Sábado 30 de mayo de 2020

Una ilusión, una realidad.

Hola amor mío, llevo demasiado tiempo atareado, alejado de ti, con demasiadas prioridades, todo acaba anteponiéndose a ti y a mí. Aunque quizás sea yo, que estoy intentando distanciar esos momentos de comunión dolorosa, de unión descarnante.

O quizás, solo me falta tiempo, como siempre!. Todo el «tiempo» me quejaba de no tener tiempo, de no poder gestionarlo, de estar esclavizado por mis obligaciones; bien sabes que conseguimos salir de ese bucle, un buen shock y una buena compañía para la recuperación obraron el milagro, pero… duró tan poco «tiempo».

Invariablemente el tiempo, la incógnita imposible de despejar en la ecuación de mi vida.

Inexorablemente acabo continuamente esclavizado por algo, ¿será una dependencia más? o ¿una debilidad mía?, puede que incluso una forma de vida, una cobarde manera de enfrentarme al mundo, de no tener que mirar a la cara al terror que me rodea. La ficción del tiempo inexistente.

Te echo tanto de menos… no puedo entender aún que una vida pueda dejar de existir sin más, tantos años forjando la persona, creando una personalidad, dotándola de talentos, de capacidades, diseñando una forma de vida y en unos segundos, en los que el aire ya no insufla unos agostados pulmones, se acaba todo, se desvanecen millones de momentos, una experiencia única, una vida irrepetible, una necesidad insustituible.

Te quiero amor mío, y el amor es dolor y placer a partes iguales, dos fuerzas opuestas pero equilibradas, hasta que llega La Muerte, que acaba con todo lo bueno y deja solo el dolor, sin moderación, sin barreras, sin disfraces, sin limites.

La vida es una ilusión, una ilusión que se desvanece sin más. Una esperanza de futuro, un futuro que puede ser inalcanzable o lo opuesto a lo esperado.

Pensé que hoy podría decirte cosas bonitas, compartir contigo mis avances, pero lo bueno que me ocurre es triste, porque no puedo compartirlo realmente contigo, no podemos vivirlo y disfrutarlo juntos, no puedes verlo, no puedes apreciarlo. Es un orgullo gris y sin brillo, conseguir logros impensables, sin que tu estés ahí para reírte conmigo, para sorprendernos juntos, para vivir una intensa satisfacción juntos, para felicitarnos mutuamente.

Peor incluso, saber que podía hacer cosas, que debía haberlas hecho contigo, que podían haber sido un plus de felicidad en nuestras vidas y, sin saber como, no ha sido una realidad cotidiana. Me embarga la pena, conseguirlo ahora que tú no estás, empujado por la necesidad y no por el deseo no es un logro, es una traición, pero no ahora, es una traición perpetrada en vida y conocida después. Siento tanto no haber sido la persona que podría haber sido. No haberme desarrollado a tu lado como tú lo hiciste al mío.

Ahora añoro lo perdido, pero también lo que pudo ser y no fue, por egoísmo, por comodidad o por falta de ambición o motivación.

Todos los días pienso que me hubiese gustado tanto una ultima palabra tuya, una ultima mirada de comprensión, de amor, el último beso. Lo habría dado todo….

Y a pesar de toda esta basura mental y el rio salobre que corre por mi rostro, me siento sereno, una serenidad recubierta de un nuevo significado, un significado que me hizo ver Nuria hace unos días, esa es mi realidad, porque este dolor y este vacío es una enfermedad y el organismo, infinitamente sabio, encuentra la cura y es capaz de reconstruir desde el borde hacia dentro, para reducir ese dolor y rellenar ese vacío, al margen de lo que piensa u ordene la mente, un mecanismo involuntario automático que no requiere intervención consciente, ocurre ¿sin intervención?.

Divagaciones, pensamientos «raros» que inundan mi mente cuando estoy «quieto», cuando intento descansar del agotamiento físico, cuando intento dormir de nuevo al despertar en la noche o desvelarme antes de que suene el despertador, pero esto no creo que sea mecanismo alguno, solo demencia, mi demencia.

¿Por qué surgen todos estos extraños razonamientos? ¿Cómo y qué los activa? ¿para que sirven? ¿son una necesidad física o mental? ¿Cuál es su finalidad o su utilidad? o, lo que mas me inquieta, ¿le ocurre a todo el que pierde lo más valioso de su vida?.

