No merece la pena vivir, si he perdido el amor de mi vida y se ha ido la pasion, el deseo, los objetivos, el placer, el sentir.
Yo entendia la vida, el acto de vivir, como la suma y posesión de todos estos ingredientes, carecer de ellos solamente es vagar, alimentandote y relacionandote de paso con otras personas, desempeñar tareas y asumir responsabilidades.
¿Para qué vivir sin todo esto? Es la pregunta que me corroe las entrañas y mina todas mis acciones. A cada instante la dichosa pregunta, sigo sin tener respuesta y dudo mucho que la encuentre.
Vivir asi es pasar de ser persona a ser un robot, te enciendes por las mañanas y a realizar las funciones asignadas hasta que te desconectas por la noche. Un dia tras otro, de forma interminable, hasta que te rompes y sales de la cadena de montaje.
Metafora muy apropiada con final eufemistico, pero absolutamente cierto.
Este dolor que no cesa y esta necesidad que no merma, no hacen sino recordarme, que todo terminó, quedan pocas decisiones ya, el control y el timón desaparecieron contigo amor mío, ¿que viene ahora?.
Ojalá pudiera conocer la respuesta!!!
Seguir sin ti, no parece una opcion a mi alcance, no tengo ideas útiles.
La carga aumenta día a día, a pesar de los momentos de «paz».
El abismo sigue aumentando y las ganas de combatir disminuyen.
Te quiero tanto, mi niña, mi princesa, mi amor!!!!
Hoy, amor mío, es otro domingo de mierda, imposible de soportar.
Hoy amor mio, es un domingo para renegar de la humanidad, que tan pronto pasa página ante la perdida de una persona tan valiosa y no causa ni de lejos el enorme cráter que creia que dejaria a su alrededor.
Buenas noches princesa, cualquier sábado como hoy, ahora mismo estaríamos viendo alguna peli en el salón, comiendo pipas o alguna chuche y disfrutando de unas horas agradables y tranquilas, hoy en cambio me encuentro solo en la cocina, viendo pr enésima vez una de mis pelis favoritas, sólo y añorándote.
Que bonito fue nuestro amor…
Hoy amor mio no escribiré gran cosa, hoy lloro solo en casa y te echo de menos, hoy solo te dedicaré mis pensamientos y mis lágrimas, hoy todo quedará entre tu y yo.
Buenas noches amor mío, tanto ayer como hoy, he vivido momentos gratificantes, llenos de ternura y cariño como solo los vivía estando tú cerca; durante algunos minutos la vida regresó a mí, como algo natural y deseable, efímero pero verdadero; han sido pequeños lapsos, que vistos ahora me asustan, por que me asusta aceptar vivir sin tí, por que me da miedo «ser o vivir como tu querrias que lo hiciese», como me decian hoy, por que eso significaría dejarte marchar de una forma que aún no estoy preparado para aceptar, ni aún como posibilidad remota. Hay vida tras tu partida, pero ¿debo aceptarlo?.
Tu solo querrías mi felicidad, si me hubiese ido yo seguramente te habría dicho que te recuperases, que fueses feliz, lo mas feliz posible, disfrutando del recuerdo, pero también del presente y aceptando un nuevo futuro. Te habría dicho que me gustaría que encontrases otro buen hombre, que te quisiera y te amase como lo hice yo, por que merecerías ser de nuevo feliz y sin embargo pensando que tu compartirías ese deseo, aunque no me lo hayas dicho, yo no puedo aceptarlo y aplicármelo, seria una derrota, una traición.
Cierto es que lo pienso ya inmerso en tu ausencia y tras muchos centenares de horas de diálogo interior, por que esto no creo que nadie lo piense en vida, con solo 50 años y sano. Son pensamientos nacidos de la locura, surgidos de la fiebre nocturna de tu ausencia.
