Sábado 30 de enero de 2021

Hola preciosa, te sigo echando tanto de menos…

Los días continúan pasando, sin que se produzcan cambios importantes o al menos que yo los aprecie.

La apatía ha tomado el relevo al dolor, todo pasa ante mi sin que represente valor alguno, solo aquello relacionado contigo me alcanza de pleno, lo demás que ocurre a mi alrededor carece de valor o estímulo. Aun así, cada día me sigo esforzando en llevar una vida “normal”, a pesar de lo difícil de definir que es semejante término. Sigo trabajando como si me importase algo lo que hago, sigo relacionándome con las personas que me rodean, aquí es donde mas consciencia debo poner, porque francamente poco interés despiertan en mí, pero sigo, avanzo a lo largo de cada día como un transeúnte más, como alguien que anda persiguiendo un destino claramente definido, aunque no sea cierto, pero lo hago, atiendo cada contacto, cada acercamiento, cada relación, como si tu estuvieses viva, aunque es tan incierto como esto último, pero no importa, continúo y la vida sigue, y yo pues sigo con ella, como si fuésemos juntos, como si nos acompañásemos, como si deseásemos compartir ese camino.

No puedo decir que no haya cosas que no me gusten, porque sigo haciendo cosas que me gustaban cuando tú estabas y siguen teniendo valor, supongo que seguirán siendo agradables porque lo eran contigo, o quizás es que simplemente me gustan y ya está. Da igual, carece de importancia el motivo, a veces me compro algún helado, sigo haciendo ejercicio, conduzco la moto cada día para ir a trabajar, aunque me gustaría tanto sentirte tras de mí, notar tus brazos apretando mi cintura, tus pechos oprimiendo mi espalda, verte por el espejo retrovisor, pero me gusta conducirla, aunque no lo disfruto ni siento el placer que sentí alguna vez.

Pero da igual, sigo adelante, intento aprender nuevas recetas, me esfuerzo por ser mejor padre (es lo que peor hago con diferencia), intento mantener la casa habitable, atender todas nuestras necesidades y sigo cada día, sigo cada nuevo día en el paraíso.

Así relatado parece fácil, es lo que yo llamo un Nadal, ver la ejecución de algo por alguien experto, da la sensación de que es algo sencillo, que podríamos hacerlo cualquiera, pero una vez puestos… tampoco importa que parezca fácil o difícil, sigo y punto.

Estoy cansado, me cuesta usar mi tiempo de forma eficiente, cada vez me quedo más veces, más tiempo paralizado, malgastándolo, viendo la tele o en asuntos innecesarios, me disperso y me abandono, porque al final da lo mismo en que use el tiempo, me aporta lo mismo ver zapeando que hacer cualquier otra cosa, ya sea útil o no, el tiempo pesa demasiado y no se que hacer con él.

Pero tampoco puedo engañarme, a veces me sorprendo sonriendo ante alguna cosa, o incluso tarareando alguna canción que oigo en la radio, a veces subo el volumen a cuando suena alguna canción que me gusta, a veces deseo compañía, a veces me apetece llamar a alguien, a veces siento algún deseo, ya sea un café, un paseo, o simplemente un descanso, porque al fin y al cabo la vida sigue y mi cuerpo lo sabe, aunque mi corazón no lo entienda, pero así es la vida, que sigue aun si mi consentimiento. Así es la vida, capaz de florecer en el suelo más inhóspito del planeta, no importa las dificultades con que se encuentre o le interpongamos en su camino, así es la vida, siempre prevalece, hasta que se acaba, hasta que la das, te la roban o la pierdes. Sí, innegablemente así es la vida. Así es esta mierda de vida.

Creo que mañana iré a verte, no sé si me llevaré mi cuaderno y mi silla o solo iré a plantarme ante ti como un árbol, dejarme vencer unos minutos por el dolor y volver triste y derrumbado a casa. No sé si podré ser fuerte, pero lo intentaré.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor. Te quiero Mari Ángeles.

Martes 19 de enero de 2021

 

Hola vida mía, últimamente pienso mucho en ti y mantengo a diario conversaciones silenciosas en las que tú eres la otra parte, aunque actúes como mera oyente.

También sueño mas contigo, pero son sueños muy tristes, porque en todos sé que tu ya no estás, o son sueños en las que tu enfermedad está presente.

Hoy me he despertado llorando, continuando con el sueño. En el sueño, estábamos en la calle, sentados en una terraza con nuestros amigos y me enfadaba contigo, te levantabas e ibas a la barra a por algo y me di cuenta que no podía enfadarme contigo, que te quedaban pocos días y no podía desperdiciar ni un solo segundo en enfados, debía disfrutar cada momento que aun estuvieses viva, al darme cuenta me puse a llorar y así me desperté con el corazón encogido y la cara y almohada empapadas.

Han pasado 17 meses ya, mucho tiempo, una cantidad brutal de tiempo mirando hacia el futuro y un suspiro volviendo la cara hacia el pasado.

Tanto tiempo sin ti, tanto tiempo perdido, tanto tiempo que podría haber significado tanto…

Bueno, hoy no puedo seguir, solo estoy triste y no tengo nada que decirte, hoy solo es un día más en el paraíso. Un día más en soledad.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

Martes 5 de enero de 2021

Un año más en el paraíso

Hola amor mío, hoy en medio de este bullicio y esta vorágine que es la navidad, he querido estar un ratito contigo, ya sabes que solo cuando me animo a escribirte me siento realmente cerca de ti, solo en estos minutos consigo desatar emociones y liberarme un poco de tanta amargura, escribir, mientras miro de reojo tu fotografía en la otra pantalla, consigue lo que ya no consiguen las fotografías que adornan nuestra casa.