Muchas veces, en esas conversaciones conmigo, me planteo cuestiones muy duras (que no pueden ver la luz) y las respondo con un análisis exhaustivo y una argumentación sólida, por qué????.

Mientras escribo veo la locura de mis pensamientos y que raro e inquietante puede resultar todo esto para el que lea algo así, supongo que la mente cambia, se desquicia, muta a otro estado de consciencia distinto, un punto de vista mas intimista, seguramente una forma mas humana de verlo todo, desnudada y desprovista de todo lo carente de valor, centrada solo en la existencia, en las personas, los sentimientos, en lo que, quien no ha perdido a una persona importante, no es capaz de percibir ni valorar, estamos siempre tan preocupados, por nuestras «necesidades», nuestro aspecto, nuestro ego y nuestro pequeño universo, como un electrón solitario, girando en torno a su átomo, ajeno a su tamaño y lo diminuto de su importancia relativa.

Más locuras, hoy es un día más en el paraíso amor mío, un día más en una vida sin ti, un día mas en un tablero de ajedrez, para ese Rey que perdió a su reina y solo espera el jaque mate, consciente de ello, comprendiendo que es un destino inevitable.

Te quiero mi niña, mi princesa, mi amor.

lunes 11 de mayo de2020

Hola princesita, al acostarme, una vez mas en soledad, he pensado como te sentirías tú si yo hubiese sido el que te abandonaba, solo pensar que tú estuvieses sóla, en nuestra cama, me ha hecho ver las cosas de otra forma, al menos me consuela que te salves de este horror que es vivi r sin el otro.

Te quiero mi niña mi princesa, mi amor

Domingo 10 de mayo de 2020

9 meses más en el paraíso.

Hola, amor mío, hoy se cumplen 9 meses de tu partida, 9 meses, que mirando hacia atrás son un suspiro, pero, en cambio, fijando la vista hacia delante es un infierno infinito e interminable por sentir en carne propia.

Hoy no he podido dejar de recordar cómo fue esa maldita mañana, como exhalaste tu último aliento con la mirada desenfocada, aterrada y sufriendo, como te cogí de la mano mientras intentaba animarte a irte sin resistencia, acompañarte en tu ultimo camino, entregarte a la muerte en contra de nuestras voluntades, unos cuantos segundos solamente, una breve despedida sin consciencia, sin tiempo para sentir un ultimo beso, para pronunciar una ultima cariñosa y tierna despedida, unos segundos breves e interminables, el clímax del sufrimiento condensado en tan breve lapso de tiempo, un último instante que no puedes pensar, que no sabes actuar, solo llorar y acompañar. Unos segundos sumidos en la más absoluta soledad y oscuridad, el preludio de una vida sin ti.

¡¡¡Te echo tanto de menos!!!

El carrusel de la vida sigue en movimiento, pero yo me bajé aquella mañana, me bajé de él, me quedé en la penumbra, en la periferia a la que apenas alcanza la luz, ni la música que acompaña los giros, me convertí en un espectador insensibilizado e inerte, un observador ajeno al movimiento, continuo e imparable, que es la existencia.

Yo me quede allí, sentado a tu lado, sentado al lado de tu cuerpo inerte, tocando tu pierna aun tibia, hasta el momento que te apartaron para siempre de mi, en ese contacto vivo yo, aferrándome a algo que se escapa y enfría y nada puedo hacer para evitarlo.

9 meses, 9 meses sin el ser más maravilloso que he conocido, la persona mas alegre y cariñosa que pueda existir, sin la sonrisa mas alegre que se pueda ver, sin la risa que alegraba mi alma y era capaz de empujarme al abismo mas profundo con una sonrisa en los labios y alas en la espalda.

9 meses, de ausencia, de añoranza, de impotencia, de deseos incumplidos, de soledad, de tristeza, 9 meses sin ti amor mío, acompañado de tus fotografías y de intentos de honrar tu memoria, de fijar tu presencia, de mantenerte viva en mi mente, en mis espacios, en nuestra casa.

9 meses de proyectos confusos, inacabados, de ideas que no ven la luz, de actos sin sentido, de pensamientos febriles y ridículos, de razonamientos que rozan la locura, de creación y uso de máscaras y disfraces.

9 meses sin mi niña, mi princesa, mi amor.

Siempre hermosa, siempre alegre.
Te quiero y lo haré siempre.