Buenos días preciosa, hoy tenia previsto dedicar toda la mañana a realizar parte del trabajo administrativo que tengo pendiente.
He preparado ya la comida, me preparaba ya para abrir mis programas, pero creo que debo escribirte algo, bueno tampoco es eso, no es que lo crea es que lo siento como una necesidad, así que dejo a un alado mi agenda y empiezo a dedicar mi tiempo a tu recuerdo, tiempo que debería dedicarte a ti, si aun estuvieses a mi lado.
Los domingos por la mañana siempre eran momentos de ajetreo, un buen desayuno juntos, un desayuno que yo te preparaba mientras tú ponías alguna lavadora o ibas anticipando lo que vendría después, las mañanas del domingo eran mañanas de limpieza, de hacer lo que no habíamos hecho entre semana, de organización de las habitaciones, de limpieza de cochera y trastero, de impartir instrucciones a los niños para que colaborasen.
A veces íbamos incluso al gimnasio o salíamos a pasear, nada mas desayunar, otras veces directamente nos metíamos en faena hasta la hora de la comida.
La hora de preparar la comida los domingos, para mi, era algo maravilloso, ponernos juntos a preparar el arroz, yo el sofrito y tu manipulando la carne (yo no era capaz de tocar carne cruda ojalá yo hubiese sido como ahora, cuando tu estabas) pero mientras lo hacíamos nos acompañábamos de una cerveza sin alcohol o una copita de vino dulce, que tanto te gustaba, aderezado con unas patatas fritas, todo esto te lo servia e incluso te lo daba yo, pues tu tenias siempre las manos en el fregadero, yo te acercaba las patatas o la cerveza a tus labios y siempre te hacia alguna gracia, ya que no podías defenderte, pero no te molestabas, te la esperabas y formaba parte del cortejo.
Bonitos domingos, tú y yo, solos en la cocina, mientras tus hijos se entretenían en sus habitaciones, preparando la comida, disfrutando de nuestra compañía, con la tele o la radio de fondo, nuestra banda sonora dominical.
Luego sentarnos todos alrededor de la mesa, solo 15 o 20 minutos, pues tus hijos se levantaban rápido tras la comida y de vuelta a sus habitaciones (aun lo hacen), pero a nosotros nos venia bien, terminábamos de comer tranquilos, recogíamos un poco la cocina y rapidito al salón a compartir sofá, los dos sentados en el mismo, cada uno en una esquina y las piernas enlazadas y encima del otro, en continuo y profundo contacto.
Que maravilla sentir tu calor y tu contacto, que placer acariciar tus pequeños pies y tu los míos, que sensación de felicidad que el sueño nos invadiera poco a poco mientras intentábamos ver alguna serie o algún programa de la tele, que sensación mas agradable y placentera sumergirse en el sueño siempre de la mano de la persona amada.
Supongo que por que me falta todo esto son tan duros los domingos, el día que nos dedicábamos en exclusiva el uno al otro, el día en que las 24 horas eran absolutamente nuestras, uno de los pocos días que nos dejábamos arrastrar por la pereza y nos permitíamos «malgastar» nuestro tiempo.
Lo echo tanto de menos, te echo tanto en falta, es tan difícil llenar este día, cuando lo que hay que sustituir es tan sumamente valioso, tan hermoso y especial, cuando lo perdido era la esencia concentrada de la felicidad!!
Amor mío, que insípido es todo si ti, todos los días son grises, todas las conversaciones son fútiles, toda compañía es insuficiente, todo abrazo es algo tibio y desvaído.
Absolutamente todo es incomparable a tu existencia, todo es irrelevante frente a tu perdida, nada es capaz de fijar mi atención demasiado tiempo.
Un domingo más sin ti, un día mas en el paraíso te habría dicho, la frase que ponía sentimientos a los días de los que podríamos haber prescindido sin perder nada.
Eso es hoy para mí, un día mas en el paraíso, la víspera de miles de días iguales a éste,.
Perdóname de nuevo amor mio, siempre acabo hablando de mi, de lo que queda tras tu partida. mañana habrán pasado seis meses desde que te fuiste, pero antes de eso tuvimos 30 años de felicidad, con muchas peleas, con muchos días sin hablarnos, sin tocarnos, sin mirarnos siquiera, pero tras la tormenta siempre acababa saliendo el sol, el amor siempre encontraba la forma de imponerse, de abrirse camino y salir victorioso una y otra vez. Tras la pelea, llegaba el reencuentro, un momento maravilloso en el que se concentraba la recuperación del tiempo perdido, en el que se intensificaba todo, donde se reforzaba una vez mas nuestra relación.
30 años, en los que cada día nuestra unión era mayor que el día anterior, donde nuestra complicidad y conocimiento del otro aumentaba con cada minuto que pasábamos juntos.
30 años de amistad, de compañerismo, de comprensión, de acompañamiento, de pasión, alegría, felicidad, AMOR, 30 años que son muy pocos, pero aun así preciosos, cargados de un sentimiento sincero y profundo.
30 años, donde nunca hubo espacio, para el hastío, la decepción, el desencanto, la desconfianza o la falta de pasión.
30 años que esperaban casi duplicarse; ansiaba tanto conocer a esa abuelita cariñosa y arrugadita, de manos pequeñas y suaves y precioso pelo rubio, porque sé que lo mantendrías mucho tiempo, pues a tus 50 aun no había una sola cana en tu cabello y su vigor era mas que patente.
Había tantas expectativas!!, ver como tus hijos (siempre digo tus aun siéndolo también míos) crecen, maduran, escogen sus estudios, seleccionan sus parejas, se gradúan, se formalizan sus relaciones. Sufrir el momento de su independencia, pero disfrutando del momento que todo joven ansía, esperando a su vez sus visitas y sus llamadas. Conocer a sus esposas/marido, disfrutar de comidas familiares. Haber recibido las noticias de embarazos y presenciado la llegada a este mundo de nueva sangre familiar, verlos crecerá, ayudarles en tan difícil tarea, haber renegado de ellos pro engancharnos a los nenes para irse de fiesta. Teníamos tantas ganas de pasear a esos pequeños pilluelos, de contarles batallitas, de abrazarlos mientras se dormían en casa mientras les contábamos historias o cuentos.
Mientras pienso y escribo todo lo que te vas a perder, me siento muy triste y a la vez alegre, pues seguro que ocurrirá igualmente, aunque tu no estés, aunque tu no lo disfrutes ni lo sufras, porque yo lo haré por los dos y te recordaré mientras vaya sucediendo y te lo iré contando, aunque no me oigas, aunque no lo sientas, porque yo lo oiré y sentiré por ti, porque yo seré tú mientras mi cabeza me lo permita, porque tu eres yo y vives en mi, para siempre, porque poco importa tanto sufrimiento si tan solo es el precio por mantenerte a mi lado. Tu lo presenciarás todo a través de mis ojos y lo sentirás todo a través de mi cuerpo y juntos, una vez mas, disfrutaremos de todo lo bueno que venga.
Amor mío, está claro que todo se puede soportar, que todo se puede sobrellevar, que el ser humano es auto resistente, busca explicaciones y fórmulas para aguantar lo que venga, se miente o se justifica, pero al final consigue que la vida persista por encima de todo, llámalo responsabilidad, obligación, respeto o la vida es así, pero la vida se auto-preserva, incluso creando los medios necesarios para conseguirlo.
Tengo que dejarte, ya no estoy solo y no puedo continuar.
Te quiero tanto mi princesa, mi niña, mi amor.