Pero si hay algo que hago ahora es bucear más y más profundamente dentro de mi, analizar y desmenuzar mis sentimientos, intentar encontrar sentido a una dimensión desconocida, a un estado pavoroso de desolación y soledad, a una angustia hambrienta que me devora con gula. Pero no lo encuentro, las explicaciones para este estado no existen, al menos no como nos gustarían, que fuesen satisfactorias y que disminuyeran todos estos síntomas.
Son explicaciones nacidas de la necesidad de hallar una respuesta, falsas o no del todo ciertas, sin fundamento racional, explicaciones de andar por casa, consejos de quien te desea lo mejor, explicaciones que da quien no sabe que decir, la vida es así, es ley de vida, hay que aceptar lo que nos toca…
¿Debo aceptar lo que me ha tocado vivir?
¿es posible rechazarlo de alguna manera y tomar otro camino?
¿existe posibilidad de elección, hay otro camino?
¿Por que tropiezo una y otra vez en la misma piedra?
Es caminar en círculo y aun así no puedo desviarme, lo sé pero mis articulaciones están rígidas y no me permiten hacer el giro que me sacará del círculo.
De nuevo divago, el dolor afecta a la calidad de la actividad cerebral, afecta a su eficiencia, dispersa los recursos y permite que lo fantástico se mezcle con lo real.
¿Cuánto durará esta rigidez?
¿Seré yo quien se niega a flexionar las articulaciones o es real esta imposibilidad?
De nuevo más preguntas sin respuesta, ¿desvío mi atención planteando tan absurdas cuestiones o quizás me ayuden a aclararme tarde o temprano?.
En todo esto solo hay una verdad y una constante que se repite cada día, cada minuto, cada segundo:
Buenas noches amor mío, llega el peor momento del día, la hora más aciaga. Llego a nuestra habitación silenciosa y solitaria y tu brutal ausencia ocupa cada centímetro, cada rincon, cada prenda. Todo, todo delata tu ausencia, todo golpea mi ser, todo me recuerda haber pedido al amor de mi vida, el sentido de mi existencia, tu maravillosa compañía, tu cálida piel, tu dulce contacto, tu bella voz, faltas tú amor mio y duele tanto.
Escribo, tumbado en nuestra cama, mientras un río de lágrimas surcan mis mejillas, pero a pesar de ello me consuela, por que duele tanto como me acerca a ti y tú proximidad es lo único que deseo y necesito. Maldito dolor, sucedáneo de lo más maravilloso de la vida, maldita vida que me arrebata lo más maravilloso de la existncia, maldita condena que nos toca sufrir.
Te quiero Mari Ángeles, mi niña, mi princesa, mi amor.
Hola mami!!, mañana hará dos meses que nos dejaste, no sé por qué contar el tiempo, en periodos regulares, si cada día es igual de infernal, ya sea par o impar, lunes o jueves, 10 o 23.
Continúa siendo tan duro salir a la calle y enfrentarme a tu ausencia. Veo pasear o simplemente pasar a la gente, solos, en parejas o grupos, todos con andar decidido, charlando, gesticulando, riéndose, se ve que todos tienen un objetivo, que alguien les espera, que la compañía que disfrutan es el premio. Como no sentirme mal por lo que ellos tienen, o mejor explicado por lo que yo ya no tengo. Es como comprar un decimo para un sorteo que sabes que no se va a celebrar. Que ambición o esperanza tiene comprarlo si ya sabes que nunca podrá ser premiado, que objetivo tiene desperdiciar mis recursos en aras de algo que jamas ocurrirá.
Esto es lo que siento, ser victima de una gran estafa, ¿hacia donde camino? ¿Qué hago? ¿Dónde dirijo mi mirada?, no hay finalidad ya en mi vida.
