Hola vida mía, empieza un nuevo y largo fin de semana.
Hay tantas cosas que hacer, tantas tareas que podríamos compartir, tantas vivencias que no debería afrontar en solitario…
Te echo de menos cada minuto de cada día, no con angustia como hace unos meses, pero si con un pesar y una profunda tristeza que empañan la vista y enturbian la luz, continuar sin ti es un duro camino, llevadero, sí, pero insípido e indolente, un consumo vacío de tiempo.
Pero la vida sigue, no para de decir todo el mundo, no para de gritar mi cerebro, sí, es cierto, pero sigue para los demás, para mí no continúa, sino que se desliza a mi lado, me adelanta y sobrepasa, como una autopista rápida y concurrida junto a una vía de servicio inhóspita, estéril y sin tráfico.
Sí, la vida sigue, pero no es la misma para todos, es un concepto genérico, que abarca tanto la felicidad como la más absoluta desesperación, para todos es vida, para unos fantástica y para otros aterradora, pero sí, es vida para todos, incluso para los que no la quieren, que como una joroba la portan, pero no la desean.
Sí, la vida sigue, aun en soledad, aun en compañía, porque la vida no entiende de compañías, de deseos o de necesidades, la vida es como la atmosfera, esta por encima de todos y de todo.
Sí, todos vivimos, como podemos, como nos dejan, a veces, por tiempo limitado, incluso como deseamos, pero nada permanece, nada es estable, nada es duradero, incluso la vida termina, incluso a veces sin haber acabado.
Pero hoy, hoy debería estar alegre, ¿por qué? no lo sé, quizás deba haber días alegres, espolvoreados sobre este pastel de tristeza, porque quizás tocaría, aunque fuese aleatoriamente, por casualidad, por pura estadística, aunque no, hoy no toca aún.
¿Podría provocarlo?, pues es posible, pero no lo veo como un objetivo real, alcanzar una alegría ficticia, rebuscada, creada artificialmente, ¿con que finalidad?, ¿esquivar otro día en el paraíso? ¿sentirme mejor?, sigo sin verlo, la felicidad debe ser fundamentada y con argumento.
Me contento con ser capaz de dedicarte unos minutos, usarlos para compartir contigo este sentir imposible de describir y crear este espacio exclusivo, tender este puente que nos une, no obstante, a través del dolor.
Aunque quizás esto sea alegre, quizás sentirte al otro lado de esta niebla, pueda ser motivo suficiente de alegría, vislumbrar tu sonrisa entre retazos de miles de recuerdos, quizás esto sea un acto heroico de alegría, difícilmente reconocido pero cierto.
Te quiero tanto que me sobrepasa, mi mente no es capaz de contener tanto amor sin poder entregarlo, sin poder entregártelo. Buscar alegría entre tanto tormento no es una tarea baladí, ni tan siquiera es una empresa probable.
Bueno, quien sabe, quizás mañana encuentre un trocito de alegría, ¿por qué no?, la vida es así unos días te da y otros te quita, o todos los días te quita y quizás algún día entregará algo a cambio, aunque solo sea llegar a la última página.
O puede que sí, mañana pondré la cerámica en la entrada, pondrá nombre a esta casa, nuestra casa, la que siempre será tu casa y ahora exhibirá tu nombre con alegría, con color, con un sentimiento imperecedero.
Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.




