellos para intentar escalar este muro de oscuridad, pero todo es mentira, nada de ello sirve salvo para intentar alentar una vida que no insufla aire ya, una vida que ya se perdió y que no importa cuantas costillas partamos con masajes cardiacos, esa vida ya no volverá, porque el muerto no quiere entrar en su cuerpo, porque ese cadáver frio ya no es un hogar, ese ser yacente solo es un vestigio de un pasado que nunca volverá.

¿Muerte o vida? Que difícil elección, que caminos más difíciles, uno corto y apetecible, el fin de todo, la ruptura con el dolor, el fin del vacío y la soledad, el dulce abrazo del sueño cuando el cansancio ya no deja lugar para otras opciones, el camino directo a la meta, sin trampas, sin demoras, sin obstáculos, pero tiene un severo inconveniente, ¿se puede andar ese camino, sabiendo que siembras de terror el de otras personas? ¿se puede asumir semejante acto de valentía cuando el daño causado es posible sea superior al beneficio?, no creo que mi partida fuese una gran pérdida, tu te fuiste y ya está, la persona fuerte de nuestra relación, la persona agradable, simpática, generosa y desinteresada, el 50% en carne, pero el 95% en valor, todo lo valioso que representábamos se fue contigo, así que si se ha podido superar que desapareciese alguien tan hermoso, mucho menos se tardará en rellenar el espacio desagradable y poco amistoso que ocupo yo.

Pero también está la vida, esa cantidad de tiempo que consume cada persona, esa gran mentira que nos contamos cada día, esa suma de pecados, engaños, traiciones e infidelidades que cometemos a diario, eso que es algo bello, eso que es algo deseable, eso que todos ansían y se nos antoja corta. Todo ello me sobra incluso las 100.000 cosas que son hermosas y no menciono, porque todas esas cosas partieron contigo.

El primer camino requiere muchos preparativos, para el segundo se pude improvisar, no es necesaria una planificación exhaustiva, con poner un pie delante de otro la cosa ya va funcionando.

Vida o muerte, muerte o vida, que difícil evaluar, que complejo pensar que abarca e implica cada estado, abandonar y renunciar a todo no es fácil, pero es cuestión de un solo segundo, al fin y al cabo cuando al fin la alcanzas ya todo carece de valor, ya no hay nada transcendente ni intranscendente,  ya no habrá un te dije que pasaría esto, te dije que tal lo pasaría mal, ya te advertí que se producirían conflictos, la oscuridad se cierne y todo lo cubre y silencia, además  ¿quién podría cuantificar el dolor que causaría mi partida?, es imposible saber si habría más personas que sufriesen por ello que personas que celebrasen mi decisión, sabiendo que fue mi elección y lo hice libremente, que escogí la última y más dura opción, por haber agotado todos los caminos.

De todas formas, la pena por un conocido, o por alguien al que no se quiere con todo el corazón es un dolor pasajero, temporal y fácil de aparcar y está muy claro que la amistad y el cariño son difíciles de medir o numerar, pero tratándose de mí, los afectados se podrían contar con menos de los dedos de dos manos, así que esa onda expansiva sería de muy corto recorrido.

No quiero que pienses que me estoy dando argumentos o convenciéndome de ello, ya sabes lo cabezota que he sido siempre, ni que lo interpretes como una muestra de autocompasión, no, simplemente te lo cuento porque, como tantos otros pensamientos, tengo que sacarlos de  mi cabeza y airearlos, el veneno debe salir antes de que corrompa todo, este es mi cáncer, que al igual que el tuyo, va afectando y destruyendo todo lo que toca, tu no tuviste tratamiento posible, y dudo que yo pueda encontrarlo.

Al igual que yo, debes pensar que es otra de mis locas ideas que me obligan a razonar en una dirección y en otra, a defender y a intentar rebatir, la puta locura de la enfermedad de la soledad, hablar con uno mismo lo que no puedo hablar con nadie más.

Malditos y largos domingos que me obligan a conocerme y a no reconocerme en mis pensamientos, te echo tanto de menos…

Me quedan tan pocos recuerdos…

Soy demasiado débil para una montaña tan alta y salvaje, emprender el ascenso en pijama y con una fregona por ayuda se me antoja una ventura imposible.

Ojalá hubiésemos podido intercambiar los papeles, ojalá hubiese sido valiente para hablar contigo de tu enfermedad, saber que pensabas, que sentías, demasiados ojalá…

Tantas cosas bulléndome en la cabeza y tanta torpeza en mis dedos.

Tú eras más dada a la acción que a las palabras, a los hechos que a las peroratas.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

La felicidad

Sábado 13 de febrero de 2021

Toalla arrojada.

Hola vida mía, un nuevo día de mierda está a punto de terminar, otro magnífico día, otro día en el paraíso.

Hoy he tenido que dejar de hacer lo que estaba haciendo, pues se ha tornado algo urgente y acuciante contarte este fantástico día, esa nueva revelación que, entre pasada y pasada de la fregona, iluminaba mi mente, iluminada, como de costumbre, por estímulos negativos, por pensamientos derivados de las geniales experiencias que me sacuden cada día, pero, hoy, se ve que estoy algo mas tierno, cosas a las que estaba acostumbrado y que ya no hacían mella en mí, han penetrado con fuerza hasta lo mas hondo de mi ser, un disparo a bocajarro, inesperado y brutal.