Poco a poco la comprensión va abriendo brecha en mi oscuridad y cada vez veo mas claro, como es y será todo, ahora comprendo que tú eras el objetivo y finalidad de mi vida, por eso estoy tan mal, he perdido la orientación, el fin, la dirección vital. Ahora comprendo por que la gente joven puede seguir adelante ante semejante pérdida, ahora intuyo que la vida esta enfocada a encontrar esa pareja que da sentido a todo, que da fuerza para acometer proyectos y vencer adversidades, que te acompaña cuando el camino es llano y soleado y te apoya cuando es empinado y oscuro, ahora veo o de nuevo intuyo que ellos (los jóvenes) aún no la han encontrado, ni siquiera han empezado el camino, están mirando los distintos caminos que más adelante escogerán; en esta época de sus vidas, aún no han detenido la mira y apuntado a lo que será su gran aspiración vital.
Pero en mi caso, yo ya hice todas las elecciones posibles, definí perfectamente mi camino, lo construí con precisión matemática, lo blindé, erigí altos muros a su lado, para no desviarme de él, para que no hubiera intrusiones, era perfecto!!!. pero un terremoto lo interrumpió, abrió un precipicio delante, insalvable, irreparable, imposible continuar…
Ahora comprendo algo más este dolor, aunque no alivie ni ayude, es solo otro hilo de pensamiento, que en cambio sí ayuda a comprender la existencia misma, que me ayuda a entender todo cuanto me rodea; aunque parezca increíble, responde muchas preguntas y aclara muchas cuestiones, para bien o para mal.
De esta metáfora se puede desprender que si el camino se cierra delante, quizás, se pueda abrir hacia atrás o hacia los lados, pero no lo veo como una opción, aunque mi mente racional no pare de lanzar indirectas, modifique algunas veces mi lenguaje y mi pensamiento para engañarme, engatusarme y dirigirme hacia esas opciones. No lo permitiré, espero ser fuerte y que la memoria no me haga una mala jugada.
Te mantendré viva amor mío, como sea, a cualquier precio y esperaré el momento de reencontrarnos o simplemente el momento de dejar de sufrir tu ausencia, aunque es lo mismo, solo hay un escenario para el rencuentro.
Siempre te digo lo mismo amor mío, pero es que la situación es siempre la misma, no varía ni un milímetro un día de otro. No sé, ni entiendo como puede superar alguien esto, ni tan siquiera sé si hay alguien que lo supere, aunque hablar de superación en esta situación, no me parece el termino adecuado. Quizás el termino es adaptarse, o asumir la nueva situación. Continuamente veo en televisión casos de «superación», en los que cada uno se cuenta lo que quiere para tener un madero al que agarrarse y continuar, es fácil argumentar lo que querría la otra persona, lo que querrías tú, pero es un dato que jamás podré, ni podrá nadie contrastar. Seguramente si te preguntase tu respuesta sería que ojalá no te hubiese pasado. Pero en nuestro caso, tu último día dejaste claro lo que querías de todos y cada uno de nosotros, pero jamás podrías imaginarte lo que es una vida sin tí.
A mí me pedías que cuidase de los niños, que vendiese la casa, que nos mudásemos a una vivienda mas pequeña para tener menos trabajo, que fuese fuerte, pero me pediste imposibles. Ya con 20 años te escribía sobre la fuerza y la determinación de mi amor hacia ti, casi retaba a la muerte incluso a separarnos, ¿Cómo ser fuerte tras fortalecer durante 30 años más ese inmenso y desbordante amor hacia ti?, ese amor inconcebible para la mayoría, que me inundaba y me impulsaba a vivir cada día. ¿Como voy a ser fuerte sin ti?, tú has sido todo en vida para mí, ¿es posible renunciar absolutamente a todo de forma violenta e impuesta? lo dudo, eso no es renunciar es despojarte de tu vida simplemente y ahora ante una afrenta e injusticia de esta magnitud ¿como continuar?.
Aun así voy comprendiendo todo, voy desgranando el secreto de la vida, pero el conocerlo tan íntimamente no sirve de gran cosa cuando la vida ya no tiene interés ni valor, a pesar del valor de este conocimiento.
¿Quiero seguir adelante? es difícil responder a una pregunta tan directa, dependiendo del momento del día las respuestas puede ser opuestas y contradictorias.