Solo esto y algunos amargos recuerdos consiguen darme algo de sensibilidad, lo suficiente como para romper un poco el hielo que últimamente me envuelve todo el tiempo.

No paro de pensar en lo que queda de mí, en lo que me convierte tu ausencia.

No estoy preparado para continuar solo, no estoy preparado para no verte cada noche al entrar en nuestra habitación vacía, no puedo estar preparado para este silencio que siempre envuelve nuestra casa, jamás estaré preparado para seguir un camino que se ha borrado de la faz de la tierra.

¿Qué es la vida sino un camino? El camino que recorremos cuando tenemos expectativas que cumplir, cuando fijamos objetivos que marcan nuestros actos, cuando vislumbramos un horizonte que deseamos alcanzar por encima de todo, el camino que transitamos con una buena compañía, llenando los paisajes vacíos, para que no perdamos el norte ni la cordura.

¿Pero que ocurre si ese camino se borra? ¿Qué ocurre con la vida cuando ya no hay expectativas que cumplir, cuando se acaban los objetivos y nuestras acciones pierden sentido, cuando todo se vuelve oscuro y no hay horizonte al que enfocar la mirada y dirigir nuestros pasos?, ¿Cómo seguir ese camino sin la compañía que nos ancla a la realidad, nos da fuerzas y nos empuja cuando nos paramos?

Supongo que cuando todo esto desaparece, el sendero también lo hace.

¿Qué hacer en una situación así?

¿Qué hacer cuando el camino desaparece y ya no apetece iniciar otro, seguir el de otra persona, crear uno nuevo, o dejar que algún camino se superponga al perdido y caminarlo como si fuese propio?, no hay respuesta, es más fácil sentarse a esperar algo que jamás ocurrirá, o dar vueltas sobre uno mismo sin avanzar un centímetro en ninguna dirección, ¿estático o en giro continuo? El resultado es el mismo: la amovilidad y la incapacidad de avanzar en dirección alguna.

Es cierto que te puedes vaciar, te secas como una flor atrapada entre las pesadas paginas de un libro, te aplanas, te desinflas, te adaptas a tu jaula y tu esencia se evapora, solo queda una estampa en dos dimensiones de lo que una vez fue tridimensional y una mancha en las páginas que la abrazan.

Estoy cansado, muy cansado, me pesa todo en exceso, a la vez que todo se vuelve liviano, ligero de peso y contenido, vacío de valor, superfluo, volátil y etéreo.

Se va perdiendo el sentir, las emociones, los deseos, las ganas de caminar, todo va desapareciendo sin apenas darme cuenta, siempre con la cabeza agachada, siempre con la mente ocupada. A veces cuando por fin levanto la vista veo que el paisaje ha cambiado que no reconozco nada de lo que veo, que no conozco a los que me rodean, pero también siento que no importa, todos los entornos son hostiles, todas las personas son enemigos, nadie me conoce, nadie comprende lo que me ocurre.

Supongo que este desgaste es normal, seguramente llegue un momento en que pare, e incluso puede que sea reversible, pero no lo sé, tampoco importa, ya conozco a mis nuevos compañeros, siempre caminan un paso por detrás, dándome sombra o un paso por delante apartando las multitudes, abriendo brecha entre las personas, evitando que se acerquen en exceso, son como apéndices, que se mueven en todas direcciones creando una burbuja a mi alrededor, una zona de exclusión, impenetrable e inviolable. Son eficientes, aíslan perfectamente, quizás sea la última barrera, el último muro que me separa de la locura, o quizás puede que ya lo haya atravesado y ellos sean mi particular locura. Siempre he pensado que ni todas las locuras tiene que ser negativas, ni todos los locos son detectables, no todos balbucean o gritan o dicen memeces, puede que algunos solo sean ermitaños en medio de la sociedad, pequeñas islas en un océano de obsesiones compartidas, en una corriente de pensamiento común.

De nuevo se me va la cabeza, yo solo quería estar contigo y ya ni me acordaba de ti, siempre acabo hablándote de mí, de mi torpeza social, de mi desánimo y mi cansancio.

Siento remordimientos y culpa, fui la persona mas afortunada y no fui consciente de ello, he dejado sin darte tantos abrazos, tantos besos, tantas caricias, he tirado un tesoro al fondo del mar y ahora que es inaccesible veo lo hermoso que era, lo importante que fue para mí, la parte esencial que formó de mi vida.

La consciencia es una carga muy pesada, pero hoy solo quiero pensar que nuestra vida juntos fue maravillosa, quizás algo aburrida y monótona, pero lo tuvimos todo, aunque yo nunca fuera consciente de ello.

Hoy solo quiero recordar tu sonrisa, tus ojos claros, tu precioso cabello, tu calidez, los abrazos interminables los fines de semana al despertarnos sin prisa, recordar el tacto de tu suave piel, de tu cuerpo pequeño y frágil, como de especial me hacía sentir tu cariño y tu paciencia.

Hoy solo quiero recordar que fuiste una mujer hermosa en todos los aspectos, la mas hermosa de todas, la mujer ideal, mi niña, mi princesa, mi amor.

Hoy, otro día más en el paraíso

Te quiero Mari Ángeles