Después de algunas nuevas y consecutivas “anomalías de comportamiento”, sigo pensando que lo mejor es tirar la toalla, sí, una vez más rendirse es la única opción, y hoy especialmente la expresión “tirar la toalla” ha adquirido una visión especial, un significado más real, siempre he pensado en su significado como rendirse, desanimarse o desistir de intentar algo, pero esto solo es una mínima parte de la profundidad de esta expresión, su origen me ha venido a la mente y en su origen hay un contexto de brutalidad, de violencia, de derrota física y mental, de sometimiento, de inferioridad, ahí me he visto hoy, brutalmente apalizado, vapuleado y apaleado, mermado y derrotado, sin que hubiera ocurrido nada especial o distinto a lo que vengo viviendo los últimos meses.

Sí, hoy de nuevo tiro la toalla, en toda la amplitud de significado que conlleva, en lo mas intenso de su contexto, porque otro día mas en el paraíso, no es más que otro día más muerto en vida, un día más en el que revivo como me miras con terror mientras tu vida se apaga y yo no puedo hacer nada, solo mirar y coger tu mano, deseando que solo fuese un sueño, que todo fuese ficción, sujetando tu mano deseando poder irme así contigo, finalizar este viaje unidos, juntos, como todo el trayecto recorrido hasta llegar a este momento..

Pero no, tu mano quedo sin fuerza, inerme entre mis dedos, cálida y suave, pero sin vida, te marchaste y yo no pude acompañarte ni tu pudiste llevarme contigo.

Tú definitivamente muerta y yo definitivamente sin vida.

Hoy pienso que tu fuiste la «afortunada», que sufriste la muerte verdadera, la que es el punto final, la que cierra todo, la que apaga las luces, no hay nada más después, yo también sufrí la muerte, pero la que es punto y aparte, se resetea todo y empieza una nueva vida/muerte, donde cada día sabes que no existes, que no sirve para nada, días inútiles para una vida inútil, inútil desde un punto de vista íntimo y personal, porque sí que eres útil para la sociedad, para tu entorno, para los que solo ven un peón mas en el tablero.

Estoy tan cansado…

Me siento extraño, no sé que siento cuando miro tus fotografías y pienso que esas sonrisas quedaron congeladas para siempre en ese instante y no habrá sonrisas nuevas, no soy capaz de comprender que no te volveré a ver, que no podré abrazarte ni una sola vez más.

Esto cansa demasiado, tiro la toalla con todo, porque todo me golpea, todo me derrota, todo me somete, no hay victoria posible, el empate es inalcanzable, solo queda un ser sometido, agotado y sanguinolento, tirado en el suelo, apenas sin aire, apenas sin fuerzas, noqueado, desorientado, preguntándome ¿cómo he llegado hasta aquí?,¿qué hago aquí tirado?, ¿cómo me puede estar ocurriendo esto a mí?

La muerte en vida.

Que expresión más romántica, que expresión más terrible.

Hoy indudablemente estoy triste y agotado, aun es de día y ya he fracasado de nuevo, otro bonito trofeo, una nueva y bonita mención para añadir a mis logros personales.

Hoy tengo tantas ganas de verte y hablar contigo, de repetir una y otra vez lo que te quiero, lo que te quise, lo que te podría haber querido.

Hoy creo que ya ha terminado el día para mí. Ya solo me queda irme con mi soledad a otra habitación y vivirla con plenitud, saborearla, paladearla y sufrirla, hasta que el día termine y el glorioso sueño aparezca.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Domingo 7 de febrero de 2021

Gracias mi vida!!

Hola amor mío, hoy he terminado tarde, ya sabes, los domingos, sin tener que salir, dan para mucho si no paro, hoy ni ejercicio he hecho, he aprovechado bien la tarde, aunque nunca será recompensado el esfuerzo, ni tan solo un mínimo reconocimiento.

Mientras hacía nuestra cama, sabes lo que odiaba hacerlo incluso en tu compañía, sobre todo a ultima hora del día, a pesar de que aprovechaba para darte la tabarra, empujándote, poniendo mal las sabanas, tirando de ellas para que se te soltasen, intentando sacarte de tus casillas, pero no importa, hoy, hace unos minutos, mientras la hacía, sentía cierto orgullo y mucha pena, por el hecho de después de todo ser capaz de realizar muchas cosas que no hacía contigo, que jamás pensé que podría afrontar, que la necesidad me ha empujado a asumir, pero sobre todo sentía una profunda tristeza por no haberlo hecho antes, porque podríamos haber compartido tantas tareas, porque te habría gustado ver hasta donde podría haber llegado si lo hubiera intentado, nos habríamos maravillado los dos y habríamos disfrutado mucho más de nuestra casa, de nuestro tiempo compartido, de nuestro tiempo añadido juntos.

Quiero pensar que te sentirías orgullosa a la vez que esa ayuda te habría venido muy bien, y ahora también quiero pensar que si pudieses verme me habrías dicho dos cosas, “que cabrito eres, podrías haberlo hecho, pero nunca te lo propusiste”,” estoy orgullosa de ti, has conseguido hacerlo, no te has rendido y lo estás haciendo bien, aguanta y sigue así”.

Ojalá pudiésemos tener unos minutos para hablar tantas cosas que quedaron pendientes, para poder despedirme de ti con calma, sin prisa, sin llantos, sin dolor, solo decirte tranquilamente todo lo que te quiero y lo hermosa que has sido durante toda tu vida.

En fin, no te lo podré decir jamás, pero cierto es que jamás dejaré de pensarlo y escribirlo.

 

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.