La noche me subyuga y secuestra, impide a la razón aflorar y permite que lo mas hondo del ser salga a la superficie, toma el relevo a la luz y empieza el dolor desnudo, cruento y despiadado, la añoranza me golpea y saca el aire del pecho y el miedo al futuro impide que tome nuevo aire. Necesito encontrar culpables, explicaciones, aun sin buscarlo, pues se que es una causa perdida, pero la noche no atiende a razones, es absolutamtne visceral y desata las emociones, me siento culpable, por sobrevir a ti, por no haber hecho nada más, por haber tomado decisiones tardías o incorrectas, aun sin tener la posibilidad de saber que habría ocurrido si hubiese tomado otras decisiones.
ES TODO TAN INJUSTO!!!!
Maldita sea, ¿por que a tí? ¿por que a mi? ¿por que a nosotros?.
Ojalá hubiera una respuesta razonada, pero una respuesta que hubiésemos podido tener en vida, sobre la que hubiésemos podido influir de alguna manera, poder aplicar correcciones o plantear alternativas, renuncias, donaciones, entregas a cuenta… JODER algo.
Pedoname cariño mio, me estoy enfureciendo y agua pasada no muevo molino, todo esto solo es una cuenta que no para de crecer, que no se salda, que no se equilibra, que nunca se podrá compensar, es una cuenta que tan solo aumenta.
«Buenos días preciosa» me encantaba decirte cada mañana, cuando abríamos los ojos al despertar.
Buenos días preciosa, hoy domingo he puesto el despertador a las 8.00h, por que esta semana apenas he hablado contigo mas allá de mi despedida nocturna diaria y antes de que se levanten los niños, tengo que estar en intimidad contigo, llorar y lamentar sin que lo presencien, sentirte de nuevo, como solo consigo hacer cuando te escribo, aunque implique despellejar mi cuerpo y dejar en carne viva mi alma, pero estos minutos de comunión me acercan tanto a ti!!!, bien merece la pena asumir todo este dolor.
Este pasado miércoles 2 de octubre hubiésemos alcanzado los 27 años casados, pero tu enfermedad nos los negó. Te llevé flores a tu última morada, blancas como escogiste en tu despedida y rojas por que mi amor por ti es encarnado y precioso, para compartir con tus restos y tu omnipresencia unos minutos de soledad, añorarte en tu compañía, desear estar contigo y no tener que vagar por este despojo de vida que queda tras tu partida. Para rendir homenaje a nuestro tiempo juntos y por que de alguna manera esos restos sin vida y ese lugar te representan como algo físico y necesito estar cerca de ti.
Ya pasan dos meses desde tu angustioso final. Poco han cambiado las cosas para mí en estos 56 días. La vida sigue insípida, incolora, plana, inapetente y cruel. Mis obligaciones me mantienen activo, la inercia me arrastra al movimiento del día a día, nuestros seres queridos intentan que me recomponga, que recupere las ganas de vivir, pero es un intento fallido, un deseo inútil. No hay vida tras tu partida, no deseo la vida tras tu marcha, la vida es esencialmente compartir, convivir, aportar y recibir, amar y ser amado, marcar objetivos y perseguirlos, seguir un camino acompañado por ti. Tu enfermedad se ha llevado consigo todo esto, no me ha dejado nada, solo un vacío total, una ausencia brutal y una cantidad de dolor desmesurada e inasumible.
Es muy difícil levantarme cada día sólo, en nuestra desproporcionada cama, iniciar el día con una irradiación masiva de dolor y sentir continuamente como me cortan trocitos de mí; he de vestirme para bajar al infierno, prepararme para andar un camino que me aleja más y más de ti, ¿esto es mi vivir?, no puedo hacerlo, no creo que pueda conseguirlo jamás, ni tan siquiera creo que pueda o quiera intentarlo, penar cada día es a lo más que puedo aspirar.
Debe ser tan duro para todos ver o intuir que soy irrecuperable, que no puedo ni quiero seguir en este mundo, ni intentar que esto cambie o mejore, ¿por qué o como vivir sin ti, si la vida me la diste tú?, ¿Cómo continuar este libro que tu escribías ahora que tu tinta se secó para siempre?.
Tantas preguntas sin respuesta…
Sé que es difícil entender y mas aún asumirlo e incluso respertarlo, pero es una elección personal, libre, racional, fundamentada y argumentada.
Para la vida, igual que para fabricar cualquier producto, hace falta materia prima, cuanta mayor calidad mejor producto, es así de simple. ¿Qué me queda a mí entonces?, ¿Cómo nutro esta factoría que soy yo? mi mina se agotó el pasado 10 de agosto. Todos dicen «tienes a tus hijos, hazlo por ellos» y así lo hago, por que es cierto, ellos siguen siendo lo mas importante para mí igual que lo fueron para tí, no ha habido variación en ello, pero no deben confundir esto con vivir o con tener ganas de vivir.
Amo a nuestros hijos, más incluso de lo que amaba mi vida, siempre la entregaría a cambio de salvar las suyas, cualquier sacrificio es poco por ellos, los amo como solo unos padres sanos y cuerdos pueden hacerlo, vivo y convivio por y para ellos, pero aún siendo como lo era antes, placentero y deseable, es otra dimensión distinta, eso ya lo tenía cuando tu nos acompañabas, es una constante que siempre ha estado y que permanece aun en tu ausencia, pero tú amor mío, tú ya no estás y eso no se puede suplir, sustituir o compensar, ni con presente, ni con futuro, no importa lo que diga o haga la familia o los amigos, tu ausencia permanente e irreversible es la que dirige y acompaña todos y cada uno de mis actos, de mis pensamientos, cada segundo de mi existencia y es una carga tan pesada!!!
Treinta y tres años juntos.
Veo las fotografías de nuestra boda, la mayoría tuyas, yo soy casi un mero figurante, un accesorio, me maravillo de lo guapa que estabas, de tu juventud, de tu aire de inocencia, perfectamente captado en algunas imágenes. Que bonitas instantáneas, que fantástica paralización del tiempo, la perpetuación de instantes tan fundamentales y preciados.
Que radiante y bella en cada una de esas fotografías!!!, hacía tanto tiempo que no las veía! casi no las recordaba y son tan hermosas, es verlas y disfrutar de lo que tuvimos y aun así sumar un poquito más a ese inmenso vacío que hay tras tu nombre, tras tus recuerdos.
No sé como continuar, no sé como afrontar cada día que amanece. No sé si este dejarme llevar, este dejarme arrastrar por mis quehaceres, será mi nueva vida, es como si ahora tuviese dos trabajos: la empresa y mi nueva vida. Es difícil entender y más aún de explicar, cuando finaliza el trabajo y salimos de la empresa se supone que empieza la vida, vuelves a casa, o haces las compras, o sales con los amigos y familia, es decir sigue tu vida, la retomas tras el paréntesis de la jornada laboral, empieza el disfrute, el saborear el tiempo, o hacer lo que te apetece y no lo obligatorio, pero cuando yo termino el trabajo es como si empezase otro, para luego dormir y al día siguiente empezar el ciclo de nuevo. Es como no vivir en primera persona, no es vivir, no es un acto voluntario y espontáneo, es más como una obligación, simplemente eso, no es espontáneo, ni voluntario, ni obtienes la recompensa del placer, de la satisfacción, ni bienestar, simplemente hay que hacerlo y punto.
Tantos años casados, tantos años viviendo juntos!!! La suma de nuestras vidas era mucho mas que dos vidas, era una vida en común, inmensa, intensa, maravillosa, placentera, plena, saciante, rica y esperanzadora, llena de proyectos y objetivos, todo cabía en ella, para todo había un espacio, incluso para los enfados y el distanciamiento temporal, pero también lo había para la reconciliación, el reencuentro y el fortalecimiento de la relación.
Treinta y tres años juntos, marcados por el amor y la entrega.
Treinta y tres años que aspiraban a doblarse, a intensificarse, a crecer exponencialmente.
Treinta y tres años, tan breves, tan insuficientes…
Tras todas estas divagaciones, estas teorías sin fundamento, intento ver una solución, una salida a esta hecatombe. Escribirlo y recitármelo mentalmente quizás me aclara un poco, quizás arroja algo de luz a mi cerebro ennegrecido por la enfermedad y el dolor, o quizás solo sirva para dialogar contigo cariño mío, para mantener vivo este dolor que te hace atemporal y omnipresente, que te fija a mi lado, que te ancla a mi mermada existencia, que te obliga a permanecer conmigo.
Creo que tras estos dos meses, tras estas escasas cartas de lamento y añoranza, estos diálogos interiores, el horizonte se va despejando, se va perfilando, va tomando forma y definiéndose; pero lo que veo no es tan atractivo como lo era verte cada día, no es tan bonito como era despertar cada mañana a tu lado, no es tan deseable como lo era tu contacto, no es tan agradable como lo era alcanzar la felicidad a tu lado, pero tendrá que ser asumible a largo plazo.
Mi vida ya no me pertenece, ya no es mi camino, el que compartíamos tú y yo, converge con el de nuestros niños y es absorbido y diluido en los suyos.
Mari Ángeles, amor mío, que fácil era todo contigo, que sensación de control, de libertad, de sencillez. Es increíble la cantidad de cosas que hacías en la sombra, en la soledad de las mañanas, que conseguían ese ambiente familiar, que hacían que todo fluyese perfectamente, que todo estuviese siempre al día, que no nos faltase de nada, que permitía que nos dedicases tu tiempo y tu amor cuando volvíamos a casa, como ansío entrar a la cocina y verte de espaldas con la toalla en el pelo, preparando la comida, con tu música sonando o tus programas favoritos en la tele, esa es mi visión de la felicidad, volver a casa y verte.
Desearía tanto haber presenciado como era tu día a día en casa!!! daría cualquier cosa por haber presenciado tu vida cuando estabas sola en casa, ver que hacías, como te organizabas, averiguar que posibilitaba que todo funcionase y que lo compatibilizaras con nuestra presencia, como conseguías fusionar esa eficiencia en soledad con tu entrega a nosotros cuando estábamos juntos, me habría encantado verte deambulando por la casa acometiendo tus labores, haciendo llamadas, saliendo a las compras…
Que belleza incomprendida e invisible tiene lo cotidiano, que poco valor he dado a esta cara oculta de tu vida, a lo que no ví ni aprecié.
Que aflicción habérmelo perdido y que haya pasado desapercibido en vida, no haberte reconocido esa gran labor, esa extensión de la maternidad.
JODER Mari Angeles ¿por que a tï? ¿por que a mÍ? ¿por que a nosotros? ¿nos lo merecíamos? ¿tan ruines hemos sido para merecer semejante castigo?
Hoy princesa mía, te echo de menos como todos los días anteriores, sigo sin atisbar esperanza ni saber como continuar, pero a pesar de ello la vida sigue, ya sea en blanco y negro o technicolor, quiera o no quiera, así que continuaré con toda la normalidad que consiga aportar, pero llamar a esto vivir es un decir y un gran eufemismo.
Mami, quiero escribirte y no puedo, me levanto temprano y me acuesto tarde, trabajando, realizando mis nuevas tareas y atendiendo a los niños.
Necesito escribirte, contarte mis cosas, pero me falta tiempo para dedicarte. Vivo hoy mucho mas atareado y estresado que cuando me postró la enfermedad y aun así debo seguir. No me lamento por ello, solo lamento que todo esto no me permite estar contigo tanto como necesito. Siento que te abandono, que no te presto la atención que mereces, una nueva injusticia que debo soportar.
Perdóname, este fin de semana estaré contigo, me abandonaré a ti, el domingo será nuestro, no permitiré que nadie impida que lo compartamos.